Aniversario de la dana

Un año de la dana: el tejido empresarial se recompone, pero a medio gas

El 20% de las empresas de servicios y el 5,8% de las industriales han cerrado por las consecuencias de las inundaciones. En el campo, el 40% de las explotaciones siguen afectadas. El 43% de las compañías ha visto reducida su actividad

Uno de los locales de Aldaia afectados por la riada REMITIDA / HANDOUT por ENVIADA AYUNTAMIENTO DE ALDAIA Fotografía remitida a medios de comunicación exclusivamente para ilustrar la noticia a la que hace referencia la imagen, y citando la procedencia de la imagen en la firma 05/12/2024
Temporal.-Un empresario de Aldaia sufre en un mes el agua y el fuego: la dana afecta a dos negocios y un incendio a otroENVIADA AYUNTAMIENTO DE ALDAIAEuropa Press

Un año después de las inundaciones que arrasaron con numerosos municipios de la Comunidad Valenciana, Castilla-La Mancha, Andalucía y otras regiones de España, las secuelas económicas de esta tragedia humana y material siguen vivas. El tejido empresarial trata de rehacerse, aunque lo hace a medio gas: muchas empresas han vuelto a abrir, otras siguen en obras y algunas no lograron resistir. La recuperación avanza, sí, pero con la prudencia de quien aún camina sobre terreno resbaladizo.

Según el informe “Balance de la situación empresarial de la zona cero, tras un año de la dana de octubre de 2024”, presentado por la Cámara de Comercio de Valencia, siete de cada diez negocios afectados sufrieron daños graves o muy graves que les obligaron a cerrar durante más de diez semanas. Un año después el 70% de las empresas del sector servicios en la zona cero ha vuelto a levantar la persiana. Un 20%, 460 empresas, no lo logró: los daños, las deudas o el desaliento fueron demasiado. El 10% restante sigue en obras, atrapado en la burocracia de los seguros o en la falta de fondos.

Las cifras económicas de la Dana
Las cifras económicas de la DanaMiguel RosellóLa Razón

El sector hostelero es uno de los más afectados porque todos sus negocios están a pie de calle y el agua los arrasó sin excepción. De acuerdo con la Federación Empresarial de Hostelería de Valencia, el 75% de los 2.000 locales dañados ha reabierto sus puertas, un 15% ha cerrado definitivamente (unas 300 empresas) y un 10% sigue en obras. Más sólida ha resultado la recuperación industrial. El 85% de las empresas de la zona cero están activas, y solo un 5,8% —unas cien fábricas— cerraron definitivamente a causa de la dana. Otro 9,2% desapareció por otros motivos.

Pero una cosa es reabrir y otra es que el negocio vuelva a la normalidad. Pese a que un 47,2% de las empresas de la zona cero de la dana afirman que han recuperado el mismo nivel de actividad previo a la dana e incluso un 9,7% que asegura tener más actividad que antes de las inundaciones, hay otro 43% que ha reducido su nivel de actividad (9,7% de estas empresas lo han reducido mucho). Un reflejo de ello es que la ocupación hotelera en la ciudad de Valencia estaba a principios de agosto "entre un 60% y 65%", frente al 80%-85% del año previo, según datos de Hosbec, y que el ticket medio de los restaurantes y bares afectados por la dana se ha reducido un 35% frente a los niveles previos, explica Manuel Espinar, presidente de Hostelería de Valencia. “Vivimos del público local, que se ha visto abocado a realizar muchísimas obras de mejora en sus casas, y eso ha hecho que merme su capacidad de gasto, aparte acuciada por la presión fiscal y la inflación”, señala en declaraciones a LA RAZÓN.

Como reflejo de este “escepticismo sobre el presente y el futuro” del sector, apunta Espinar, solo un 8% de las empresas del sector de la hostelería han recurrido a financiación ajena (ICO o préstamos privados), ya que muchas siguen teniendo pendientes los préstamos ICO de la pandemia, que habían quedado paralizados por la dana pero ahora se vuelven a activar. Por ello, en lugar de créditos, Espinar reclama reforzar iniciativas como el bono al comercio y el bono al turismo (el Gobierno valenciano aprobó 3,9 millones de euros en bonos restaurantes que aún no se han ejecutado, señala) y subraya que deben repetirse en 2026 “porque va a ser un año complicado para el consumo”.

En este sentido, el informe revela que, en el caso de las empresas del sector servicios, solo una de cada 10 pudo cubrir las reparaciones sin pedir ayudas ya que los daños oscilan entre 30.000 y 100.000 euros, con un promedio de 61.000 euros por negocio. Además, seis de cada 10 negocios aún están pendientes de cobrar algunas de las ayudas solicitadas que son clave para que puedan culminar su recuperación, En el caso de la industria, cuatro de cada 10 empresas aún esperan ayudas.

Las secuelas de la dana, no obstante, no han impedido que las empresas hayan apostado por reforzar el empleo para garantizar la subsistencia de los hogares afectados por el desastre: tanto las contrataciones como los datos de afiliacion a la Seguridad Social han superado los previos a la dana en esas poblaciones.

La herida abierta del campo

Un sector donde las heridas de la dana tocaron hueso es la agricultura. La Asociación Valenciana de Agricultores (AVA-Asaja) estima que más del 40% de las explotaciones, empresas e infraestructuras agrarias no han recuperado su estado previo al temporal. El agua arrasó especialmente con el caqui, los cítricos, la uva de vino -las pérdidas del campo ascendieron a 1.380 millones de euros- y un año después hay numerosas zonas arroceras de las que todavía hay que sacar tierra.

Las explotaciones ganaderos fueron las primeras en ser reparadas, casi en su totalidad, por la urgencia de seguir alimentando a los animales. Sin embargo, miles de campos (principalmente de viñas, cítricos, olivar, etc.) todavía no han sido completamente reconstruidos, así como invernaderos, viveros, instalaciones de riego e infraestructuras particulares y colectivas (caminos rurales, muros, acequias, vallas, etc.)

En la mayoría de los casos, los agricultores han optado por solicitar la ayuda del Ministerio -peritada por la empresa pública Tragsa- para agilizar las reparaciones de sus explotaciones por sus propios medios o contratando a terceros. No obstante, la tardanza en recibir dichas compensaciones está retrasando estas obras, en caso de tenerlas concedidas, ya que muchos afectados no han sido ni siquiera incluidos en los listados de beneficiarios. En cuanto a los agricultores que han decidido esperar a que Tragsa realice las reparaciones, el plazo de espera puede prolongarse durante meses e incluso años, dado el ingente trabajo que tiene por delante.

Un ejemplo es el arroz, donde unas 120 hectáreas de cultivo no pudieron ser sembradas y se prevé que las reparaciones concluyan a tiempo para volver a ser productivas de cara a la campaña que viene. Además, más de 300 hectáreas de cultivo, según informó la Confederación Hidrográfica del Júcar (CHJ) al sector, continúan arrasadas junto a cauces y van a pasar a Dominio Público Hidráulico (DPH), por lo que no volverán a ser productivas. Las cañas arrastradas de los barrancos a los campos también están brotando por todas partes y su erradicación será un gran problema.

“La rentabilidad agraria ya era complicada y ahora tras la dana, si no se actúa rápidamente, cundirá el desánimo y el abandono sobre todo en agricultores de edad muy avanzada o con parcelas pequeñas”. advierte el presidente de AVA-Asaja, Cristóbal Aguado. Asimismo, reclama la construcción de las infraestructuras hidráulicas -presas, diques, canalizaciones, etc.- que vienen reivindicando desde hace 40 años para evitar más desastres.

El refugio imposible: la vivienda

Mientras la economía lucha por rehacerse, el mercado inmobiliario en las zonas afectadas vive su propia paradoja. Según datos de la Asociación de Inmobiliarias de la Comunidad Valenciana (Asicval) correspondientes al pasado mes de mayo, la demanda de alquiler ha crecido un 27%, pero la oferta ha caído un 38%. Los precios, empujados por esa escasez, se han disparado un 18,1%.En la compraventa, el patrón se repite: demanda +22%, oferta –31,3%, precios +18,8%. Según los datos de Idealista correspondientes al mes de mayo, el alquiler subió de precio un 9,9%% y la vivienda en venta un 12,8%. Estos porcentajes evidencian que la escalada de precios en las zonas golpeadas por las inundaciones ha sido muy superior a la de la media nacional.

A mes de octubre, Nora García Donet, presidenta de Asicval, apunta a LA RAZÓN que la situación sigue igual: “Lo que se pone a la venta se vende y lo poquito que hay de alquiler se alquila inmediatamente. Pasa en todas partes pero en las zonas afectadas hay más tensión porque hay menos viviendas disponibles”. “Hay muy poco stock porque un porcentaje de las viviendas aún no están habitables”, explica. Esto, sin embargo, afecta en mayor medida al alquiler que a la venta, ya que los nuevos propietarios pueden asumir la reforma.

En este sentido, la secretaria general de Comisiones Obreras en la Comunidad Valenciana, Ana García, critica que aún hay familias desplazadas de sus viviendas y que las ayudas al alquiler concedidas son “insuficientes” ante la enorme dificultad de encontrar alquileres asequibles y dignos en sus municipios tras la dana. Amnistía Internacional se manifiesta en la misma línea que considera el reparto de ayudas no solo insuficiente sino también “desigual” con difícil acceso para trabajadores migrantes. Su estudio “Llueve sobre mojado. La dana: impactos de la crisis climática en un escenario de crisis estructural de vivienda”, señala que las personas afectadas por la dana se han enfrentado a "trámites complejos, información escasa o tardía, y escasez de vivienda social" y que la ayuda máxima de la Generalitat de 800 euros mensuales "resulta insuficiente frente a los precios de alquiler en los municipios afectados".