Sequía

Ni agua en la mesa de la sequía

La reunión de la Mesa de la Sequía celebrada este miércoles fue tan solo un encuentro para transmitir la idea de que el Gobierno está haciendo algo, cuando la realidad es que, de medidas y ayudas concretas, nada de nada

HUELVA, 03/09/2022.- La laguna de Santa Olalla, la laguna permanente más grande de Doñana y la última que ha mantenido agua en agosto, ha terminado por secarse completamente, lo que se ha debido a un periodo de sequía intenso y la sobreexplotación del acuífero por el complejo turístico onubense de Matalascañas, lo que ha agravado la situación en Doñana.
La laguna de Santa Olalla ha terminado por secarse completamenteEfeLa Razón

Miro la foto de la reunión de la Mesa de la Sequía celebrada ayer y descubro que hay unas jarras con agua y sus correspondientes vasos. Eso y el turno de palabra a los asistentes es lo único que ofrecieron los responsables del Ministerio de Agricultura, encabezados por el subsecretario, Ernesto Abatí, especialista en desenterramientos. Porque, de medidas concretas para hacer frente a la situación, ni se habló. Fue tan solo un encuentro para trasmitir la idea de que se está haciendo algo, cuando la realidad es que, de medidas y ayudas concretas, nada de nada. Como reza la expresión popular, ni agua, salvo el de las jarras. Hubo muchos informes, eso sí. El representante de la Aemet dijo lo que ya sabemos, que no ha habido precipitaciones. El del Ministerio para la Transición Ecológica destacó lo que ya publican todos los martes sobre las reservas de agua. También se habló del papel de los seguros. Y, así, sucesivamente. Luego llegó el turno de los responsables del sector, que pidieron y pidieron. Vamos, que la sesión clínica sobre la sequía se limitó a realizar el diagnostico que todos conocíamos con anterioridad: que hay sequía y que falta agua. Pero nadie se puso a operar al enfermo para curar o paliar su enfermedad. Eso es lo que hubo allí. Los dirigentes del Ministerio allí presentes dijeron, tras realizar el diagnóstico, que «en unos días os llamaremos». Mientras tanto, el enfermo agoniza. Por el camino se quedaron algunas reflexiones-peticiones: que la situación es tan grave que no se va a poder cumplir con las exigencias previstas en la PAC para este año; que es necesario más dinero para los seguros agrarios. Y esto último es verdad, como también lo es que el sistema español, basado en el monopolio de Agroseguro, tiene importantes lagunas: por ejemplo, el bajo índice de aseguramiento en olivar, sector clave, que es inferior al 10 por ciento. Recuerdo que cuando se lanzaron los seguros agrarios, a principios de los ochenta, fue para que los agricultores y ganaderos tuviesen unos ingresos mínimos en caso de adversidades climatológicas, y evitar que se pidiesen ayudas. Resulta que ahora hay seguros, pero desde el sector se continúan pidiendo ayudas directas, como este año. Está claro que hay algo que no funciona. ¡Agua, por favor!