El Euroblog

El fantasma de la abstención sobrevuela las elecciones europeas

El fantasma de la abstención sobrevuela las elecciones europeas
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Si las previsiones más pesimistas se confirman, apenas uno de cada tres europeos votará en las elecciones de la próxima semana. Pero la gente no vota porque esté en contra del proceso de construcción europea, sino porque no conoce qué se juega en Estrasburgo.

Políticos, instituciones y medios de comunicación hemos fracasado en la labor de trasladar al ciudadano de a pie cómo influye el Parlamento Europeo en su vida cotidiana. Desde la semana laboral a las tarifas de los móviles o el permiso de maternidad, el Parlamento Europeo es probablemente la institución comunitaria que más se preocupa por el consumidor y el medio ambiente. Sin embargo, sus decisiones no trascienden a la opinión pública.

Además el complejo sistema institucional de la UE impide visualizar en el Parlamento Europeo un nítido Poder Legislativo que ponga o quite Gobiernos en función de las mayorías logradas en las urnas. ¿Cómo se puede distinguir entre derecha (PPE) o izquierda (PSE) cuandos ambos grupos mayoritarios han votado juntos en el 97% de ocasiones durante el pasado año? ¿Se imaginan que PP y PSOE se pusieran de acuerdo tan a menudo en el Parlamento español?

Durante los últimos treinta años no han dejado de aumentar las competencias de la Eurocámara mientras a su vez descendia la participación de los electores en las distintas citas electorales. Y las campañas nacionales tiene mucha culpa de esta paradoja. Los debates y polémicas nacinales dominan los actos electorales y la discusión sobre las políticas europeas apenas son un murmullo. En Alemania las europeas son unas primarias de las federales de septiembre, en Reino Unido son un castigo a la clase política por haber abusado de los fondos públicos, en Italia se han convertido en un culebrón sobre si Berlusconi se acostó o no con una menor... Y en España son un referéndum contra Zapatero y una revalida al liderazgo de Rajoy.

Sólo cuando conformemos una opinión pública europea, lo nacional y lo europeo podrán coexistir de manera armónica y complementaria. Y esto no son brindis al sol. Esos mismos europeos que prefieren quedarse en casa durante las euroelecciones creen en un 56% que la UE es una oportunidad. En cambio, sólo un 17% percibe a la Unión como un amenaza.