Emprendedores
El crowdfunding y su nuevo marco jurídico
Una alternativa a modelos tradicionales de financiación basado en la participación de una comunidad interesada
Emprender no es tarea fácil, pero si a esto le añadimos la dificultad de conseguir financiación para lanzar al mercado un producto innovador o una idea de negocio, resulta tarea casi imposible. Hasta no hace muchos años, la forma más conocida de financiación era pidiendo préstamos y subvenciones a bancos y a cajas de ahorro. Ahora, existen multitud de formas de financiar nuestros proyectos, cada vez más utilizados, para lanzar esas ideas creativas que no encajan dentro de lo que los inversores tradicionales aceptan.
El crowdfunding, la financiación colectiva o el micromecenazgo permiten llevar a cabo tu proyecto gracias a las donaciones de particulares, inversores o de cualquier persona interesado en tu idea. Prestamistas independientes que simpatizan con la idea, ya sea por un interés concreto en el proyecto o por razones de complicidad.
Lo mejor de todo es que no es necesario que una sola persona aporte todo el dinero que necesitas, éste se irá acumulando a partir de las donaciones. A cambio de éstas donaciones, se establece cualquier recompensa imaginable, normalmente no monetarias, en relación con el importe de la aportación.
Para ello, las plataformas de crowdfunding nos proporcionan espacios de confluencia entre personas con proyectos e ideas creativas e inversores con ganas de confiar en proyectos innovadores. El periodo para conseguir el dinero necesario para iniciar el negocio suele ser de uno a tres meses y la comisión que suelen cobrar varía entre el 5% y el 10% aproximadamente del dinero recaudado. No obstante, algunas sólo te cobran la comisión si el proyecto consigue el objetivo marcado, y otras siempre.
Lo cierto es que el crowdfunding es una forma de poder llevar a cabo ideas empresariales con mucho potencial e intereses que no verían la luz si no fuera por ésta forma de financiación, sin necesidad de endeudarte con los bancos, algo que tanto preocupa. Además, de poder publicitar y difundir tu proyecto desde la propia plataforma para atraer al mayor número de personas.
Otras formas de financiación
El equity crowdfunding y el crowdlending son unas variables al tradicional crowdfunding. El primero, por su parte, consiste en la obtención de participaciones en la empresa a cambio de donaciones, superiores a las del crowdfunding. Y el crowdlending para pymes proviene de inversores particulares, son ellos quienes apuestan exclusivamente por tu proyecto.
La gran diferencia con el crowdfunding es que en estos casos, sí hay que devolver el dinero prestado con intereses, aunque siempre en menor medida que si optamos por la vía bancaria.
La nueva ley del crowdfunding
Multitud de empresas se mantuvieron alerta ante la resolución de la nueva Ley de Fomento de Financiación Empresarial (LFFE) aprobada el pasado mes de marzo. Este nuevo marco jurídico marca el rumbo que muchas empresas deben llevar a partir de ahora en el camino de la financiación empresaria. El objetivo es regular el éxito de la financiación colectiva a través de las plataformas de Internet. Para ello, las empresas tendrán un periodo de adaptación a la normativa de seis meses.
Se crea una regulación para el equity crowdfunding, compra de acciones. Se establecen límites para que no se produzcan grandes escándalos en el futuro.
Los inversores acreditados (el institucional, y las empresas y personas físicas o jurídicas que cumplan determinados requisitos) no tendrán límites en el número de proyectos a invertir. Por su parte, el inversor no acreditado (todos los demás) se establecen límites anuales de inversión de hasta 3.000€ por proyecto y 10.000€ entre todas las plataformas.
Además, la nueva ley obligará a muchas empresas que utilicen el crowdfunding a convertirse en Sociedades Anónimas, un proyecto más caro de conformar y gestionar, pero más controlado.
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