Precios
La inflación convierte la alimentación en un privilegio
El 95% de la cesta de la compra ha subido más de un 15% y el coste extra para una familia se acerca a los 1.000 euros
La inflación está sangrando los bolsillos de los españoles y para ello está utilizando el gasto que hace a los hogares más vulnerables: la alimentación. Los consumidores notan los efectos de las presiones inflacionarias cada vez que ponen un pie en la calle. Todo está por las nubes. Los carburantes, la electricidad, el gas, la vivienda, el ocio, pero sobre todo, la cesta de la compra. En el mes de julio, la inflación anual en España se situó en el 10,8%, según señala el indicador adelantado del Instituto Nacional de Estadística (INE). Este nuevo avance del Índice de Precios de Consumo (IPC) implica que los precios se elevaron en julio hasta niveles no alcanzados desde septiembre de 1984. Este nuevo «tirón» en la inflación española se debe principalmente a la subida del precio de los alimentos y bebidas no alcohólicas. Y es que, aunque solo con entrar en supermercado se puede comprobar esta tendencia, cada vez son más los estudios que alertan de un encarecimiento nunca antes visto del precio de los alimentos. El último en en hacerlo ha sido el Banco de España, que pone el foco en el alza sin precedentes del precio de las materias primas alimenticias.
Los alimentos se encarecen más en España que en el resto de la zona euro
El artículo «El aumento de los precios de las materias primas alimenticias y su traslación a los precios de consumo en el área del euro» publicado por la Dirección General de Economía y Estadística de Banco de España expone que el precio de los alimentos supone el 17% del alza inflacionista en el conjunto de la zona euro, contribuyendo en 0,9 puntos al avance del índice armonizado de precios de consumo (IAPC) –que mide la inflación de los precios de consumo en la zona del euro asegurando la comparabilidad de los datos entre países–. Mientras, en España, el peso del encarecimiento de los alimentos aumenta hasta el 22%, contribuyendo en 2,9 puntos a la inflación del país. Es decir, en España los incrementos son mayores que en la zona euro.
Según el informe, en España, el precio del aceite se incrementó en junio un 37% interanual y los cereales, el café, los lácteos y huevos, y la carne lo hicieron en torno a un 16%, 11%, 16% y 10%, respectivamente. Mientras, en la zona euro las subidas fueron más moderadas. En los países que tienen como moneda común el euro, el aceite se encareció un 29% interanual, y los cereales y el café un 11%, mientras que lácteos y huevos, y carne lo hicieron en torno a un 12%.
Si se comparan los incrementos desde enero de 2021, cuando empezó la escalada de precios de las materias primas alimenticias, la brecha entre el encarecimiento de la zona euro y el de España se agranda. En España, los precios han aumentado de forma más notable desde principios de 2021: un 56% el aceite, un 17% los cereales, un 16% los lácteos y huevos, y un 10% la carne. Mientras en el área del euro, el aceite es ahora un 34% más caro que en enero de 2021, y los cereales y los lácteos y huevos son un 12% y 13% más costosos, respectivamente.
La evolución futura de los precios de los alimentos está sujeta a una «elevada incertidumbre», advierte el informe, y la continuación del conflicto en Ucrania «seguirá ejerciendo presiones alcistas». Según señala el Banco de España, por una parte, estos países son importantes productores de materias primas alimenticias, como los cereales, y sus capacidades de producción y de exportación se encuentran significativamente limitadas. Por otra parte, el conflicto está afectando a los precios de la energía y de los fertilizantes, que son dos suministros cruciales en los procesos de producción de las actividades agrícolas.
Asimismo, apunta a que la escalada de los precios y las disrupciones en la oferta proveniente de Rusia y de Ucrania, junto con algunos desarrollos climáticos adversos, están llevando a algunos países a prohibir o a imponer restricciones a las exportaciones de algunas materias primas alimenticias, lo que supone un tensionamiento adicional de las cadenas globales de suministro de los alimentos, con el potencial de generar aumentos adicionales muy persistentes de los precios internacionales.
El incremento de los costes de producción provocará escasez parcial en otoño
En España el sector agrario ya ha alertado de un posible desabastecimiento de algunos productos, como la leche y el pollo, de cara al otoño, y de un mayor encarecimiento por la subida generalizada de costes de producción, que van desde los cereales, a los fertilizantes, la luz y el transporte, entre otros. Miguel Padilla, secretario general de COAG, señala en declaraciones a LA RAZÓN que «la voluntad de los productores es seguir produciendo», pero el sector está preocupado. «Por un lado, está el incremento de los costes de producción. Por otro lado están las adversidades climatológicas. Tenemos una sequía importante en gran parte del territorio nacional que ha afectado a todos los cereales, por eso ha habido una disminución de la cosecha, pero también está afectando al olivar, al viñedo y a otras muchas producciones. Y en tercer lugar, si el mercado no paga los costes muchas explotaciones se van a reconvertir, van a cerrar o van a disminuir la producción. Además, en el caso de los cereales, que se usan tanto para la alimentación animal como humana, hay que tener en cuenta que seguimos teniendo una gran dependencia de Ucrania», explica. En este difícil contexto, Padilla pide «priorizar la producción por encima de todo». De no hacerlo, «no cabe duda que habrá problemas de abastecimiento».
Según explica Daniel Lacalle, economista jefe de Tressis y analista, a LA RAZÓN, en España «no hay un problema grave de suministro de materias primas, sino que hay un problema de gestión. El Gobierno ha sido incapaz de mantener a raya la inflación, como han hecho otros países, y por ello la subida de precios está provocando problemas en la cadena de suministro, pero no solo por la incidencia de la guerra o los cuellos de botella, sino por una mala gestión». «En vez de bajar impuestos, deflactándolos a la inflación, el Gobierno sigue acumulando ingresos récord mientras familias y empresas sufren una doble subida de impuestos, la inflación y las subidas que van a venir», subraya.
4% de los hogares españoles no puede permitirse hacer la compra
La Organización de Consumidores y Usuarios (OCU) ya ha vaticinado cuánto más acabarán pagando los españoles por hacer la compra en el conjunto de 2022: 830 euros. Según sus cálculos, en base a datos de mayo de 2022 y 2021, la cesta de la compra ha subido de media en el último año un 15,2%, lo que supondrá un sobrecoste de más de 830 euros en el gasto anual de alimentación de una familia tipo. Pero teniendo en cuenta que los precios han seguido subiendo en los meses de junio y julio, es muy probable que el sobrecoste sea aún mayor.
El 94,5% de los productos del carrito ha aumentado de precio con respecto al año pasado y no hay visos de que la situación vaya a mejorar a corto plazo. Los productos que más suben según la OCU son el aceite de girasol (118%), las magdalenas (75,4%), la margarina (75,2%), los plátanos (63,6%), la pasta (59,9%), el aceite de oliva suave (52,6%), la harina de trigo (49,7%), los huevos (45,9%) y la mayonesa (42,9%).
En línea con el análisis de la OCU y el Banco de España, la consultora NielsenIQ detectó que las ventas totales de bienes de consumo en España en junio alcanzaron los 4.453 millones de euros, lo que supone un incremento del 11,5% respecto a lo gastado en la cesta de la compra un año antes. Además, si nos ceñimos solo a los alimentos, este segmento experimentó un crecimiento del 12,9% de las ventas en valor en junio de 2022. Según este estudio, los alimentos que más subidas de precio registraron fueron los ahumados (53%), el aceite (51%), la margarina (40%) la mantequilla (31%) las pastas (30%) o la bollería industrial.
La falta de pericia del Gobierno para atajar la inflación está repercutiendo directamente en los hogares más vulnerables, que se topan con serias dificultades para comprar alimentos básicos y se ven abocados a acudir a la beneficencia para poder llenar el estómago. Un informe de Kantar publicado recientemente advierte que el 4% de los hogares españoles ya no se puede permitir ni siquiera comprar los alimentos más primarios de la cesta de la compra, cuando antes de la pandemia y la elevada inflación no tenían estos problemas. Teniendo en cuenta que en España hay 18,7 millones de hogares –según la última Encuesta Continua de Hogares del INE–, este problema afecta a más de 750.000 familias que sufren serias dificultades para llenar la despensa por la subida de precios.
La organización Human Rights Watch (HRW) también cargó el pasado mes de junio contra el Gobierno de España por saltarse su deber de cumplir con el derecho de las personas a la alimentación, lo que, a raíz de la crisis económica derivada de la pandemia del coronavirus, ha obligado a muchas de ellas a buscar ayuda no gubernamental.
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