Salario
¿Qué es el salario bruto y el neto? Esta es la clave que los diferencia
Del sueldo bruto que promete la empresa al neto que de verdad llega a la cuenta bancaria hay un trecho considerable, un camino marcado por las cotizaciones y el IRPF que conviene conocer en detalle para evitar sorpresas
El espejismo del sueldo pactado con una empresa se desvanece para muchos trabajadores al recibir su primera transferencia. Esa cifra, que sobre el papel parecía una cosa, se convierte en otra bien distinta al llegar a la cuenta bancaria. La explicación a este habitual rompecabezas reside en una serie de deducciones obligatorias que transforman el salario bruto en el salario neto, condicionando por completo la nómina a final de mes.
De hecho, la retención más compleja de anticipar es la que corresponde al Impuesto sobre la Renta de las Personas Físicas (IRPF). Se trata de un impuesto progresivo, lo que quiere decir que su porcentaje aumenta conforme lo hace el sueldo. A mayores ingresos, mayor es la mordida. Pero no es el único factor, en su cálculo también influyen las circunstancias personales y familiares de cada empleado, como tener hijos a cargo o el estado civil.
Por otro lado, a esta retención variable se suman las cotizaciones a la Seguridad Social, que operan de una forma mucho más predecible. Suponen un porcentaje casi fijo sobre la base de cotización del trabajador. Concretamente, para los contratos indefinidos esta aportación es del 6,35 %, una cifra que se eleva ligeramente hasta el 6,4 % en el caso de los contratos de carácter temporal.
Del total acordado al ingreso real en cuenta
En este contexto, comprender la diferencia entre bruto y neto resulta fundamental para cualquier trabajador. El salario bruto es la remuneración total que la empresa paga, la cantidad que figura en las ofertas de empleo antes de aplicar descuento alguno. Por el contrario, el salario neto es la cantidad líquida que efectivamente se ingresa en el banco, el dinero real del que dispone el empleado.
Asimismo, una de las dudas más recurrentes entre la plantilla gira en torno a la distribución del salario anual. Recibir el sueldo en doce o en catorce pagas, con las tradicionales extras de verano y Navidad, no altera la cantidad neta total que se percibe al cierre del año. La única variación se produce en el importe mensual, que lógicamente será inferior si se opta por las catorce pagas, pero el cómputo global permanece idéntico.
En definitiva, conocer el funcionamiento de estas deducciones es la única herramienta válida para que un empleado pueda calcular con cierta precisión cuál será su capacidad financiera real. Entender la propia nómina permite una mejor planificación y evita que la cifra final que llega al banco se convierta en una decepción, garantizando así una visión clara sobre el poder adquisitivo real.