Banco Popular
La herencia del ladrillo
En un país que trata de dejar atrás la crisis económica, el caso de Banco Popular supone otro ejemplo más del daño que siguen haciendo los excesos cometidos durante la burbuja inmobiliaria.
En un país que trata de dejar atrás la crisis económica, el caso de Banco Popular supone otro ejemplo más del daño que siguen haciendo los excesos cometidos durante la burbuja inmobiliaria.
Tras una dudosa gestión del riesgo y después de rechazar la ayuda que ofreció el «banco malo», es decir, la Sociedad de Gestión de Activos procedentes de la Reestructuración Bancaria (Sareb) en su momento, la entidad financiera se encuentra ahora con un problema delicado de solvencia. Con la mochila del ladrillo a sus espaldas, la actual situación de los tipos de interés afecta directamente a su negocio bancario y le impide remontar el vuelo.
Por si fuera poco, el banco no ha sabido subirse a tiempo al tren de la transformación digital, sembrando dudas sobre su capacidad para captar clientes en el futuro. Las últimas informaciones acerca de la entidad no han hecho sino agravar más el desplome de sus acciones en bolsa, que cotizan en mínimos históricos. La entidad financiera siente de cerca el aliento de Bruselas, que vigila todos sus movimientos.
Por otro lado están las noticias acerca de futuras operaciones corporativas. O más bien la ausencia de éstas. Son tres las maneras que tiene el banco para tratar de mantenerse a flote: venta de activos inmobiliarios, ampliación de capital o fusión con otro banco.
La venta de activos se está produciendo a un ritmo muy lento, debido probablemente a los bajos precios que ofrece el mercado, consciente de las prisas del banco por desinvertir. Acudir al mercado a solicitar dinero es complicado teniendo en cuenta que se trataría de la cuarta ampliación de capital desde 2012.
Por su parte, la venta de Banco Popular a otra entidad parece ser la opción preferida por su cúpula directiva pero no tanto por sus potenciales compradores. Se habla de que entidades como Santander, BBVA y Bankia se encuentran por un lado tentados a integrar al sexto banco por volumen de activos en España y, por otro, son conscientes de los riesgos que entrañaría una operación de tal calado.
*Analista de Self Bank
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