El Euroblog

¿Qué espera Europa del próximo presidente de EE.UU.?

La Razón
La RazónLa Razón

Las elecciones presidenciales de EE UU no dejan indiferente a nadie en todo el mundo, tal y como muestra el amplio seguimiento mediático que reciben. En Europa el interés es mayor si cabe por el deseo de pasar página a ocho años de Administració Bush en los que las relaciones transatlánticas se han debilitado. La división del Viejo Continente en la guera de Irak entre los que seguían los dictados de Washington ("Nueva Europa") y los que los rechazaban ("Vieja Europa") aún no se ha borrado.

Este lunes los ministros de Exteriores de la Unión Europea han presentado un documento que entregarán al próximo inqilino de la Casa Blanca para impulsar el diálogo entre ambos lados del Atlántico. Es decir, la pelota está en el tejado de Washington.

El 68% de los europeos se muestran entusiasmados con el demócrata Barack Obama, al que agasajaron como una estrella de rock durante su gira europea de junio pasado (200.000 personas escucharon su discurso en Berlín). Sin embargo, tal grado de entusiasmo puede volverse contra el candidato afroamericano si vence en las elecciones. Son tan grandes las expectativas que ha creado que resultará natural que muchas persona se puedan sentir frustradas por los resultados de su gestión. En todo caso, la popularidad del senador de Illinois está ayudando a mitigar la ola de antiamericanismo de los últimos años.

Gane quien gane este martes, lo que está claro es que EE UU dirá adiós a la política unilateral de la primera Administración Bush y apostará por el diálogo con los socios europeos, con los que comparte tantos valores comunes.

Tanto John McCain como Barack Obama han prometido durante la campaña que cerrarán la ignominiosa base de Guantánamo, lo que mejorá la imagen de Estados Unidos en Europa. Ambos se han comprometido también a implicarse más activamente contra el cambio climático.

Sin embargo, la buena sintonía entre ambos bloques se pondrá a prueba en Afganistán. Ambos candidatos quieren que sus aliados de la OTAN aumenten sus presencia militar en el país asiático. Algo a lo que se oponen muchos Gobiernos presionados por la oposición de la opinión pública.