Editorial

Reivindicación de la Nación española

Hoy es momento de reivindicarnos como pueblo acogedor, pacífico y, sobre todo, libre,

Estrasburgo condena a España por vulnerar la libertad de un sindicalista que incitó a quemar la bandera nacional
Estrasburgo condena a España por vulnerar la libertad de un sindicalista que incitó a quemar la bandera nacionalEuropa Press

Hoy España celebra su Fiesta Nacional, en una fecha que también conmemora una de las grandes gestas de la historia de la humanidad como fue el descubrimiento, colonización y evangelización de las Américas. No atraviesa, precisamente, la sociedad española sus mejores momentos, tras unas elecciones que han sobredimensionado la influencia de un nacionalismo menguante en las urnas, al que la ambición personal del actual presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, ha colocado en una posición de fuerza capaz de alterar los fundamentos jurídicos sobre los que se asienta la convivencia democrática de los españoles.

Por supuesto, no responde a la voluntad mayoritaria de una sociedad que no se plantea graves dudas identitarias y que mantiene sus vínculos afectivos y la conciencia de pertenencia a una Nación en la que reinan conceptos como la libertad y la igualdad, el respeto a las diferencias y la tolerancia ante lo distinto, virtudes ciudadanas que han hecho de España una de las grandes democracias plenas del mundo y uno de los países de Europa con mejor calidad de vida.

Sabemos de los problemas que nos atenazan, del creciente número de hogares que apenas llega a final de mes o que depende de las ayudas sociales para la mera supervivencia. Sabemos de la mala situación del mercado laboral, de la escasez de vivienda, que se ha hecho inalcanzable para la mayoría de los jóvenes y de los inmigrantes que han buscado entre nosotros una vida mejor. Y sabemos, por fin, de los embates de un populismo de viejo cuño, que creíamos desterrado de nuestros lares, que busca exacerbar las diferencias ideológicas, porque sólo en el frentismo y la tensión encuentra su razón de existir.

Pero hoy es momento de reivindicarnos como pueblo acogedor, pacífico y, sobre todo, libre, de felicitarnos por los logros que admiran nuestros vecinos, desde el cuidado del patrimonio natural a la calidad del sistema de Salud Pública, que nos hace acreedores a la mayor esperanza de vida, pasando por la calidad de la red de transportes, la proverbial seguridad de nuestros pueblos y ciudades y la fluida integración de quienes han llegado allende del mar.

Logros que la batalla política y las banderías, pero, también, las sostenidas campañas de caricaturización de los secesionistas, siempre alentando una España en blanco y negro, desdibujan con demasiada frecuencia.

Hoy, por supuesto, la Fuerzas Armadas, bajo el mando supremo del Jefe del Estado, Su Majestad Felipe VI, desfilarán por las calles de la capital como exponentes de la excelencia de nuestras instituciones militares, piedra de toque de la fortaleza de cualquier país. Y, seguramente, se escucharán los habituales gritos contra el presidente del Gobierno, mera anécdota que no debe hacernos perder el profundo sentido de lo que somos y celebramos.