El desafío independentista
10-N, o la teoria del bucle
Depende de lo que pase hoy, Mas tendrá que volver a negociar
Aferrado a su sillón, bajo el galimatías de amparar pero no ejecutar la pseudoconsulta del 9-N, y con una profunda división dentro de Convergencia i Unió sobre los pasos a seguir el día después. Artur Mas mantiene un pulso soterrado al Gobierno, escondido tras la Asamblea Nacional de Cataluña y los voluntarios, pero afronta un dilema el día diez. Según salga hoy domingo este grotesco proceso participativo, el presidente decidirá si cambia de pareja política para agotar la Legislatura, o convoca unas elecciones plebiscitarias. Dirigentes de la Federación nacionalista coinciden en que el próximo lunes se retorna al principio. Es lo que un alto cargo de la Generalitat define muy bien: «Mas está instalado en la teoría del bucle». O sea, volver a empezar, negociar con Madrid con las exigencias de siempre.
Un círculo repetido hasta la saciedad, que expresa en este 9-N lo ya sabido. No hay censo, ni interventores, ni mesas constituidas por sorteo. Por tanto, el proceso carece de valor legal, basado en un mecanismo de libertad ciudadana, en que una parte de los catalanes expresan su malestar con España y reclaman la independencia. Y otros piensan justamente lo contrario. El problema radica en que una parte de CiU no quiere que, sea cual sea el resultado del domingo, las cosas sigan como están. El profundo abismo entre los sectores radicales partidarios de la alianza con Esquerra Republicana, y los moderados que apuestan por un pacto con el PSC, aflorará con toda su fuerza el día diez. A partir de aquí, Artur Mas se juega su futuro y el de su propio partido.
Según varios asistentes, la última reunión del Pacto Nacional por el Derecho a Decidir, se celebró bajo una fuerte tensión. Entre partidos como ERC y la CUP, a favor de un desafío total al Tribunal Constitucional, con protagonismo absoluto de La Generalitat y su presidente ante la consulta, lo que traspasa obviamente la legalidad. Y el propio Mas, Convergencia y el presidente del pacto, Joan Rigol, partidarios del álgebra jurídico de presentar recurso al TC para intentar blindarse ante acciones punitivas y la intervención del Gobierno. Al final, tras una larga y acalorada discusión, triunfó la tesis de trasladar la intendencia formal a la ANC y los voluntarios, bajo el paragüas de liderar la jornada sin orquestar la máquina organizativa. No obstante, nadie sabe bien cómo se saldará el asunto, si grupos radicales insisten en sacar las urnas a la calle o invadir edificios oficiales.
Según fuentes de CiU, el lunes Artur Mas afronta tres escenarios posibles: agotar la Legislatura con el apoyo de los socialistas, tal como le ha ofrecido su primer secretario, Miguel Iceta. O convocar elecciones autonómicas anticipadas, bien en solitario, o con esa llamada «candidatura de país», tal como le reclaman ERC, la CUP y las organizaciones separatistas. La primera opción es la favorita del socio de Unió, Josep Antoni Durán i Lleida, que se ha esforzado en los últimos días por rebajar la tensión con Madrid. Fruto de ello han sido sus discretas conversaciones en el Congreso con la vicepresidenta, Soraya Sáenz de Santamaría. Es la misma tesis que defiende el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, quien a través de Iceta ha hecho llegar el mensaje a La Generalitat. «Intentamos desinflar el huevo, pero la cáscara la tiene Mas», afirma un alto dirigente socialista.
La plataforma cívica, «o partido del president», como dicen ya en la ANC y Òmnium Cultural, convertiría los comicios en un plebiscito encubierto, tras el cual se realizaría la Declaración Unilateral de Independencia. Es la opción que apoyan Esquerra y la CUP, si bien Oriol Junqueras se muestra susceptible a la confección de esta lista, que daría gran protagonismo a las presidentas de ANC y Omnium, Carme Forcadell y Muriel Casals, en detrimento de los tradicionales partidos. Sectores socieconómicos catalanes califican esta posibilidad de «suicida», pues sería una apuesta clara por la independencia, con el consiguiente choque de trenes: la fractura de la Federación, con la salida de Unió, y la ruptura con el Gobierno de la Nación y sus graves consecuencias constitucionales.
Queda el tercer escenario, acudir CiU a las elecciones en solitario, a pesar de las encuestas negativas. Según fuentes de Convergencia, este es el auténtico motivo de la doble pregunta de la consulta: saber cuántos catalanes apuestan por una Cataluña en un Estado Federal, y cuántos por la independencia. De ahí la enorme presión ciudadana que sienten estos días los ciudadanos de Cataluña, con insistentes llamadas, cartas y visitas a sus lugares de trabajo por la ANC y Omnium, con sospechas de «pucherazo» en el recuento y balance de la jornada del 9-N. El resultado definirá la línea política futura de Artur Mas, según su entorno.
El presidente de la Generalitat ha anunciado que, a partir del lunes, mandará una carta a Mariano Rajoy para sentarse a negociar. Pero si insiste en el referéndum, volveremos al principio, bajo esa teoría del bucle: o sea, «De nuevo un círculo cerrado, que no nos lleva ninguna parte», admiten varios dirigentes. Por ello, Duran Lleida, los socialistas y destacados empresarios catalanes han reiterado su mensaje a Mas. Diálogo y negociación sobre las veintitrés propuestas que ya le entregó a Rajoy en su último encuentro en La Moncloa, un nuevo sistema de financiación y una reforma constitucional que propicie un mejor encaje de Cataluña en España. Pero siempre alejados de veleidades independentistas.
A día de hoy, nadie se atreve a pronosticar qué pasará. Quienes han hablado en los últimos días con Artur Mas le ven dispuesto a encabezar el proceso sin tirar la toalla. Un candidato alternativo, por el momento, no se plantea. Pero el horizonte es impredecible. «Al Gobierno le ha faltado cintura y ha creado una máquina de independentistas», se lamentan en Convergencia. Por el contrario, fuentes de Moncloa reiteran su disposición al diálogo dentro de la ley. Y advierten que esta determinación no variará «pase lo que pase el 9-N». El Ejecutivo de Rajoy censura a Mas que fuerce a los catalanes a traspasar la legalidad. «Algo que no tienen por qué soportar», añaden.
Así las cosas, todo parece indicar que el presidente de La Generalitat aguarda su decisión en función de cómo se desarrolle el proceso. «Si se inmola, se lleva todo por delante», dicen los críticos de CIU, preocupados también por los últimos escándalos de la familia Pujol y algunos asuntos que pueden salpicar directamente a Mas. A estas alturas, muchos políticos y empresarios se hacen la misma pregunta: «¿Por qué hemos llegado hasta aquí?». La respuesta es compleja, pero importa la salida. Y todos coinciden en que Artur Mas tiene ante sí dos actitudes: negociar con prudencia, o echarse al monte con la independencia. Se juega su futuro y el de Cataluña.
Tres escenarios tras el 9-N
Agotar la legislatura. Este escenario necesitaría del apoyo de los socialistas catalanes. El ofrecimiento de su secretario, Miquel Iceta, es una realidad, siempre y cuando CiU rompa con Esquerra.
«Candidatura de país». Mas baraja la posibilidad de concurrir a unos comicios anticipados con la denominada «candidatura de país», tal y como le reclaman ERC y CUP.
Elecciones en solitario. La tercera opción que se plantea el president es concurrir a las elecciones autonómicas anticipadas en solitario, algo desaconsejable con las últimas encuestas en la mano.
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