Opinión
Tormenta perfecta (II): ¿Y Planas?
¿Dónde se encuentra el ministro de Agricultura, Pesca y Alimentación, cuando el sector agrario español atraviesa por lo que bien podría denominarse tormenta perfecta? ¿Se ha enterado Luis Planas de lo que está pasando? En caso de que se haya enterado, estaríamos ante un hecho muy grave porque la verdad es que lo disimula muy bien y «pasa de todo». Y, si no se han enterado, tanto él como su equipo, también nos encontraríamos ante un hecho muy grave, porque eso demostraría que viven en sus cápsulas de cristal y ajenos por completo a la realidad. En cualquiera de los dos supuestos, los hechos son tozudos y están ahí: desde el Ministerio no se ha convocado todavía ni una sola reunión con los representantes del sector para analizar la situación y adoptar las medidas que sean necesarias y también posibles. Y lo que está pasando es muy simple: costes de producción disparados, escasez de productos de uso habitual para ejercer la actividad agraria y precios de los productos agrarios, altos en algunas casos, pero bajos para la mayoría de agricultores y ganaderos, lo que está provocando fuertes pérdidas en la mayoría de las explotaciones.
El malestar en todo el sector comienza a ser palpable. Un ejemplo claro es lo que sucede en el sector del vacuno de leche, en el que la crisis viene ya de mucho más lejos, y que se resume de la manera siguiente: escalada de los precios de los productos que se utilizan en la alimentación animal e imposibilidad de trasladar esos incrementos al precio que perciben por la leche. Los ganaderos llevan ya varios meses de protestas casi generalizadas, la semana pasada continuaron y las organizaciones agrarias han convocado nuevas movilizaciones. Esta puede ser la chispa que encienda la mecha y volvamos a ver, con carácter general, a los agricultores y ganaderos con sus tractores por carreteras, caminos y calles de pueblos y ciudades, como ya sucedió a principios del año pasado, cuando se vivió la oleada de protestas más importantes de lo que va de siglo. Y, mientras tanto, ¿qué hace Planas? Pues sigue con sus actos: marche otra de «coros y danzas».
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