Investidura de Pedro Sánchez

Tono más duro y firme

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Me ha sorprendido muy gratamente el discurso de Pablo Casado. En comparación con otras intervenciones, le he visto muy convicente, firme y directo. El inicio de su discurso, cuando le preguntó al candidato a la investidura si había dormido bien, me pareció muy elocuente. Técnicamente, no tuvo errores. He de decir que a Casado le pasa lo mismo que a casi todos los oradores: cuando no mira los papeles lo hace mejor que cuando lee el discurso. En esta ocasión, el líder del PP optó por un discurso más directo, duro y tono firme, muy acorde con el mensaje de preocupación que quiere trasmitir ante la posible llegada de un Gobierno de coalición con socios independentistas. Realizó una buena defensa de su mensaje sin perder los papeles y con un tono ilusionante. Además, recurrió a un discurso muy bien hilado y sin ornamentos. A diferencia de Pedro Sánchez que es muy aficionado a utilizar palabras vacías, Casado es muy preciso a la hora de expresarse, una virtud que está fortaleciendo a medida que es protagonista de más sesiones parlamentarias.