Opinión

Calviño es un cero a la izquierda

Nada ha pintado doña Nadia en la pelea de principios de esta semana que se ha decantado con nuevas medidas intervencionistas

¿Manda algo en lo verdaderamente importante la teórica vicepresidenta primera del Gobierno? Nadia Calviño vino aquí, a formar parte del Gobierno de Pedro Sánchez, como un paso intermedio para volver a Bruselas de comisaria europea, su verdadero objetivo. Sin embargo, se cruzó en su camino Borrell y el hecho de que Sánchez quería que uno de los cinco puestos importantes, en este caso el de responsable de la política exterior de la UE, que se decidían en la Cumbre Europea, fuese para un español.

Y ahí no cuadraba doña Nadia y sí míster Borrell. Primer y gran contratiempo. Con posterioridad, sus intentos de salir de Madrid con destino a un puesto de relumbrón internacional se han quedado en nada. Y aquí sigue cumpliendo su «condena», que ya va por tres años y cuatro meses, camino de convertirse en nada, como le sucedió a uno de sus mentores políticos, Pedro Solbes, con Rodríguez Zapatero.

Porque nada ha pintado doña Nadia en la pelea de principios de esta semana que se ha decantado con nuevas medidas intervencionistas, en este caso en el mercado de la vivienda y el alquiler. ¿Dónde estaba doña Nadia cuando se tomaron esas decisiones? ¿Cómo va a explicar estas medidas intervencionistas en grado extremo en Bruselas y en las otras capitales europeas? Eso suponiendo que todavía tenga algo de credibilidad allí. Luego está lo de los bonos.

Si el martes conocimos lo del «bono joven» de 250 euros mensuales para favorecer el alquiler de los jóvenes, ayer Pedro Sánchez se despachó con otro anuncio, en este caso de un «bono joven cultural» de 400 euros.

Ambos me recuerdan al famoso «cheque bebé» de Rodríguez Zapatero, del que Solbes se enteró cuando ya estaba anunciado. ¿Habrá pasado lo mismo con Calviño y estos dos bonos de Sánchez? Y, finalmente ¿de dónde va a salir el dinero para tanto bono? He ahí la cuestión.