Actualidad

Macroeconomía

Así ha «dopado» el BCE

Las principales decisiones de Draghi durante su mandato han sido reducir los tipos de interés al 0%, aplicar la llamada Expansión Cuatitativa, y los tres programas

Así ha «dopado» el BCE
Así ha «dopado» el BCElarazon

Mario Draghi dejará en octubre la presidencia del BCE tras ocho años en el cargo, desde el 1 de noviembre de 2011. Y durante casi todo su mandato ha tenido que aplicar medidas «extraordinarias», según ha calificado él mismo en varias ocasiones, para afrontar la crisis. Sin embargo, cuando llegue el otoño y el italiano abandone su puesto, lo hará sin haberse decidido a normalizar la política monetaria, a pesar de que ha existido una (supuesta) recuperación económica. Quizá ese vaya a ser un borrón en su expediente por el que siempre se recuerde a uno de los artífices de la salida de la recesión.

La intención de Draghi desde el primer momento ha sido mantener unas condiciones financieras favorables, pero el portavoz de la Asociación Española de la Banca (AEB), José Luis Martínez, admite que esa condición «es totalmente compatible con la eliminación de las medidas monetarias más extremas y con potencial distorsionador, como son los tipos de interés negativos».

Tipos de interés

Sólo dos días después de que Draghi ocupase el cargo de presidente, el BCE anunció una bajada de los tipos de interés del 1,50% al 1,25%. Desde entonces, se sumaron siete descensos más hasta alcanzar el nivel actual, del 0%, el 10 de marzo desde 2016. Ya han pasado tres años y el BCE había reconocido que, por fin, después del verano de 2019 los tipos de interés volverían a subir. La promesa ha durado poco porque la semana pasada Draghi salió a la palestra para dar la sorpresa: él no sería el presidente que acometería la normalización monetaria porque los tipos no cambiarán hasta 2020. Mala noticia para la banca, que dejan de ingresar 8.000 millones anuales, según Deutsche Bank.

Sin embargo, el Catedrático de Economía de CUNEF y Director de estudios Financieros de Funcas, Santiago Carbó presenta algunas dudas sobre si el contexto actual es el adecuado para seguir postergando la subida de los tipos: «Aparentemente, manteniéndolos bajos se puede tener liquidez para prestar. El problema es que no hay una gran demanda de financiación y, además, los tipos aplicables a los créditos son también muy reducidos y no permiten asumir el riesgo que eso implica a largo plazo. El principal reflejo de esto está en las curvas de rendimiento de las deudas en Europa, que son muy planas. Esto supone que lo que se paga por el dinero a corto plazo es muy parecido a lo que se paga a largo. Hay mucha incertidumbre respecto a la situación financiera más allá de uno o dos años y así es complicado prestar para grandes proyectos personales o empresariales».

Expansión cuantitativa

Además de los tipos de interés al 0%, la otra gran medida extraordinaria aplicada por Draghi durante estos años ha sido la Expansión Cuantitativa (QE por sus siglas en inglés), que tiene varias vertientes. Por un lado, se compró activos de los bancos comerciales porque, aumentando esa demanda, crecía el valor de esos activos y, por lo tanto, las entidades financieras recibían más dinero que posteriormente debían prestar a las empresas y las familias para fomentar el consumo.

Por otro, el «public sector purchase programme (PSPP)». Este programa, que comenzó en marzo de 2015, consistía en comprar más deuda de lo habitual a los países de la zona euro, lo cual suponía un gran alivio para sus economías. A los mercados que más acudió el BCE fueron España, donde se compró deuda por un valor superior a los 260 millones de euros; Italia por encima de los 365 millones; Francia más de 420 millones y Alemania sobre los 518 millones. No obstante, la QE finalizó oficialmente el pasado 19 de diciembre, y ahora el BCE se encuentra en el principio del proceso de reinvertir todos los bonos adquiridos que vayan venciendo. Así, intentarán reequilibrar el balance del organismo, que acumuló hasta 4,66 billones en activos (más del 40% del PIB de toda la zona euro), mientras que en 2015 sólo contaba con 2,15 billones.

TLTRO

Antes de la QE, el BCE había iniciado, en 2014, un programa llamado TLTRO para inyectar liquidez de forma más directa al sector bancario. En marzo de 2016 se recuperó esa fórmula y la semana pasada el BCE anunció que aplicará ya su tercera versión, que consistirá en «una inyección de liquidez preventiva con condiciones diferentes a las aplicadas hasta el momento», explica Martínez.

Con esta nueva financiación, el organismo intentará que el sector no sufra de golpe los vencimientos del programa anterior que se producirán en 2019. En palabras de Carbó, «gran parte de los 700.000 millones de euros que tienen los bancos europeos ahora en TLTRO vencen este año y hay que renovarlos. Tanto dinero no sale del aire y, para evitar sorpresas, el BCE abre otra ventana».

Si se dejase que la anterior TLTRO venciese sin más, los bancos perderían bastante liquidez y, por lo tanto, podrían producirse tensiones inflacionarias en la zona euro que no son deseables. Por lo tanto, tampoco sorprende demasiado el anuncio de una nueva TLTRO, pero sí mantener los tipos de interés al 0%, que a quien le supone un verdadero alivio es a los más endeudados. Gonzalo Bernardos cuenta que «los estímulos del BCE le van muy bien a los países que están muy endeudados y a los que han visto reducido en mayor magnitud su nivel de crecimiento económico. Entre los primeros, destacan Grecia, Italia, Bélgica, Chipre, Portugal, Francia y España. Entre los segundos, lo hacen Italia y Alemania. Sin duda, el país más beneficiado es Italia, la nación de donde es Draghi».

Evitar la «japonización»

En 2016, el Banco de Japón redujo sus tipos de interés a niveles negativos, el

-0,1%, para estimular la economía. Y a finales del año pasado su gobernador, Haruiko Kuroda, afirmó que no se aumentarían al corto plazo. El caso de Europa cada vez se parece más al del archipiélago asiático y, de hecho, en cuanto a fechas y circunstancias, son bastante paralelos. Pero el Banco de Japón ahora mismo tiene un problema que el BCE aún está a timpo de evitar. La máxima institución bancaria nipona ha perdido su capacidad de aumentar los tipos de interés, como afirman Nadia Gharbi y Lauréline Chatelaine, economistas de Pictet WM. Y es que Japón está lejos de sus objetivos de inflación del 2% por el sumbo de su economía. No obstante, el BCE si cumple con ese entorno inflacionario y antes de que las tensiones económicas puedan perturbar la inflación, sería un buena momento para aumentar los tipos de interés de forma gradual, un camino que ya emprendió la Reserva Federal de Estados Unidos desde 2015. Ese año, los tipos pasaron del 0% al 0,25% y, desde entonces, han sufrido ocho incrementos más. El último, el pasado diciembre, cuando se situaron en el 2,25%. Y para 2019 ha anunciado dos subidas más. Un ejemplo para evitar la «japonización» de la que hablan Nadia Gharbi y Lauréline Chatelaine.