Macroeconomía

La economía española se hunde un 21,5%, récord histórico

El INE certifica una caída del PIB cinco veces peor que en la crisis de 2009. Calviño augura un crecimiento del 10% en el tercer trimestre pese a los rebrotes

Imagen de un negocio en el que se lee un cartel de establecimiento cerrado, junto a un cartel de una inmobiliaria que anuncia la venta del local
Imagen de un negocio en el que se lee un cartel de establecimiento cerrado, junto a un cartel de una inmobiliaria que anuncia la venta del localJesus G. FeriaLa Razón

Ya es oficial. La economía española ha sufrido el mayor desplome de su historia reciente y ha entrado en recesión técnica en el segundo trimestre del año tras registrar un batacazo intertrimestral del 17,8% del PIB entre abril y junio y un 21,5% si se compara con el mismo trimestre de 2019. Es la mayor caída jamás registrada por el Instituto Nacional de Estadística (INE) en su serie histórica –que se remonta cuatro décadas atrás, hasta 1970–. El costalazo económico en variación interanual da auténtico miedo, ya que la caída alcanza el 21,5% –frente al crecimiento del 2,1% del mismo trimestre de 2019–, algo nunca visto antes, ni tan siquiera en la que hasta ahora había sido la crisis más profunda, la financiera de 2008 y 2009, cuyas pérdidas –vistas con el prisma actual– pueden quedar ahora en una anécdota.

En aquel momento, España entró por vez primera en recesión en el siglo XXI. Fue en el cuarto trimestre de 2008, y no se logró superar este trance hasta el segundo trimestre de 2009. Hubo un segundo capítulo recesivo en 2011, que fue incluso más intenso y duradero, ya que no se logró salir del atolladero hasta el cuarto trimestre de 2013. Pero ahora, la pérdida en apenas tres meses de ese 21,5% del PIB –lo que supone multiplicar casi por cinco la segunda mayor caída de la serie, que fue del 4,4% en el segundo trimestre de 2009– augura un futuro a corto plazo sombrío.

Se trata, además, de la mayor caída de toda Europa –si se exceptúa el retroceso interanual del 21,7% acumulado por Reino Unido–, y superamos al resto de países, incluidos los de nuestro entorno, como Francia, que acumula un descenso respecto a 2019 del 18,9%, o Portugal, que lo sitúa en el 17,7%.

Pero desde el Ministerio de Asuntos Económicos se sigue defendiendo la «V» asimétrica de la recuperación e insisten en que al final de año la caída quedará en torno al 11%, con una recuperación positiva en 2021 del 7%. Ignoran, de momento, las señales que apuntan los rebrotes, las nuevas restricciones, el retroceso industrial y la fallida campaña turística. La misma ministra de Economía, Nadia Calviño, pidió ayer en la sesión del control al Gobierno en el Congreso que «no se simplifiquen los diagnósticos» porque están sucediéndose «continuas revisiones» de las previsiones por parte de los distintos organismos –tanto nacionales como internacionales–, pero que estas «no difieren tanto entre sí», por lo que defendió la hoja de ruta del Ejecutivo, que «trabaja ya un plan las inversiones y reformas» que espera sea avalado por los esperados fondos europeos de reconstrucción. Calviño se atrevió incluso a avanzar que el crecimiento en el tercer trimestre estará en torno al 10%.

De momento, al Gobierno le vale con que el desplome hasta junio haya sido menor del previsto. En concreto siete décimas menos que el adelantado a finales de julio, cuando el INE estimó que el PIB caería un 18,5% en el segundo trimestre. También se ha rebajado en seis décimas el retroceso interanual, desde el 22,1% de la proyección hasta el 21,5% definitivo. Pero, a todas luces, sigue siendo un batacazo récord en la serie histórica, pese a que todas las previsiones y proyecciones apuntaban hacia este desastre económico por la hibernación sistémica decretada por el Gobierno –confinamiento y parálisis general de la actividad económica incluidas–.

En esta situación, la evolución del PIB entre abril y junio estuvo marcada por unos exiguos registros en todos los sectores. El consumo de los hogares se hundió un 20,4%; la inversión general un 21,5% y la inversión en vivienda y construcción, un 22,6%. También se desplomaron las exportaciones (33,4%) y las importaciones (29,5%). El único sector económico que se mantuvo en positivo fue la agricultura (+3,6%), mientras que la industria se hundió un 19,1%; los servicios, un 18,3%; y la construcción, un 21,9%.