Startups
Peinar canas y emprender: buenas razones para el éxito
El lanzamiento de startups por parte de seniors es una realidad cada vez más frecuente y, según distintos informes, ofrece más garantías de supervivencia
Basta hacer una simple búsqueda en cualquier banco de imágenes con el término «startup» y en todas ellas veremos a gente joven. Y, en cierto modo, todos en el imaginario tenemos asociada la palabra emprendimiento a gente joven, quizá por el ritmo tan exigente que se presupone al proceso de montar una empresa de base tecnológica desde cero.
Sin embargo, todo parecido con la realidad es, a veces, pura coincidencia: la edad media de los emprendedores en España es de 32 años (35 en el caso de las mujeres) y para la mayoría no es su primera experiencia laboral. De hecho, otro informe internacional asegura que aquellas startups que tienen más éxito son aquellas cuyos fundadores están más cerca de los 40 que de los 20.
Algo que, para Miguel Ángel Díaz Ferreira, emprendedor en serie que actualmente tiene una escuela de formación específica para emprendedores, tiene una doble lectura: las startups más disruptivas suelen estar en manos de emprendedores más jóvenes y las startups más exitosas suelen estar en manos de emprendedores más mayores porque, según su experiencia, «un emprendedor joven puede plantearse hacer cosas porque no sabía que eran imposibles, no tiene limitaciones a la hora de pensar, a la hora de crear, a la hora de innovar. Y muchas veces, por puro desconocimiento, se lanzan y descubren cosas que otros, una persona más mayor quizá, no se hubiera planteado».
Por eso los emprendedores jóvenes suelen, en su opinión, acaparar más la atención, porque «normalmente hacen cosas más atrevidas, más disruptivas, diferenciales y más innovadoras que los emprendedores mayores. Pero lo cierto también es que la inmensa mayoría de esas iniciativas acaban en nada y muy poquitas tiran éxito. Si el ratio normal de éxito de una startup está en el 10%, en el caso de los emprendedores jóvenes igual ese ratio baja al 2%, mientras que en un emprendedor más veterano igual tiene un 30% o un 40% de posibilidades de éxito», señala.
Sin embargo, Herminio Fernández, fundador y CEO de Eurocoinpay, considera que la edad no es el único factor determinante del éxito en el emprendimiento. «La pasión, la dedicación, la capacidad de aprendizaje y la capacidad de adaptación son cualidades esenciales para cualquier emprendedor, independientemente de su edad», asegura, añadiendo que «el éxito en el emprendimiento depende de una combinación de factores, incluyendo la edad, la experiencia, la pasión, el talento y la capacidad de adaptarse a un entorno cambiante».
Algunas diferencias
Antonio Duarte, fundador de Toteemi, cree que cuando se emprende siendo joven «no tienes nada que perder», en el sentido de que suele haber menos responsabilidades a cargo y, por tanto, se puede arriesgar más.
Sin embargo, sí considera que hay una gran diferencia: el tiempo. «Un senior como yo sabe que tiene mucho menos tiempo para desarrollar un negocio, tiempo vital, porque por lo general no puedes desperdiciarlo a una edad en la que estás en un momento de máximo rendimiento en el desempeño de tus cualidades; ahí el senior sí tiene mucho que perder».
Pero todos emprendedores seniors con los que hemos hablado también ven ventajas a la hora de emprender con unos años en las espaldas. Albert Garcia Gibert, Business Director y co fundador de Kraken, habla de «la experiencia acumulada, o la red de contactos establecida, que puede ser crucial para el crecimiento del negocio. Además, tienes una mayor capacidad para tomar decisiones informadas y una mayor perspectiva. Y es que la experiencia nos hace más cautos pero también más estratégicos: aprendemos a ver el bosque completo en lugar de solo los árboles».
Como resumen, y según propia experiencia, su socio y CEO Albert Lombarte (que asegura haber emprendido siendo joven y cuarentón), cuando era joven «era como un mono con una ametralladora. Disparaba a todo pero era muy difícil darle a la diana. Por otro lado, podía invertir todo el tiempo del mundo (porque dinero no tenía) además de mucha energía, a la vez que la única responsabilidad que tenía era la de cuidar de mí mismo. Cuando eres joven el cuerpo lo aguanta todo. Cuando pasan los años, has aprendido muchas cosas y sabes enfocar el tiro. Hay habilidades que se aprenden con la práctica, como negociar, convencer, empatizar, darle la vuelta a una situación, o identificar las oportunidades. Los pasos que das son mucho más seguros y no malgastas el tiempo, aunque tienes la paciencia para esperar. Además, desde el punto de vista financiero, tu carrera está ya consolidada, llevas años rodando y tienes más capacidad para hacer y atraer inversiones».
Entre iguales
En estas conversaciones, surge el tema de las percepciones. Lombarte cree que «un cargo directivo, que va a pagar por una solución, en términos generales, va a confiar antes en alguien que lleva 20 años en el sector que en un joven que, con mucha energía, se enfrenta por primera vez a ese problema».
Byld es una empresa que crea startups junto a grandes corporaciones que detectan esta necesidad. Esta firma asegura que no hay límite de edad ni por arriba ni por abajo, pero que sí buscan personas con «experiencia en lanzar ventures, con cierto bagaje en el campo donde vamos a desarrollar el negocio, con habilidades blandas adecuadas para manejar equipos, así como entender y defender un modelo de negocio y una cuenta de resultados, y una personalidad que encaje con la corporación y con Byld».
Ignacio Iglesias, Partner & Senior Advisor en Byld, se muestra convencido de que el emprendimiento no es una cuestión de edad. «Se presume, erróneamente, que la persona joven es más resiliente, tiene más energía y versatilidad para ajustar el proyecto a las necesidades que van surgiendo a lo largo de la vida del mismo y son capaces de no rendirse ante las dificultades. Sin embargo, nada más lejos de la realidad o digamos que, si bien pudiera ser cierto en términos biológicos, lo que sucede es que los que peinamos canas, podemos suplir en parte esos activos tan necesarios, con experiencia, sensatez, manejo de conflictos entre personas que requieren algo que sí que creo que es más aplicable a nosotros: cintura», expone, añadiendo para concluir que el emprendimiento requiere una «actitud, un espíritu y un tesón que trasciende edades».
¿Por qué lanzar una startup tras acumular años de experiencia?
Para algunos, emprender con «taitantos» ha sido la evolución natural después de años de experiencias emprendedoras pasadas. «Me encontraba en una situación ventajosa, con mayor estabilidad financiera y la capacidad de asumir ciertos riesgos con menos presión», señala Albert García Gibert. Mientras, su socio asegura que además de cuatro empresas, ha creado «docenas de proyectos durante mi carrera profesional que han servido para adquirir experiencia y disfrutar del camino». Para otros, como Herminio Fernández, emprender no es solo un trabajo o una forma de vida, sino una manera de ser. «Es la expresión de mi libertad, mi creatividad y mi capacidad para transformar ideas en realidades tangibles. Significa afrontar retos, superar obstáculos y celebrar cada logro como un paso más hacia mis metas, y esa pasión –al contrario de lo que piensan muchos– ha ido creciendo con los años». Una motivación que Antonio Duarte encuentra en «aquellas posibilidades relacionadas con la evolución de los nuevos sistemas y especialmente con tecnología, uno de los más grandes campos de cultivo de nuevas oportunidades».
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