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Giro a la derecha en Alemania

La Razón
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Al final las elecciones alemanas se han resuelto sin ningún suspense. Tal y como preveían las encuestas previas, democristianos (CDU) y liberales (FDP) han obtenido la mayoría suficiente para gobernar los próximos cinco años. A pesar de que el partido de la canciller, Angela Merkel, ha obtenido los peores resultados desde los años cincuenta, ella es la gran ganadora de la cita electoral. Podrá gobernar con quienes deseaba abiertamente, los liberales de Guido Westerwelle, que han experimentado un fuerte crecimiento.

Sin embargo, esta Legislatura no será un camino de rosas para Merkel. Se ha librado de los socialdemócratas, que frenaban sus políticas liberales, pero se ha casado con un partido que defiende los postulados más puramente neoliberales. El FDP y los social cristianos bávaros (CSU) presionarán estos años a la canciller para que emprenda una fuerte bajada de impuestos. Algo, que como reconoce la propia líder de la CDU, no es posible a corto plazo. Habrá que esperara a 2011 o más tarde, cuando Merkel confía en que el crecimiento económico haya permitido a Alemania reducir su fuerte deuda pública (100.000 millones de euros).

Para el otro gran partido de la República Federal Alemana, el Partido Socialemócrata (SPD), el 27 de septiembre de 2009 pasará a la historia por ser el día en el que sufrió el mayor batacazo electoral desde el final de la Segunda Guerra Mundial. De la distancia de un punto con los democristianos que obtuvo Gerhard Schröder en 2005 se ha pasado a un abismo de diez puntos. El candidato a la Cancillería, Frank-Walter Steinmeier, no lo ha podido hacer peor en su primera carrera electoral.

Para el SPD se abre ahora una larga travesía del desierto tras once años en el poder (siete al frente de la coalición "rojiverde"y cuatro como socio menor de la "Gran Coalición"). El partido deberá optar entre tender puentes hacia La Izquierda, el partido que une a socialdemócratas descontentos y ex comunistas de la RDA, o proseguir su estrategia centrista que tan malos resultados le ha dado hasta ahora. El acercamiento a La Izquierda es difícil a medio plazo, al menos mientras se mantenga la actual dirección, que no perdonan la traición de su ex correligionario Oskar Lafontaine.

La juventud puede ser una tabla de salvación para el SPD. Las encuestas muestran que éste es el partido preferido para los nuevos votantes. En cualquier caso, ahora les esperan meses de zozobra y reproches que deberían concluir en un verdadero debate de ideas. La izquierda europea tiene qué comprender por qué pierde elección tras elección en medio de una crisis económica y financiera fruto de los excesos del neoliberalismo.