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Inteligencia Artificial

La inversión en IA, en manos de pocas y grandes empresas

La infraestructura sigue siendo el principal destino de los fondos lo que, aseguran, responde a un ciclo normal antes de llegar al software

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La inteligencia artificial (IA) es el tema de moda, y no solo en la industria tecnológica. Aunque prácticamente no hay startup que no diga que está basada en la IA ni empresa que diga que la usa, la pregunta es cuánta inversión realmente acumula esta tecnología.

James Chen, gestor del fondo Allianz Artificial Intelligence, explicaba en una reciente visita a nuestro país que la inversión es «muy análoga a cualquier otro ciclo tecnológico», centrándose en infraestructura (incluyendo computación, redes y capacidad de almacenamiento) para «permitir el desarrollo» y, en una segunda fase, invertir en aplicaciones. «Aún estamos en las primeras etapas del ciclo de la IA generativa», asegura.

El reparto de la inversión

El ciclo inversor, según Chen, se apoya en tres grandes pilares: la infraestructura (chips, centros de datos, redes), las aplicaciones (software y servicios basados en IA) y las industrias habilitadas por la IA (sectores que la incorporan para transformar su operativa). Allianz estima que su exposición sectorial se reparte aproximadamente en un 33% en infraestructura, 28% en aplicaciones y 37% en industrias potenciadas por IA, donde destacan nombres como Eli Lilly, Tesla, Constellation Energy, Microsoft y Amazon.

La concentración de la inversión es uno de los rasgos más llamativos de esta ola. «Este ciclo de inversión es diferente a todos los demás porque todo se concentra en pocas pero muy grandes compañías», afirma Chen. La razón principal es el coste de construir centros de datos, que es muy elevado (lo que hace que una empresa emergente no puede asumir dicho coste).

Esta barrera de entrada ha desplazado el liderazgo innovador de las startups hacia las grandes corporaciones, al menos en la infraestructura y los modelos fundacionales. Sin embargo, Chen considera que las startups «aguardan toda esta infraestructura para poder entrar y desarrollar alguna aplicación». Es decir, que según este experto las startups sí están recibiendo inversiones, pero a un menor nivel porque están decidiendo en qué modelo de IA quieren funcionar. «Esa es la razón por la que estas empresas están experimentando una demanda enorme. En las pequeñas hay movimiento. Simplemente depende de dónde la empresa emergente desee involucrarse en el mercado, qué tipo de soluciones está construyendo y a qué mercados se dirige. Pero habrá mucha actividad inversora y veremos una evolución en los próximos años», adelanta.

Íñigo Laucirica, director de inversiones de Samaipata, coincide en que la IA abre oportunidades, aunque el peso en su cartera aún sea limitado. «Aunque hoy representa un porcentaje aún limitado de la cartera, hemos hecho ya tres inversiones en compañías nativas en IA - como Genesy AI o Synthavo - y prevemos que su peso aumente significativamente en los próximos años». Laucirica apunta a la importancia de los modelos de lenguaje (LLMs) aplicados a casos de uso específicos y de alto impacto. «Nos interesan compañías que apliquen el potencial de los LLMs a casos de uso específicos y de alto impacto. Genesy AI, por ejemplo, automatiza todo el ciclo de ventas B2B con agentes autónomos. Vemos oportunidades similares en sectores como legal, educación o salud, donde la IA puede transformar tareas repetitivas con contexto y precisión».

El auge de la IA ha provocado una proliferación de startups que se autodefinen como tales, pero los inversores buscan señales claras de escalabilidad y defensibilidad. «Las barreras de entrada para construir una compañía con IA nunca han sido tan bajas. El verdadero reto está en escalar con eficiencia, generar defensibilidad y capturar valor a largo plazo. Como inversores, analizamos la capacidad de las compañías para integrarse en flujos de trabajo clave, construir efectos de red, y desarrollar una ventaja competitiva sostenible», explica Laucirica.

Evitar la burbuja

Muchos son los que comparan esta ola de IA con la revolución que supuso Internet. ¿Hay riesgo de generar otra burbuja, como la de las «punto com»? Según Chen, la mayoría de estas empresas cotizan y mantienen una valoración en línea con el mercado, «si no por debajo», asegura, añadiendo que «no se están negociando a 60, 70 millones de veces como ocurrió en el pasado. Al mismo tiempo, las empresas están realizando inversiones en infraestructura de IA, específicamente las empresas más grandes. No están pidiendo prestado dinero. No están emitiendo acciones para financiar esto. Todo esto proviene del flujo de caja operativo, sin disminuir la política de dividendos ni su programa de recompra de acciones». Esta disciplina financiera reduce el riesgo de burbuja, según Chen, que considera que esta concentración es buena. El riesgo principal, coinciden los expertos, es una recesión global que obligue a las empresas a recortar inversiones en infraestructura y desarrollo. Aunque, «para ser justos, no hemos tenido una verdadera recesión en mucho tiempo», esta podría complicar la actual situación.

En este contexto, la estrategia de los grandes fondos y los inversores especializados es holística y diversificada, con equipos multidisciplinares que rastrean oportunidades en toda la cadena de valor. «Los socios de infraestructura de IA se benefician de esas inversiones y crean valor al permitir que alguien adopte la tecnología, lo que impulsa los ingresos y las ganancias de esas empresas que, además, se pueden compartir», asegura este inversor.

Una situación que, según su análisis, se replica igual en aplicaciones de IA: desarrollan un producto o servicio determinado que se basa en toda esta infraestructura para su implementación y que mejora su crecimiento también. Y, en última instancia, la industria habilitada por IA abarca todos los diferentes sectores económicos», señala Chen.

Soberanía

En el trasfondo, la competencia geopolítica añade una capa de complejidad. Estados Unidos y China libran una batalla por el control de los semiconductores y el talento, con restricciones a la exportación de tecnología avanzada y una carrera paralela por desarrollar modelos propios.

A esto habría que sumar los planes de soberanía, en especial en Oriente Medio. «La inversión de Arabia Saudita es equivalente al de los Estados Unidos», asegura este experto que espera que Europa también anuncie en breve proyectos de gran escala.

La escasez de talento especializado es otra preocupación. James Chen advierte sobre el impacto de las restricciones migratorias y la competencia global por ingenieros de IA.

El futuro de las startups basadas en IA

En el mundo de las startups el debate gira en torno a o si las grandes empresas acabarán absorbiendo todo el valor o si las startups podrán consolidarse en nichos verticales.

Iñigo Laucirica cree que no es algo nuevo. «En cada ola tecnológica se repite el mismo debate: ¿ganarán las grandes empresas, que ya controlan la distribución, o las nuevas, que innovan con mayor velocidad? Con la inteligencia artificial, veremos un reparto del valor. Es probable que los grandes actores integren ciertas funcionalidades en sus propias plataformas, pero creemos que hay espacio para que startups verticalizadas dominen segmentos concretos, siempre que consigan ser las mejores en su categoría».