Política

La agenda del reencuentro manda

Sánchez logra imponer un guion sobre los indultos que provocará frustración

Los indultos a los políticos del «procés» serán realidad en días. Hay pocas dudas al respecto. Ha sido el primer triunfo de la estrategia del Gobierno para llevar a buen puerto su entendimiento con los separatistas. Hay un marco político, institucional y social que da por supuesto que los reclusos abandonarán definitivamente la prisión por la gracia otorgada del presidente al servicio del bien común. Moncloa ha desplegado su inmenso arsenal de recursos para generar adhesiones y discursos que enmendaran la hostilidad de la mayoría de la población española, que, aunque no ha mermado, sí que lo ha hecho la percepción de ese reproche y su volumen, y eso es mucho. En democracia, atenuar y modular la opinión pública es clave para alcanzar objetivos de partido y de gobierno. No es casualidad que el país haya pasado de la fotografía de la gran manifestación de Colón contra los arbitrarios privilegios carcelarios que se ultiman a las imágenes de un presidente triunfante en Barcelona, con adhesiones crecientes y significativas a sus favores a los dirigentes secesionistas presos, incluidas las de los empresarios y los obispos del Principado. Nada sucede por casualidad, y ese tránsito ha sido tanto mérito de unos como demérito de aquellos que no han sabido contrarrestar con mayor eficacia la inasequible voluntad del Ejecutivo en este campo. Sánchez se ha llevado también el pulso con los lemas del reencuentro, la concordia, el diálogo, la normalización y la reconstrucción que han prendido en contraposición al odio, «la venganza o la revancha, que no son principios constitucionales», que ha sido como la trama gubernamental ha denostado la sentencia del Tribunal Supremo y la aplicación de la Justicia. Sánchez, se quiera o no admitir, ha logrado presentar como víctimas a los condenados también ante Europa, donde alienta ahora ese horizonte despejado para los presos, y puede que hasta para los prófugos, en el Consejo de Europa a costa, eso sí, de socavar el prestigio del tribunal sentenciador y de la justicia en general, como ha denunciado con toda razón la inmensa mayoría de la carrera judicial. Por si faltaba algo, y para que ningún flanco quedara sin atender, el presidente ha vinculado los indultos con la recuperación económica. Creceremos más con los separatistas libres, ha venido a decir. Veremos dónde conduce esta nueva etapa de privilegios y mesa de diálogo. Somos escépticos ante esta fabulosa ilusión creada por el Gobierno que relega la democracia y la Constitución.