Un lenguaje violento

El discurso que ofreció Pablo Iglesias ayer en el hemiciclo se caracterizó por un lenguaje anacrónico y fuera de lugar. El que puede ser el vicepresidente del Gobierno usó un lenguaje violento, duro y guerracivilista ya que en varios momentos habló incluso de traidores y de que ellos llegaban al Gobierno para arreglar todo lo que el Partido Popular había estropeado. Creo que esa actitud no le hace nada bien a la política española porque denota confrontación y teniendo en cuenta la crispación política no es necesario usar un tono tan agresivo. Por otro lado, en su discurso se entrevé que él representa el papel de puente entre ERC y JxCat en el acercamiento del PSOE a los nacionalistas de cara a lograr los votos de la investidura. Su tono lo ha reflejado. Este favor y papel de llave no le saldrá gratis al partido socialista. Habrá que estar muy atento al coste para Ferraz y los beneficios para Unidas Podemos. De todos los líderes fue el que usó un tono más violento, duro y de confrontación, que recordó al Podemos de los primeros años.