Hacienda
El dinero oculto sale de las sombras... y asusta
En cualquier buscador de internet se pueden encontrar páginas que asesoran para opacar capitales en el exterior
Los bancos han comenzado a intercambiar información automáticamente y los depósitos opacos están saliendo a la luz. En España se estima que 140.000 millones están escondidos.
La fiesta se acabó. Apaguen las luces de colores, recojan las copas, exploten los globos y guarden el confeti. El secreto bancario, que a algunos le ha servido para eludir sus compromisos con el fisco, ha llegado a su fin. La Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OECD) ha perseguido durante años a quienes se favorecían de la confidencialidad de los bancos para esconder dinero en paraísos fiscales sin tributar en el país de origen del capital. Así, después de numerosas negociaciones con los estados miembros del G-20 y de la propia OECD, se elaboró la Ley de Intercambio Automático de Información, que entró en vigor el 1 de enero de 2017. A partir de esa fecha las naciones firmantes de dicha norma se pusieron las pilas para recopilar todo lo relacionado con los movimientos, los saldos y las rentas de las cuentas bancarias que superen los 250.000 euros (es decir, esa es la cantidad que marca un nivel de riqueza sospechoso).
Una vez realizado el compendio de datos, la verdadera acción ha comenzado. En septiembre (curiosamente el mes en el que llega la bonanza) una primera tanda de territorios empezó a intercambiar esa información. Entre ellos, España, Italia o Alemania, y jurisdicciones que la legislación de nuestro país reconoce como paraísos fiscales como las Islas Vírgenes Británicas, las islas de Guernesey y Jersey (situadas en el Canal de la Mancha) o Montserrat, zona de libre comercio de la República Dominicana. En territorios como éstos, los españoles tienen ocultos alrededor de 140.000 millones de euros, lo que significa un 12% de nuestro Producto Interior Bruto, según indica el National Bureau of Economic Research. Eso son más de dos puntos sobre lo que representa el dinero opaco en el PIB mundial, el 9,8%. Y es que un informe de Oxfam calcula que en todo el planeta se esconden entorno a los 7,6 billones de euros. Estas cifras son aproximadas, ya que no se puede conocer la magnitud real de este fenómeno: «Es difícil medir la importancia del incumplimiento de las leyes fiscales facilitado por un acceso insuficiente a la información bancaria». Pero con el levantamiento del secreto bancario esto se acabó. Ya no resultará tan sencillo evitar a Hacienda trasladando los depósitos a cuentas en el extranjero, como han intentado Messi o Cristiano Ronaldo, que en sus juicios por fraude fiscal echaron la culpa a sus asesores.
Fácil acceso
Ocultar dinero es un caramelo que te ponen en la boca y es complicado no tragárselo con mucho placer. Resulta tan fácil como entrar en Google, escribir «abrir cuenta en un paraíso fiscal» y pinchar en la lupa del buscador. De repente, se despliegan cientos de páginas en idioma español, en las que uno puede contratar directamente una variedad de servicios «offshore» (en un país extranjero) añadiéndolos a un carrito de la compra, igual que en cualquier página web de alimentación o ropa. Cuando la adquisición y el pago se han completado, los consultores ya se comunican con el cliente y comienza la aventura. El secretario general del Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha), José María Mollinedo, indica que, a través de internet, «no sólo se puede poner en contacto con abogados o asesores de los paraísos fiscales (ese es el caso del buffete Mossack Fonseca, principal arítifice de los ‘‘Papeles de Panamá’’, en los que se vieron implicados Pedro Almodóvar, Mario Vargas Llosa o el exministro José Manuel Soria, que hasta tuvo que dimitir por ello). Hay muchos españoles que ofrecen crear una sociedad en el exterior. Se hace tan abiertamente porque no es un acto delictivo, ya que se puede tener una cuenta en Bermudas porque se tiene allí una empresa y declarar de forma correcta los bienes y las rentas».
Pero como también apunta José María Mollinedo, ese ejemplo legal es una «rara avis». Las cuentas y las sociedades en el extranjero no se suelen usar de la manera conveniente y pensando en los intereses de la mayoría de españoles. Justo por eso, los portales de internet que se dedican a dar servicios financieros «offshore» han avisado a los clientes de la aplicación de la Ley IAI. En «paraísos-fiscales.info» se lee: «Abrir una cuenta bancaria a partir del 2017 puede ser una decisión complicada si no se toman las pertinentes precauciones». Llegados a este punto lo lógico es preguntarse: ¿Es posible driblar el levantamiento del secreto bancario?
Nuevos métodos
Cuando al principio se indicaba que la fiesta había acabado... no es del todo cierto. En jerga discotequera se diría que a las personas que hasta ahora se han aprovechado del secreto bancario, una vez éste ha cerrado, aún les queda el «after». Podrán seguir con sus prácticas ilícitas gracia a otras herramientas que les otorga ese sector tan creativo (casi siempre para beneficio de una minoría) que es la fiscalidad. «Existen multitud de posibilidades», admite Mollinedo. Una de ellas, explica, es «tener el depósito a nombre de una fundación del país en cuestión y que sus titulares sean residentes en el exterior». De esta manera, es casi imposible vincular ese dinero a su verdadero propietario. Otra opción es realizar las operaciones «a través de un administrador de la región de destino del montante que tenga las claves para entrar en la cuenta». Así se consigue enmascararla como si su propietario fuese local, y no se contempla la necesidad de intercambiar información con otras naciones.
Mollinedo añade que los bancos de los exparaísos fiscales «pueden ofrecer cuentas espejos incorporadas a países que no se han comprometido a intercambiar información». Sin embargo, el profesor de Economía del Grupo CEF (Centro de Estudios Financieros)-Udima, Juan Fernando Robles, no cree que «vayan a quedar territorios significativos en condiciones para eludir a los fiscos o blanquear dinero. Esas zonas quedarían desconectadas del sistema financiero mundial, dado que ninguna entidad podría operar con ellos, ya que estaría incumpliendo la normativa y podría ser fuertemente sancionada. Que seguirán existiendo jurisdicciones de baja tributación es un hecho, pero que puedan albergar actividades que no estén realmente domiciliadas o que puedan continuar dotándolas de opacidad no lo veo para nada posible».
Las escapatorias fiscales se han reducido en el mundo real. Por ello, muchos han decidido retirar los depósitos y comprar monedas virtuales, que aún no están regularizadas (aunque la directora del Fondo Monetario Internacional, Christine Lagarde, ya ha avisado a los bancos de que su uso se ha generalizado tanto que ya es hora de controlarlas). Mollinedo sostiene que los bitcoin o ethereum se están usando para refugiarse frente a los compromisos con el fisco, o incluso para blanquear capitales porque «esas monedas están en un servidor de internet que encadena de forma confidencial la compra y el gasto. Además, cotizan como cualquier otro elemento del mercado, mediante la oferta y la demanda. Cuando aumenta su reclamo, sube su precio». Por eso, quienes estén comprando monedas virtuales para no pagar impuestos, para colmo, salen beneficiados porque el valor de estos activos se está revalorizando al ser cada vez más demandas. Entre otras razones, se produce por ese desplazamiento de depósitos desde los bancos a la red.
SUIZA
El traslado está siendo masivo. Y es lógico porque en septiembre de 2018 será Suiza, el gigante de los paraísos fiscales, el país que levantará el secreto bancario, y muchos se han asustado. Mollinedo apunta que «la mitad del dinero español oculto en el extranjero –alrededor de los 70.000 millones de euros– están en Suiza». Así, esos depósitos han empezado a abandonar la nación helvética. Sin embargo, la misma fuente prevé que no afectará a la posición de Suiza en el panorama económico mundial. «No dejará de ser una plaza financiera del primer orden internacional. Simplemente, no quiere estar bajo sospecha como lugar donde se pueden lavar capitales».
Aunque el blanqueo es lo menos grave que se financia aprovechando el secretismo bancario que hasta ahora existía en Suiza. «Allí se han amparado actividades criminales, incluso guerras civiles en el centro de África. Este tipo de imagen negativa para el país se la van a sacudir. Es un primer paso para poner algo de luz en ese enclave. Pero no creo que el intercambio de información sea lo suficientemente clarificadora como para que Suiza deje de ser un refugio opaco y seguro para que grandes patrimonios depositen allí su capital», dice Mollinedo.
Cuando uno se acostumbra a un vicio, es difícil dejarlo atrás. Y el dinero opaco produce unos beneficios que son más adictivos que la nicotina o el chocolate de primera calidad. Por ello, la catedrática de Derecho Financiero y Tributario de la Universidad CEU San Pablo, Marta Villar, afirma que el fin del secreto bancario no va a ser una medida definitiva para acabar con los fraudes: «Tanto en el foro de la OECD como de la Unión Europea se están realizando importantes avances, para que determinados países que, tradicionalmente, estaban considerados paraísos fiscales dejen de estar en las listas. Ahora bien, el hecho de que se incluya una cláusula de intercambio de información en un convenio no significa necesariamente la desaparición como tal de los paraísos fiscales, y será necesario un lento avance en las prácticas de colaboración e intercambio de información entre estados para combatir, de manera efectiva, el fraude, la evasión fiscal y otros comportamientos delictivos».
Los residuos del fraude
Las sociedades y particulares que continúen defraudando con la magnitud que se ha hecho hasta ahora serán residuales, y se expondrán a mayores riesgos. Con todo, Juan Fernando Robles comenta que «en los últimos tiempos y, sobre todo por las mayores exigencias de la legislación de prevención de blanqueo de capitales y financiación del terrorismo, tanto empresas como entidades financieras –que son las que más se han beneficiado de los paraísos fiscales a través de estructuras societarias– no han participado en gran medida en operaciones de fraude relacionado con paraísos fiscales. Lo que pueda quedar está relacionado con pequeñas y medianas compañías e individuos privados, aunque ya se han estado sometido a diversas regularizaciones voluntarias. Otro problema es cuando el incentivo para situar fuera capitales era la ocultación fiscal, práctica que se ha vuelto imposible y ya estaba muy dificultada por la normativa de blanqueo que impide que capitales sin motivo comercial o justificación pudieran ser repatriados». Bajen las luces, se acabó la fiesta.
¿Cómo evitar al fisco sin moverte de casa?
Defraudar a Hacienda se puede hacer, incluso, desde su propia casa si se cuenta con algo tan básico y extendido como un ordenador y conexión a internet. Así lo cuenta el secretario general de Gestha, José María Mollinedo: «Mediante un apoderado de tu cuenta bancaria en el extranjero, uno puede ocultar dinero y operar con él sin necesidad de moverte del domicilio. Por ejemplo, el verdadero titular es un empresario que encarga en Guinea una cargamento de madera en nombre del administrador y envía a un banco de allí un millon de euros. La mercancía al llegar al puerto por casualidad (irónicamente) se ha quemado o el barco se ha hundido. Después, se realiza una transferencia por la misma cantidad desde Guinea a Suiza. Sin moverse de su casa, sólo poniéndose en contacto con el apoderado, ese empresario ha sacado un millón de euros netos de la nación africana y se los ha llevado al país helvético donde evita pagar los tributos correspondientes. Por último, acredita un gasto, el de la madera perdida, y así un negativo en la parte del impuesto de sociedades que declare legalmente». Por otra parte, añade, «el administrador sería un cooperador del delito y hay que confiar mucho en él porque puede tener la tentación de saquear la cuenta. Aunque, como en el caso del empresario anterior, es verdad que las sociedades se pueden constitutir en un paraíso fiscal y la cuenta bancaria en otro para que el administrador fiduciario del primer terrirorio no tenga la información de dónde estan los bienes liquidos de la compañía. Es decir, que se dedique simplemente a ser el estratega y cuanto menos sepa, mejor». Mientras, el millón de euros corre como la pólvora sin que nadie se dé cuenta.
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