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Presupuestos generales 2014

¡Eficiencia!

La Razón
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El Consejo de Ministros ha aprobado el proyecto Presupuestos Generales del Estado para 2014 (PPGG14). Es el instrumento más importante de política económica de un Gobierno, ya que en él se reflejan el objetivo u objetivos políticos para el año. En realidad la función más importante de los parlamentos, y su origen, es aprobar y controlar estas «Cuentas del Estado»; y vigilar a los que las manejan: a los gobiernos.

Después de leerlos la conclusión está clara: los de 2014 son unos presupuestos continuistas, cuya meta es controlar el déficit público al 5,8% del PIB –la cifra pactada con la UE–. Todo otro objetivo de política económica se ha subordinado a éste. No son unos presupuestos revolucionarios, no lo pueden ser. Para que lo fueran sería necesario que respondieran a un cambio sustancial en las administraciones públicas y es vidente que esto no ha ocurrido.

Por eso se han congelado los salarios de los empleados públicos que ofrecen sus servicios en las diferentes administraciones y, dentro de ellas en Sanidad, Educación pública y Asuntos Sociales. Unas de las bases del Estado del bienestar.

Además, se ha limitado su tasa de reposición, es decir, el número de los contratados para sustituir a los que por diversos caminos dejan la Administración Pública. En términos generales no habrá tasa de reposición y en los sectores prioritarios será del 10%. Es decir, que sólo en algunos departamentos de cada diez empleados públicos que dejen la Administración se contratará uno nuevo. El peligro está en la reducción de servicios del Estado del Bienestar. En conclusión, lo que llaman los servicios esenciales del Estado del Bienestar sufren un recorte, que se traduce en menos servidores públicos y con menor capacidad adquisitiva. La noticia no es buena para los ciudadanos, pero es inevitable. Con unos impuestos cuyos tipos no pueden subir por razones políticas, los ingresos públicos están limitados. Por tanto, hay que acotar los gastos o se corre el riesgo de incumplir el objetivo básico, y dentro del presupuesto de gastos el Capítulo I (sueldos y salarios) es el mayor y no puede quedar descontrolado. Ello lleva consigo un peligro: la reducción de personal en los servicios básicos del Estado del Bienestar.

¿Cómo conjurar este peligro? Como lo hacen todas las organizaciones del mundo, ganando en eficiencia. Lo que significa que hay que mantener los resultados, la eficacia, con menos recursos. Esa es la misión de los gestores públicos, hacer más con menos. La condición necesaria para conseguir esa eficiencia son las modernas técnicas de gestión que deben aplicar los gestores públicos.

En el IESE hace ya años que impartimos sesiones de formación relacionadas con la gestión pública, tanto general como especializada. En particular el sector sanitario es uno de los focos, en él se puede reducir mucho el gasto sin disminuir el servicio. Así que con estos presupuestos es la hora de la eficiencia. Tanto en los aspectos estructurales como en los operativos. En este camino es necesario afrontar una profunda reforma de la estructura de la Administración. Una concepción distinta del Estado Autonómico que lo simplifique y lo haga eficiente.

Ese es el gran desafío al que, curiosamente, puede ayudar la posición catalana. Al resolver su contencioso fiscal, se puede abordar la eficiencia del conjunto de las administraciones públicas respetando las singularidades de algunas de ellas.

Junto a esa reforma, con mayúsculas, de tipo político, cada ministerio, consejería o departamento debe realizar sus reformas con minúsculas. Si de algo se puede acusar al plan de la Comisión para la Reforma de las Administraciones Públicas (CORA), pilotado por la vicepresidenta Sáenz de Santamaría, es de la falta de una orientación estratégica conjunta.

No obstante, si se llevasen a cabo todas y cada una de sus acciones, se podría ahorrar cerca de 37.000 millones. Como diría una eficaz ama de casa: tácita a tácita. Así que si no se quiere que se deteriore el Estado del Bienestar con estos Presupuestos, probablemente los únicos posibles, ya se sabe: eficiencia, eficiencia y eficiencia.