Opinión

El agua es vida, riqueza y alimento

La capacidad de los embalses (+5% desde el año 2000) no está evolucionando al mismo ritmo que la población española (+15%)

Escasez de agua en el embalse de Sierra Boyera en Bélmez (Córdoba)
Escasez de agua en el embalse de Sierra Boyera, en Bélmez (Córdoba)Agencia EFE

No llueve: en lo que va de año hidrológico llevamos un 24% menos lluvia del promedio del siglo. Estos datos se refieren a la media del país, pues si profundizamos en Comunidades Autónomas o comarcas estas cifras pueden ser mucho más severas.

El agua es esencial para la vida y sólo nos preocupa cuando escasea. Cuando esto ocurre, empiezan las voces de alarma y se buscan culpables. Y, en los últimos tiempos, un culpable habitual es la agricultura de regadío. En España hay pantanos en servicio del siglo XV y el Acueducto de Segovia dejó de ser utilizado hace 50 años, diecinueve siglos después de ser construido, y funcionando a la perfección.

La gestión del agua es un problema complejo que precisa de planificación a largo plazo y de ambición para garantizar todos los usos, incluso en escenarios probablemente más adversos que los actuales.

Dicho esto, si reflexionamos sobre la evolución de España nos daríamos cuenta de que somos 47,6 millones de personas, siete millones más que en el 2000 (+14,6%), cuando teníamos una capacidad de embalses de 53.168 hectómetros cúbicos. Hoy dicha capacidad es de 56.108 hectómetros (+5,5%), por lo que no está evolucionando al ritmo de la población.

En cambio, la agricultura de regadío está haciendo muy bien sus deberes. En la actualidad, se riegan un 20% más hectáreas que a principio de siglo con aguas, en muchos casos no potables, que no tendrían otro uso y que así vuelven al ciclo natural. Un 77% de estas hectáreas tienen sistemas de riego eficiente, gota a gota en casi la mitad, y el consumo de agua para riego se ha reducido un 21,8%, según la Encuesta sobre el uso del agua en el sector agrario del INE. Y seguirá bajando.

Y eso nos permite disfrutar de una variedad y calidad de alimentos que son una de nuestras grandes riquezas, que nos beneficia a todos y que genera un alto porcentaje de la actividad rural. Por tanto, hay que garantizarlo. Tengamos esto muy en cuenta a la hora actualizar nuestros Planes Hidrológicos.

Javier Sanmartín es profesor de EAE Business School