Volkswagen pierde en bolsa 24.000 millones en sólo dos días

Las acciones caen otro 17% después de que la firma alemana anunciara que destinará 6.500 millones para cubrir posibles indemnizaciones.

El escándalo que está empañando la imagen de la firma automovilística alemana Volkswagen tendrá consecuencias incalculables. El intento de engaño de la compañía en los exámenes antipolución ha tenido como consecuencia un derrumbe histórico de sus acciones. Sólo entre el lunes y ayer, la compañía ha perdido el 31% de su valor bursátil, unos 24.000 millones. El desplome arrastró ayer al resto del sector en bolsa, especialmente Porsche (-17%), en la que Volkswagen posee un 31%, seguido de otra de las filiales del grupo, Audi (-10%). Peugeot perdió un 8,7%, Renault y Mercedes, un 7%, Fiat, un 6,2%, y BMW, un 6%.

El grupo alemán reaccionó ayer diciendo que apartaría una suma de 6.500 millones para hacer frente al escándalo y «recuperar la confianza» de los consumidores, unos días después de reconocer que instaló un mecanismo para falsear los resultados de las pruebas anticontaminación. Ayer reconoció que la «trampa» afecta a 11 millones de vehículos, frente al medio millón inicial. El software, que podría estar presente en cualquier coche Volkswagen con un motor diésel EA 189, se instaló en vehículos de diferentes marcas del grupo, como Audi, Skoda, Seat o Porsche.

Desde que se hizo pública la noticia, la agitación ha irrumpido en el mercado automovilístico. Volkswagen es el mayor fabricante de coches del mundo tras haber desbancado a la firma japonesa Toyota, y, hasta ahora, no contaba con ninguna mancha en su impoluta imagen. El viernes pasado, la Agencia de Protección Ambiental de EE UU (EPA por sus siglas en inglés) acusó al gigante alemán de instalar voluntariamente, al menos en 482.000 coches, un dispositivo capaz de detectar cuándo un automóvil está siendo examinado. Esta potente tecnología disfraza el resultado y hace parecer que se cumplen los estándares, cuando en realidad un vehículo en funcionamiento podría estar lanzando a la atmósfera una contaminación cuarenta veces mayor. La firma no tardó en pedir disculpas, pero eso no ha evitado la indignación de las organizaciones, la reclamación de responsabilidades penales y una desconfianza en todo el sector que va en aumento. Las autoridades estadounidenses abrieron una investigación criminal contra la empresa, que se enfrenta a multas de 37.500 dólares por vehículo, un total de 18.000 millones.

Volkswagen ya suspendió la venta en Estados Unidos de algunos de sus modelos de las marcas VW y Audi; dos modelos que representan el 23% de las ventas en ese país. Como era de esperar, sus acciones se desplomaron estrepitosamente, con una caída de 16,65% el lunes y un derrumbe de más del 17% ayer en la bolsa de Fráncfort. Este año la firma había mejorado considerablemente sus ventas de enero a agosto, con el recuerdo de los 11.000 millones de euros de beneficio en 2014. El grupo ya ha anunciado que corregirá a la baja sus previsiones de cara al tercer trimestre.

En este contexto, la Prensa alemana apuntó que se producirá una reestructuración en la gerencia de Volkswagen. Según «Tagesspiege», el consejo no renovará a su actual presidente, Martin Winterkorn, hasta 2018, según lo previsto, sino que sería el director de su filial Porsche, Matthias Müller, quien ocuparía el cargo. El grupo automovilístico, que celebra hoy una reunión de urgencia, negó dicha información.

Alemania mira ahora con recelo a una compañía que lleva años encabezando con orgullo los rankings de empresas germanas. El país está preocupado por una posible mala imagen extensible a todos los productos industriales alemanes. Berlín reforzará sus exámenes, mientras que otros países, como Francia, Italia o Suiza, exigen investigaciones a nivel europeo.

No resultará fácil para el gigante automovilístico hacer frente a las consecuencias de este escándalo. A los 18.000 millones de dólares de multa, las consecuencias jurídicas y los costos de la retirada de automóviles, se suma una previsible mala evolución de las ventas, que ya ha empezado a notarse en China. Mucho más que eso: tendrá que renunciar a la pérdida de ese prestigio que le acompañó durante los 78 años desde su fundación y que, a la larga, acabará por afectar también a sus finanzas.