Banca

Mayores e inclusión digital

La situación ni es nueva ni se trata, predominante o exclusivamente un «problema bancario». La vida económica y social se está digitalizando en todos los ámbitos

Francisco Uría

Las dificultades de las personas mayores para acceder a los servicios bancarios en modo digital están siendo objeto de debate en estos días. El problema es que, como consecuencia del proceso de digitalización de los servicios financieros, las personas mayores, en ocasiones poco familiarizadas con el uso de las nuevas tecnologías, tienen dificultades para acceder a productos o servicios bancarios.

La cuestión no me resulta ajena puesto que, como muchos españoles, tengo familiares cercanos que sufren esta situación, así que comienzo mostrando toda mi simpatía y comprensión. El único matiz que introduciría en la discusión planteada es que la situación ni es nueva ni se trata, predominante o exclusivamente un «problema bancario». La vida económica y social se está digitalizando en todos los ámbitos. Baste pensar, por poner algunos ejemplos, en la tarjeta sanitaria, las tarjetas de embarque o los billetes de tren, la forma en que compramos, los nuevos medios de transporte urbano, la relación con las compañías de suministro, la compra de entradas para todo tipo de espectáculos e incluso el cumplimiento de obligaciones fiscales y administrativas.

La pandemia ha acelerado aún más este proceso. Sin duda, los bancos deben contribuir a resolver el problema. De hecho, lo están haciendo ya. Todos ellos tienen programas y acciones en este ámbito y han adquirido compromisos a nivel sectorial. Los mayores son clientes, buenos clientes a menudo, y las entidades están lógicamente interesadas en hacerles accesibles sus productos y servicios. Por ello, aunque se han cerrado muchas oficinas, las redes bancarias españolas siguen siendo de las más capilares de Europa. Pero la situación descrita es más general de lo que se desprende del debate planteado, y, como tal, también la respuesta debería implicar una actuación coordinada pública y privada en la que las entidades bancarias tendrán segura participación. Incluso los fondos europeos podrían ayudar. En Portugal acaba de iniciarse un plan nacional en este ámbito. Aunque serán parte de la solución, no es un problema que los bancos puedan resolver solos.

Francisco Uría, socio responsable global de Banca y Mercados de Capital de KPMG