Opinión
La digna vida de las polillas
La actividad de los insectos, clave para la agricultura, genera 400.000 millones de euros en el mundo
El mayor asesino de la Amazonia no es el jaguar. Tampoco el mosquito o la rana flecha, capaz de acabar con la vida de un centenar de personas con su veneno. La anaconda, la piraña o el caimán son simples aprendices a su lado. Es la minúscula hormiga guerrera. Voraz y disciplinada. Dispuesta a acabar con 30.000 víctimas al día. Esta especie, nómada, ciega y que no distingue si sus presas son grandes o pequeñas, avanza dejando a su paso un reguero de destrucción. Y de vida. De hecho, la subsistencia de 300 especies dependen de la temida marabunta.
La importancia de animales que creemos inservibles es abrumadora. Pensemos en las polillas. Para la mayoría son unos bichos molestos cuya actividad es un misterio. Sin embargo, el perezoso no podría vivir sin ellas. Y no porque sean su sustento, aunque sí parte fundamental de su dieta. Hasta 100 polillas habitan entre el pelaje de los perezosos, un animal tan holgazán como para rebuscar entre su propia piel alimento. ¿Polillas? No. La explicación es sencilla. Las larvas de esta mariposa se crían entre las barbas de su huésped. En ese cálido y húmedo hábitat aumentan los niveles de nitrógeno del perezoso, facilitando el crecimiento de algas en los pliegues de su piel. Y de ese vergel tira el animal cuando se harta de comer hojas, una dieta muy aburrida, por cierto. Sirva este ejemplo para dignificar la vida de las polillas y de todos los insectos.
Se estima que el 90% de las especies de la Tierra son insectos. Por tanto, es imposible que nuestra vida no dependa de ellos. De hecho, un supermercado alemán retiró durante un día todos los productos cuya elaboración estaba vinculada a los insectos y desaparecieron el 60%, la mayoría alimenticios.
Por cada ser humano hay 1.400 millones de insectos, 17 millones son moscas. Ellos son los verdaderos reyes del mundo. No sólo eliminan los residuos, sino que nos alimentan, bien como sustento de otras especies o por la polinización, crucial para la agricultura. Se estima que su actividad genera unos 400.000 millones de euros en el mundo. Sabemos que sin abejas no hay miel ni almendras, sandías o melones. Y que sin moscas la cantidad de podredumbre sería insufrible. El veneno del escorpión amarillo ayuda a avanzar a la neurocirugía y la investigación con cucarachas, a mejorar los antibióticos.
Por supuesto que puede usted aplastar a esa molesta mosca que le fastidia la siesta dominical. O imitar la solución que ideó mi sobrino Nico con la ayuda de su hermana y de mis hijos una cálida mañana. De una tacada, mientras un servidor desayunaba, atraparon 11 moscas en 11 vasos. Sin matar ni una. Un espectáculo.
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