Banca

Dilemas y circunstancias del BCE

Lo probable es otra subida de tipos de interés, pero en la decisión habrán sido clave las circunstancias y el carácter de Lagarde

La presidenta del Banco Central Europeo, Christine Lagarde
La presidenta del Banco Central Europeo, Christine LagardeJULIEN WARNANDAgencia EFE

José Ortega y Gasset (1883-1955), siempre con las circunstancias a vueltas, pensaba que «las circunstancias son el dilema ante el cual tenemos que decidirnos. Pero el que decide es nuestro carácter», aunque esto último no está comprobado que sea siempre así. Mañana, jueves, el Banco Central Europeo (BCE) afronta el dilema, más polémico que trascendental, de si sube otra vez los tipos de interés. Las apuestas de los expertos apuntan a un aumento de 0,25 o incluso 0,5 puntos del precio del dinero, algo que se decidirá, sin duda, tras los forcejeos habituales entre los halcones del norte y las palomas del sur, hasta ahora pastoreados con éxito por la presidenta del BCE, Christine Lagarde, con fama de tener más habilidades para lograr acuerdos por consenso que dominio de los intrincados asuntos monetarios.

El diario «Financial Times» contaba el lunes que la propia Lagarde explica, de vez en cuando, que su pareja, el empresario Xavier Giocanti, le ha pedido que deje de cambiar de trabajo porque cada vez que lo hace surge una crisis que ella tiene que torear. En 2007, poco después de llegar al ministerio de Finanzas francés, se desencadenó la Gran Recesión que, por cierto, reforzó su figura. En 2011 fue nombrada directora gerente del Fondo Monetario Internacional (FMI) y se topó con la crisis de deuda de la eurozona y los momentos más tensos del euro, zanjados por su predecesor Mario Draghi, con aquello de que «el BCE hará lo que tenga que hacer y, creánme, será suficiente». Desde que llegó a la presidencia del BCE ha tenido que apechugar –incluso más allá de la ortodoxia–con la pandemia de la Covid-19 y sus efectos económicos, con la guerra de Putin en Ucrania y ahora con una inflación, más o menos desbocada, que nadie supo ver que llegaba y de qué manera. El éxito de Lagarde hasta ahora, al margen de varios tropiezos iniciales, sobre todo de comunicación, ha consistido en reconstruir una cierta unidad –y mantenerla de momento– entre los responsables de la política monetaria del BCE. Un trabajo más político que económico y que mañana afronta otra reválida. Lo probable es otra subida de tipos de interés, pero en la decisión habrán sido clave las circunstancias y el carácter de Lagarde, como decía Ortega.