El Gobierno de Pedro Sánchez
Moncloa insiste en que la mesa de diálogo sea en febrero
El Ejecutivo ve electoralista que Torra vuelva a pedir la figura del relator y la Generalitat le responde que eso fue una propuesta de Sánchez y que ellos no se comprometieron a verse en febrero
El calendario aprieta. El compromiso que Pedro Sánchez y Quim Torra contrajeron en su reunión en el Palau de la Generalitat a principios de este mes, de que la mesa de diálogo entre gobiernos se pondría en marcha antes de que acabara febrero, languidece. Y lo hace –contra todo pronóstico– por la parte independentista, que es la que hasta ahora había hecho hincapié en atar al Estado a un foro de interlocución bilateral. Fuentes de Moncloa muestran cierto escepticismo respecto a esta nueva actitud del Govern y la despachan, asegurando que obedece a «intereses electoralistas». En los últimos días, Junts per Catalunya (JxCat) ha rescatado la figura del «relator» como requisito para la citada mesa y, por tanto, como elemento dilatorio para su puesta en marcha. Tanto el Gobierno central como los socios de ERC rechazan la figura, con matices. Moncloa la considera «anticuada» –solo se valoró en 2018– e «innecesaria», porque «entre dos gobiernos no hace falta ningún mediador», sino que serán los españoles, quienes sean «testigos» de lo que allí se hable. Por su parte, los republicanos aducen que «no puede ser un obstáculo» para la puesta en marcha del diálogo y piden concretar ya una fecha para su celebración.
En este sentido, fuentes gubernamentales acusan a Torra de perpetrar un «paripé electoral» con su insistencia en esta figura, porque supone –después de la obstinación por parte del independentismo– poner ahora «pegas y condiciones para sentarse» a dialogar. En Moncloa no renuncian a reunirse en los términos pactados «esta semana o la que viene» y mantienen vivo el compromiso de poner en marcha el foro de negociación con la Generalitat «antes de que acabe febrero». «No lo retrasamos, no», zanjan. No obstante, sí aseguran que no hay nada cerrado aún y que los gabinetes de ambos presidentes se mantienen en contacto continuo para cerrar el lugar de la cita, quienes conformarán cada una de las delegaciones y el orden del día de la reunión.
Por el contrario, el Govern de Torra se desmarcó casi al mismo tiempo del compromiso de verse con tanta inminencia y sorprendió dando largas al propio Sánchez a cuenta de la figura del mediador, un requisito que considera «necesario» y avalado por una resolución aprobada en el Parlament con el apoyo de JxCat, ERC y la CUP. «Es de obligado cumplimiento», repite el líder del Ejecutivo catalán. La encargada de enfriar las expectativas fue la portavoz del Govern, Meritxell Budó (JxCat), quien matizó el único acuerdo alcanzado durante la visita de Sánchez a Barcelona. «La propuesta de que la mesa fuera en febrero es de Sánchez al president, y él no se comprometió. La fecha la pone Sánchez y le traslada la voluntad que se pueda desarrollar en febrero», aseguró Budó. Es decir, Torra jamás se comprometió a celebrar el encuentro antes de que acabe el mes, según la portavoz del Govern.
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