Finanzas
Casi 1,2 millones de personas no tienen un punto de acceso a dinero en efectivo en su municipio
El Banco de España advierte de que aún el pago en metálico es importante para mayores de 60 años, con rentas bajas y escasos conocimientos digitales
La pandemia del coronavirus ha acelerado la digitalización del sistema financiero y, con ella, las formas de pago digitales. Prácticamente, se puede ya adquirir desde una barra de pan hasta un billete de tren por los diferentes medios digitales sin utilizar efectivo. No obstante, el Banco de España, en su último boletín económico, titulado “Infraestructura del efectivo y vulnerabilidad en el acceso al efectivo en España”, advierte de el uso de dinero en efectivo sigue siendo importante para muchos ciudadanos, “en particular para aquellos que tienen dificultades en el acceso a determinados servicios financieros convencionales o escasos conocimientos digitales”. El retrato robot que realiza de estos ciudadanos es mayor de 60 años, con renta baja y escasos conocimientos digitales. De ahí que considere “fundamental asegurar que los ciudadanos que deseen usar este medio de pago tengan acceso a él”. Los resultados de su análisis concluyen que la vulnerabilidad en el acceso tradicional al efectivo en España es relativamente baja en gran parte del territorio, pero aproximadamente 1,3 millones personas se encuentran en una situación que puede considerarse vulnerable y 1,2 millones de ciudadanos no tienen ningún punto de acceso a dinero en metálico en su municipio. “Es previsible que la reducción del número de oficinas y de cajeros automáticos continúe en los próximos años, ante el incremento de la digitalización y la búsqueda de una mayor eficiencia por parte de las entidades de crédito”. En este sentido, defiende que el impulso de soluciones alternativas a los canales tradicionales puede ser un importante complemento que permita garantizar el acceso al efectivo al conjunto de la población.
Según el estudio, “el grado de acceso físico a servicios financieros básicos, así como a medios de pago como el efectivo, determina, en parte, el nivel de inclusión financiera de la población”. En España, la reducción del número de puntos de acceso al efectivo desde 2008 ha sido muy notable. El número de oficinas bancarias ha disminuido cerca del 50%, mientras que el total de cajeros automáticos se ha recortado un 20%. En este contexto, la reducción de la capacidad instalada ha sido desigual entre provincias, con un efecto asimétrico sobre la cobertura de la infraestructura tradicional de efectivo y, por lo tanto, sobre el acceso a este medio de pago.
Los individuos de mayor edad, menor renta y menor nivel educativo usan el efectivo como medio de pago con mayor frecuencia que el resto de la población. Con el fin de identificar aquellas regiones más vulnerables a los obstáculos al acceso al efectivo se construye el índice de vulnerabilidad en el acceso al efectivo (IVAE). Los resultados señalan que la distancia al punto de acceso más próximo es el factor más relevante para determinar el grado de vulnerabilidad, seguido de la proporción de personas mayores de 60 años.
Según el grado de vulnerabilidad, la mayor parte de la población española vive en localidades con un nivel bajo o muy bajo de vulnerabilidad. No obstante, aproximadamente un 3% de los ciudadanos se encuentran en una situación de vulnerabilidad media o alta en términos de acceso al efectivo. Alrededor de 340.000 personas viven en municipios con una vulnerabilidad alta (un 0,7% de la población española). Estos municipios se caracterizan por no contar con puntos tradicionales de acceso al efectivo, la distancia media al más próximo es de 9,4 kilómetros, la población mayor de 60 años supera el 40% del total y la renta disponible está por debajo de la media nacional. En líneas generales, son municipios pequeños, con una población media de 400 habitantes. Las provincias de León, Salamanca y Zamora concentran la mayor parte de la población en municipios considerados de muy alta vulnerabilidad en el acceso al efectivo.
Cerca de un millón de ciudadanos viven en municipios con una vulnerabilidad media en el acceso al efectivo. En promedio, tienen 0,6 puntos de acceso por cada 1.000 habitantes, la distancia media a ellos es de 3 kilómetros, el porcentaje de población mayor de 60 años supera el 35% del total y la renta disponible está por debajo de la media nacional. El tamaño medio de estos municipios es, aproximadamente, de 1.700 habitantes. Las provincias gallegas de Lugo, La Coruña y Orense concentran cerca del 24% de la población de los municipios considerados de vulnerabilidad media.
Para la realización de este estudio se han tenido en cuenta los puntos de acceso al efectivo, tanto tradicionales (cajeros automáticos o sucursales con ventanilla) como alternativos (agentes financieros, oficinas bancarias móviles, oficinas de correos...) existentes en España al cierre de 2020. En este escenario, a final de 2020, el número de oficinas bancarias y de cajeros automáticos de todo tipo en España se situaba en 22.299 y en 49.481, respectivamente.
Esto supone 1,5 puntos de acceso al efectivo por cada 1.000 habitantes del territorio español. La infraestructura bancaria se compone, mayoritariamente, de sucursales y de cajeros automáticos situados en las sucursales; y, en menor medida, de cajeros automáticos desplazados (representan un 8,5% del total). Su cobertura se extiende en áreas tanto urbanas como rurales, situándose el 78% de las oficinas y de los cajeros en localidades con más de 10.000 habitantes.
Los cajeros pertenecientes a operadores independientes se concentran fundamentalmente en grandes núcleos urbanos de la vertiente mediterránea, y en el sur y el centro peninsular. Estos cajeros se instalan principalmente en zonas de elevado tránsito, como estaciones de tren, aeropuertos o centros comerciales, mientras que en las zonas rurales son menos frecuentes. En España existen cerca de 6.000 cajeros de operadores independientes (el 12,1% del total), de los cuales el 1%, aproximadamente, está instalado en municipios de menos de 10.000 habitantes.
A nivel provincial, Cuenca es la que dispone de un mayor número de puntos tradicionales de acceso al efectivo por cada 1.000 habitantes (2,4), aunque se encuentran concentrados en un número relativamente bajo de municipios dentro de la provincia. En el lado opuesto se encuentra Cádiz, con 1,1 puntos de acceso por cada 1.000 habitantes, distribuidos geográficamente de forma relativamente más homogénea. En la mitad norte de la península, exceptuando la cornisa cantábrica y Galicia, se aprecia una distribución geográfica más desigual de los puntos de acceso al efectivo entre los municipios de cada provincia, frente a la mitad sur, donde la distribución es más igualitaria.
El mayor grado de concentración se localiza en las provincias de la comunidad autónoma de Castilla y León. Por tamaño del municipio, el número de puntos tradicionales de acceso al efectivo por cada 1.000 habitantes se sitúa por encima del promedio nacional en los municipios de entre 1.000 y 5.000 habitantes. Por el contrario, los municipios de más de 5.000 habitantes tienen una capacidad instalada inferior al promedio nacional.
Según el estudio, gran parte de los puntos de acceso al efectivo se sitúan en zonas densamente pobladas, mientras que en las zonas rurales existe una mayor dispersión de oficinas y de cajeros automáticos. Como botón de muestra, casi 1,2 millones ciudadanos no contaban a finales de 2020 con un punto tradicional de acceso al efectivo en su municipio.
No obstante, más del 98% de la población tiene un punto tradicional de acceso al efectivo en un radio de 5 kilómetros, aunque no esté localizado en su municipio. Sin embargo, existe una gran heterogeneidad entre regiones. Así, mientras que en seis provincias españolas (entre las que se encuentran, Vizcaya, Tenerife o Cádiz) y en las ciudades autónomas de Ceuta y de Melilla el 100% de los habitantes disponen de una oficina bancaria o de un cajero en un radio de 5 kilómetros, en otras 36 provincias este porcentaje se sitúa entre el 90% y el 99%, y en ocho es inferior al 90%.
Castilla y León es la comunidad autónoma con una cobertura menos amplia, con Zamora y Ávila como las provincias que presentan menores ratios de población con un punto tradicional de acceso al efectivo en un radio de 5 kilómetros (el 81% y el 85%, respectivamente). Esta significativa diferencia con respecto a otras provincias españolas se explica por su menor densidad de población, así como por otros factores, como la orografía del territorio. El acceso a un punto tradicional de efectivo se incrementa hasta casi el 100% de la población a nivel nacional si toma como referencia un radio de 10 kilómetros.
El estudio alerta del impacto de un hipotético cierre de puntos tradicionales de acceso al dinero en metálico, como en el caso de la provincia de Cáceres, donde hay un importante número de municipios que sirve como punto de acceso más próximo a municipios aledaños.
Medios alternativos
La reducción de las oficinas y de los cajeros automáticos se está viendo parcialmente compensada por un incremento de canales alternativos. En algunas zonas rurales existen desde hace años soluciones como las oficinas móviles o agentes financieros que se desplazan a diferentes municipios para facilitar el acceso a los servicios bancarios. Además de estas soluciones, algunas entidades financieras están impulsando el uso de la red de oficinas de Correos como medio alternativo para disponer de efectivo. En países como Irlanda, Reino Unido o Australia, el uso de las oficinas postales con este fin está muy extendido en zonas rurales. En España, el uso de esta infraestructura para retirar o depositar efectivo es todavía poco habitual.
Si se tienen en cuenta los establecimientos de Correos, las oficinas bancarias y los cajeros automáticos, el 99% de los españoles tendrían un potencial punto de acceso al efectivo en un radio de 5 kilómetros. El cashback y el cash-in-shop, retirada o depósito de efectivo en un establecimiento comercial, son otras fuentes alternativas de disponibilidad de efectivo con más relevancia en grandes núcleos urbanos, según el estudio. “La red de estancos y los establecimientos de loterías y apuestas del Estado también están sirviendo como puntos de acceso, impulsados por nuevas modalidades de banca digital”.
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