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Análisis

El impacto en la economía del descrédito económico e institucional

Los inversores confiarán menos y, en consecuencia, invertirán menos. El ataque a La Vuelta, jaleado por Pedro Sánchez, es el último ejemplo de este bochorno

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez Alberto R. RoldánPHOTOGRAPHERS

El no guardar las formas, el no cuidarlas institucionalmente, el ir contra lo establecido y jalearlo desde altas responsabilidades es algo que tiene un impacto muy negativo en la imagen de un país y, por tanto, en su economía, pues los inversores confiarán menos, invertirán menos, generarán menos actividad y, por ello, se creará menos empleo.

Ese descrédito institucional lleva mucho tiempo asentándose en España con la actitud del Gobierno en muchos temas, desde la amnistía hasta los impuestos a medida para determinadas empresas, pero donde ha alcanzado la cima ha sido con el bochornoso episodio del ataque constante que ha sufrido La Vuelta a España de este año, con significativa relevancia a su última etapa. El presidente del Gobierno jaleó las protestas en un mitin durante la mañana del pasado domingo y por la tarde muchas personas violentas pusieron en peligro a los ciclistas, a sus cuerpos técnicos, a la organización y a los espectadores, que en lugar de presenciar un bonito evento deportivo tuvieron que irse corriendo ante el riesgo de resultar heridos por quienes ejercían la violencia.

El Gobierno de Sánchez se ha caracterizado por su desmedido gasto público, su déficit estructural creciente, su deuda exponencial, sus impuestos asfixiantes y su intervencionismo paralizante. Todo ello, ha provocado una influencia muy negativa en la estructura económica, camuflada en el corto plazo bajo la anestesia del gasto público y de un comportamiento extraordinario del sector exterior, que ya da síntomas de haber llegado al límite superior, pero que ha empeorado mucho el carácter estructural, como digo, de la economía. Sin embargo, la imagen transmitida a todo el mundo con la violencia justificada por miembros del Gobierno y muchos de sus apoyos parlamentarios infligen un daño difícilmente reparable a la imagen de España y hacen que muchas empresas estén preguntando a sus delegaciones en España por la realidad de la situación. Dichas empresas, y otras que pudiesen venir, puede que se piensen si es seguro realizar la inversión en España y se retiren, causando un quebranto importante a nuestra economía. Ellos defienden sus intereses; el problema es que el Gobierno, con su actitud está socavando los intereses españoles, al perjudicar a su economía con sus manifestaciones y apoyos de esta índole.

Junto a ello, supuesta corrupción que asola al Gobierno, que ya lo arrasa, pues siempre respetando la presunción de inocencia, parece que hay una metástasis de corrupción en todo el entorno del presidente Sánchez, donde sus tres acompañantes del Peugeot estarían cercados por la misma si se confirman las indagaciones de la UCO. Su mujer está imputada; su hermano, procesado; el TSJM avala investigar si hubo conflicto de intereses de Sánchez en la aprobación del rescate a Air Europa; las primarias que ganó en 2014, amañadas según la UCO, y no sirve la respuesta de Sánchez, donde dice que no tiene importancia el fraude en dos votos, porque ganó por 16.000; es el hecho fraudulento lo grave, igual que si un alumno copia en un examen un apartado de una pregunta debe ser suspendido, aunque el resto del examen no haya sido copiado. Es más, incluso una tesis doctoral debería ser suspendida o invalidada si se demuestra plagio, ya sea en una parte o en la práctica totalidad de la misma. Puede que el esperpento lamentable que ha sufrido La Vuelta por parte de personas violentas, jaleadas, insisto, por personas con altas responsabilidades, no sea más que un intento de distracción para tapar la potencial corrupción que rodea al entorno de La Moncloa. Es grave tratar de ocultarlo, pero más grave es tratar de hacerlo a costa de perjudicar la imagen de España y su economía. Todo ello emite una señal de inseguridad jurídica en los negocios.

Como ya he dicho en otras ocasiones, hay estudios que calculan que el impacto que una corrupción que no sea generalizada, pero que se sobreentienda como necesaria para lograr ciertos trámites podría afectar a medio punto de crecimiento de la economía en el medio y largo plazo (7.000 millones de PIB y entre 15.000 y 20.000 puestos de trabajo). En caso de volverse creciente, esa corrupción podría llegar a frenar hasta cinco puntos de crecimiento económico (diez veces la cifra anterior), como sucede en muchos países sumidos en la más absoluta de las corrupciones. Si a ello le sumamos el efecto de desprestigio que el ataque a La Vuelta puede tener en nuestra economía, el quebranto puede ser enorme.