Opinión

La difícil subsistencia de las rentas bajas y medias por el acoso fiscal

No hay duda: las familias más perjudicadas por la presión fiscal son las rentas entre 15.000 y 22.000 euros al año

Un dependienta pesa una bolsa con frutas
Un dependienta pesa una bolsa con frutas en las compras en los Mercados de AbastosJoaquin CorcheroEuropa Press

La inflación tiene un efecto inmediato en la pérdida del poder adquisitivo en las rentas medias-bajas. El importe neto a percibir después de pagar el IRPF representa un marginal escaso y mínimo. Las rentas altas, después de pagar impuestos, aunque sea en porcentajes superiores a las rentas medias-bajas, tienen un neto marginal holgado y máximo. Revisando los gastos de bienes imprescindibles para vivir, vemos que una renta baja o media-baja tiene muy difícil la subsistencia.

Según el INE, el gasto medio por hogar del año 2021 en alimentos y bebidas no alcohólicas fue de 4.805 euros y en vivienda y electricidad 9.893 euros, lo que da un total de gasto medio por familia de 14.698 euros en el año 2021 y, con el aumento de la inflación, será muy superior en el año 2022. Así, es imposible vivir dignamente, y menos pagar IRPF si se tienen retribuciones inferiores a 15.000 euros anuales.

Sobre la reflexión de cómo amortiguar mejor los efectos de la inflación en el IRPF, estoy de acuerdo que los cambios impositivos realizados no favorecen a las rentas medias-bajas. El drama familiar viene cuando se tienen dos pagadores. Muchas rentas medias-bajas tienen dos empleos para subsistir y, al declarar la renta, se ha de tributar si se superan los 15.000 euros anuales.

Habitualmente, la retención en los dos empleos es inferior a la que correspondería entonces a rentas que superen 15.000 euros anuales, que, como hemos visto anteriormente, no pueden apenas subsistir: han de pagar el tramo del IRPF que supera ese umbral. Como se puede intuir, ese tipo de familias pagan más marginalmente que otras rentas más elevadas. Así pues, la solución podría ser aumentar realmente el IRPF a las rentas altas. Pero la realidad es que el peso de la recaudación recae sobre las rentas medias-bajas y, sea cual sea el Gobierno en el poder, necesita más ingresos, dado que los gastos presupuestados son, cada año, superiores a los ingresos previstos, y aumentado la deuda pública.

Por ello, sea cual sea el Gobierno, no hay duda que las familias más perjudicadas por la presión fiscal son las rentas medias-bajas del tramo de retribución entre 15.000 y 22.000 euros al año. Como contrapartida, se debería reducir el gasto público al máximo y congelar algunas partidas porque los cambios impositivos no mejoran el efecto de la inflación en la renta familiar.