Industria automovilística

Luca de Meo (Renault): "Podemos hacer un coche tan rápido como los chinos"

El consejero delegado del grupo automovilístico francés rechaza que Europa multe a los fabricantes por no cumplir los plazos de la normativa de emisiones

Luca de Meo, CEO de Renault
Luca de Meo, CEO de RenaultRenault

La industria europea del automóvil atraviesa en estos momentos una compleja fase de transformación cuyo objetivo está orientado a la obligada electrificación que impone Europa. Los constructores han tomado caminos y estrategias diferentes y el resultado, como no podía ser de otra manera, es muy distinto. En la pasada edición del Salón de Automóvil de París, un reducido grupo de medios, entre los que se encontraba LA RAZÓN, tuvo la oportunidad de departir con Luca de Meo, consejero delegado del Grupo Renault, que ese mismo día presentó un nuevo modelo, el R4, y mostró varios prototipos entre los que destacaba el nuevo Twingo, que aterrizará en el mercado en menos de dos años.

De Meo hizo un repaso a la situación del sector, la problemática actual con las escasas ventas de coches eléctricos en general, la falta de infraestructuras, lo bien que salió la apuesta por España para fabricar híbridos y no cien por cien eléctricos todavía (algo que ha despertado cierto recelo entre los sindicatos francesas que ven cómo ahora mismo el mercado se nutre principalmente de los vehículos hechos en Valladolid y Palencia) y el largo camino que todavía queda por recorrer para que Europa sea competitiva en este sentido. Algo que en Renault ya están haciendo con su clara apuesta por las plataformas de coche pequeño cien por cien eléctrico como el Renault 5, que estos días comienza su comercialización.

De Meo reconoció estar trabajando conjuntamente con chinos. «Hemos tenido que revolucionar completamente el concepto de desarrollo de producto en Renault para conseguir hacer coches en menos de dos años. Y el Twingo va a ser el primer coche europeo hecho en menos de dos años. Para mí era muy importante demostrar que podemos hacer un coche tan rápido como los chinos. Para enseñar que Europa puede hacer estas cosas. Pero para hacer esto hemos tenido que aprender de cómo lo hacen los chinos. Y lo hemos entendido. Y ahora hemos cooperado para ver cómo construir todo esto y estamos aplicando este nuevo proceso de desarrollo a todos los próximos productos. Cuando tú haces un coche en cuatro años, tienes como dos mil ingenieros haciendo el coche, cuatro años. Si estos (los chinos) lo consiguen en dos, te sale más barato. ¿Por qué es tan importante desarrollar coches pronto y tomar la decisión al último minuto? Porque si tú esperas un año y te entra una nueva química de batería, una nueva solución de un semiconductor más potente, pero más barato, tú vas a poder coger la oportunidad. Entonces estamos intentando organizarnos para poder tomar la decisión lo más tarde posible. Y lo que hacen los chinos, por ejemplo, es que cogen piezas que ya están disponibles en el ecosistema de los proveedores. Y dibujan alrededor de la pieza. Primera cosa. Segundo, trabajan, hacen mucho «frontloading». Entonces, tienen muchos ingredientes ya semicocinados antes y combinan. Tercero, trabajan en paralelo. Y cuarto, hacen mucho en digital», explicó el directivo.

De Meo no eludió la pregunta sobre cómo llegarán a final de año respecto a la normativa europea de emisiones (CAFE) y si pedirán mayor flexibilidad. «Vendiendo coches eléctricos, o pagando multas o comprando créditos a otros fabricantes o dejando de fabricar coches de combustión. Alcanzar el objetivo fijado por la UE en la actual coyuntura de mercado de venta de eléctricos es casi misión imposible. Las previsiones no se han cumplido y el mercado de eléctricos está a la mitad de lo que estaba previsto de modo que hay que negociar una flexibilización de la normativa. Nadie podrá decir que los fabricantes no han cumplido con su parte del trato», comentó. «Sí, técnicamente es posible. Políticamente es difícil. También la comisión todavía no está totalmente operativa. Tenemos una ventana de unas semanas para que nos muestren un poco de pragmatismo para entender que no tiene sentido que una industria que tanto ha invertido en la transición ecológica y tanto tiene que invertir no puede permitirse pagar 15 o 20.000 millones de euros de multas. ¿Para quién? ¿Dónde va este dinero? ¿Vuelve a la gestión? ¿Vuelve a la infraestructura? ¿Se va a Defensa? ¿Se va a Sanidad? ¿Por las pensiones? No sé. Entonces, nuestra lucha es esa», terminó el ejecutivo italiano, que una vez más volvió a dar una «masterclass» sobre industria.