Opinión

El Estado no somos todos

Las arcas públicas engordan a costa de ciudadanos que pagan y reciben poco o muy poco a cambio

El Gobierno abre la puerta a más subidas de impuestos para el año 2023
María Jesús Montero, ministra de Haciendafreemarker.core.DefaultToExpression$EmptyStringAndSequenceAndHash@7594fd9f

El rey sol de estos tiempos es una trituradora de libertades por encima del bien y del mal, como en los tiempos del absolutismo. Hemos pasado de postrarnos ante un trono a hacerlo ante una suerte de pensamiento único que nos dicta que cada día tenemos que pagar más impuestos para crear una sociedad más igualitaria a base de dádivas con sello gubernamental y beneficios, mal llamados sociales, que deberían de ser ocasionales y no perpetuos salvo en ocasiones.

El gasto en servicios sociales y promoción social en España ha pasado de 1.800 millones en 2014 a más de 6.000. Seis de cada diez euros de los presupuestos (266.189 millones) se destinan a gasto social. Mientras, la deuda de la Seguridad Social ha pasado con Pedro Sánchez al frente del Gobierno de los 34.888 millones en junio de 2018 a superar los 106.000. Una espiral sin freno que hipoteca el futuro de los más jóvenes hasta elevar la deuda al 115,6%. Sin medidas correctoras, el déficit estructural estará en el 4% en 2025, lejos de los nuevos retos de contención de Bruselas. Y pese a la inflación, el Estado prosigue saqueando los bolsillos de la economía productiva y prevé un récord de recaudación impositiva de 244.000 millones, y más cargas para pagar las pensiones.

El escándalo de Mónica García no por cobrar una ayuda en su factura eléctrica como familia numerosa a la que tiene derecho, sino por pedir la dimisión del vicepresidente de la Comunidad de Madrid, Enrique Ossorio, por hacer lo propio pone de manifiesto dos cosas. La primera es que sobra mucho Estado del Bienestar de algunos. La segunda, que la mayoría de ciudadanos sólo pagan y pagan sin recibir nada o muy poco a cambio. De hecho, muchos pueden pasar toda la vida sin tener que recurrir al Estado, salvo para cobrar las pensiones de jubilación que, por otra parte, son contributivas y no una ayuda social, salvo en contadas ocasiones. Unas pensiones para las que han estado adquiriendo derechos.

Sin embargo, el Estado no deja de engordar a costa de esos ciudadanos. Y mientras ellos comienzan a pensar si este verano habrá que apretarse el cinturón, el Estado se va de crucero al Caribe a costa ¿de todos? No, de algunos. Los que están cansados de pagar mientras otros viven del cuento.