Distribución
Las rebajas textiles vendrán con menos descuentos este verano
El sector asegura que es «muy difícil» hacer una campaña agresiva con el aumento de costes que ha habido
Las rebajas de verano de este año serán menos rebajas en el sector textil. Y no sólo porque el poder de compra de los españoles haya menguado en los últimos meses por mor de la inflación sino porque esa esta misma escalada de precios está golpeando los costes de esta industria y erosionando mucho sus márgenes. Y eso, advierten, complicará que se puedan aplicar grandes descuentos.
«Hacer rebajas muy agresivas es muy difícil porque los costes han subido de forma exponencial. Y no todo el mundo los ha podido trasladar al precio de venta», advirtió ayer el presidente de la patronal Acotex, Eduardo Zamácola.«Con estos incrementos de costes, no espero rebajas muy agresivas para poder proteger la rentabilidad», añadió Zamácola, que añadió además que las rebajas, sin son muy grandes, son sinónimo de que las cosas no se han hecho bien y hay mucho "stock" que liquidar con menos margen.
El periodo de descuentos por excelencia en el comercio llega en un momento agridulce para el textil. Aunque el sector cerró 2022 con su primera mejora de facturación desde que estalló la pandemia, sus datos siguen todavía muy alejados de los que registraba antes del coronavirus. Las compañías textiles sumaron unas ventas de 10.658 millones de euros el pasado ejercicio, un 19,73% más que en 2021, según los datos recogidos en el informe «El comercio textil en cifras» de Acotex. Aunque porcentualmente se trata de un avance muy notable, en términos absolutos la cifra queda todavía muy lejos de los 18.000 millones de euros que estas compañías facturaron en 2019, año récord de ventas y que Acotex ve muy lejos de igualar todavía. «Nos queda bastante para recuperar esas cifras», dijo Zamácola durante la presentación del informe. «Hablamos de crecer un 80%. No lo vemos ni en 2023 ni en 2024. Y no se trata sólo de recuperar las ventas, sino también la rentabilidad», añadió. La patronal cree que la pandemia ha cambiado las prioridades del consumidor, que ahora prefiere gastar más en ocio, restauración o viajes, dejando a un lado la compra de ropa, lo que está complicando su recuperación. Muestra de este cambio de paradigma es el gasto en textil de las familias, que se ha desplomado desde los 1.256 euros de 2019 hasta los 879 de 2022. Una caída que es todavía mayor si se compara con el máximo histórico de 2006, cuando alcanzó los 1.881 euros.
Lo que el sector atisba de cara a los próximos meses tampoco le hace ser optimista. A pesar de que, hasta mayo, su facturación ha seguido creciendo un 3,8%, el pasado mes sus ventas se frenaron y retrocedieron un 5,7%. Aunque Zamácola dijo que fenómenos como la climatología adversa que sufrió España tuvieron su peso en este retroceso, hay cuestiones de fondo que les preocupan y que no les conducen precisamente a ser optimistas. «El incremento de los tipos de interés, una inflación disparada, la guerra en Ucrania... son circunstancias que nos hacen pensar que lo que viene por delante no es muy optimista», según resumió el presidente de Acotex.
Entre los factores que Zamácola incluye como fuente de esas dudas está la convocatoria de las elecciones generales del 23 de julio. El directivo de Acotex explicó que «por la experiencia que tenemos, los fines de semana en que hay elecciones, se paran las ventas». Pero más allá de ese paréntesis puntual está el hecho de que una convocatoria de este tipo genera por sí misma incertidumbre en el consumidor respecto a lo que va a suceder que retrae las ventas.
A pesar de haber incrementado sus ventas, las compañías textiles continuaron el pasado ejercicio cerrando tiendas. El número de establecimientos del sector se redujo otro 1,55%, hasta situarse en 43.987, muy lejos de los 61.891 que tenía antes de la pandemia. Una reducción que Zamácola ha achacado al auge de la venta online -que, según sus datos, rondaría el 16% de la facturación- y a la necesidad de las compañías de reducir gastos para mejorar su eficiencia en un entorno de subida de costes. No obstante, la reducción de tiendas no ha supuesto destrucción de empleo, pues el número de trabajadores del sector aumentó un 0,96%, hasta los 165.423, cifra que de todos modos queda también bastante alejada de los 199.112 que tenía en 2019.
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