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Enseñar a los niños a imaginar sin necesidad de pantallas

La startup italiana FABA ha creado un dispositivo donde el audio se convierte en una herramienta cognitiva

Matteo Fabbrini, cofundador y CEO de FABA
Matteo Fabbrini, cofundador y CEO de FABACedida

En una época en la que las pantallas dominan el tiempo libre de los más pequeños, una joven empresa italiana ha decidido recuperar la magia de la narración y el juego físico. FABA, fundada en 2019 en Treviso por Matteo Fabbrini y su equipo, se ha convertido en una referencia europea en productos educativos para la primera infancia, con presencia en más de 2.000 puntos de venta en España, Italia, Francia y Bélgica.

Reconocida con galardones como los Toys Awards, el European Design Award y el iF Design Award, su propuesta combina tecnología y pedagogía sin perder de vista un principio esencial: educar sin pantallas.

«Quería proponer una forma diferente de vivir la tecnología, más sana y activa», explica Matteo Fabbrini, cofundador y CEO de la compañía. «Como padre, veía cómo las pantallas se colaban incluso en la vida de los niños más pequeños. FABA nació para ofrecer una alternativa».

Entre lo digital y lo tangible

El dispositivo de FABA es una base de audio interactiva que se activa mediante pequeños personajes físicos. Sin pantallas, micrófonos ni conexión permanente, el niño escucha historias, canciones o contenidos educativos mientras interactúa con un objeto real.

«FABA llena un vacío entre los juguetes tecnológicos —a menudo demasiado complejos o conectados— y los productos educativos tradicionales», explica Fabbrini. «Queríamos crear una experiencia que durara años, no días».

Esa combinación analógico-digital ha conquistado a miles de familias europeas. Según su fundador, el éxito se debe tanto a un producto claro y coherente como a una comunidad fiel: «Hemos crecido gracias al boca a boca y a la confianza de los padres que comparten nuestros valores».

El punto de inflexión llegó en 2022, cuando el equipo —entonces formado por menos de diez personas— decidió abrir el capital a inversores, obteniendo 3,7 millones de euros de financiación.

«Fue un momento decisivo», recuerda Fabbrini. «Duplicamos el equipo y los resultados empezaron a llegar en 2023». Hoy, FABA prevé cerrar 2025 con 15 millones de euros de facturación, tras alcanzar los 10 millones el año anterior. La nueva ronda de 4,5 millones de euros, liderada por CDP Venture Capital, permitirá reforzar tres áreas clave: el desarrollo del nuevo dispositivo FABA+, la creación de contenidos y licencias internacionales, y la expansión europea, con especial atención a España.

Un mercado estratégico

España se ha convertido en uno de los ejes de crecimiento de la compañía. «Estamos construyendo una FABA española al cien por cien», afirma el CEO. «Contamos con un equipo local, colaboraciones con distribuidores nacionales y un plan de contenidos adaptado a la cultura española». Además, la empresa trabaja con comunidades de padres y madres a través de eventos y talleres educativos centrados en la lectura y la escucha activa.

Para FABA, el audio no es un simple formato: es una herramienta cognitiva. «Escuchar historias desarrolla el lenguaje, la memoria, la concentración y la empatía», explica Fabbrini. Por eso, la empresa colabora con pedagogos, logopedas y docentes en el diseño de cada personaje y contenido. «Cada historia nace de un trabajo conjunto entre autores y especialistas, para asegurar que se adapta a las etapas del desarrollo infantil».

Aunque FABA integra elementos tecnológicos, su filosofía se mantiene fiel a un principio: la tecnología no debe ser la protagonista. «Buscamos un equilibrio», subraya el cofundador. «Estamos incorporando funciones inteligentes relacionadas con la personalización, pero siempre sin pantallas y con respeto a la autonomía del niño». La aplicación MyFABA, dirigida a los padres, seguirá ampliando funciones, pero sin convertirse en una herramienta de uso infantil.

A cinco años vista, el objetivo de FABA es consolidarse como una marca global que represente «una nueva forma de crecer con la tecnología». «Queremos que escuchar, imaginar y aprender vuelvan a ocupar el centro de la infancia», resume Fabbrini.