El desafío independentista
¿Una nueva coalición en Cataluña?
El día 27 verá la luz el Partit Nacionalista de Catalunya, liderado por Marta Pascal, Carles Campuzano, Jordi Xuclà y otros dirigentes con el «apoyo de gente joven, sin experiencia política» que «quiere recuperar la centralidad, levantar el país y apostar por la reconstrucción».
En 2012, Artur Mas impulsó el «procés». Los gurús del independentismo auspiciaron una victoria rápida. La crisis económica y la mayoría absoluta del PP de Rajoy constituían un cóctel que, a su juicio, favorecía una mayoría independentista y la República Catalana sería una realidad innegable reconocida internacionalmente. El fracaso de esta opción ha sido total, pero los partidos independentistas siguen teniendo mayoría de escaños en el Parlament y han dividido la sociedad catalana en dos mitades, si atendemos al número de votos.
Después de ocho años, la situación está enquistada y la gente cansada. Sólo la figura de Puigdemont y sus Junts per Catalunya siguen apostando por la confrontación permanente.ERC ha cambiado su discurso pero está atenazada por una militancia, y parte de su dirección, que todavía anhela la República, aunque se ha distanciado de los errores del pasado, de aquello que se llamó unilateralidad, y ha izado la bandera de la gobernanza seria y alejada de la épica en Catalunya y la bandera de ser decisivos en Madrid. El otro actor, la CUP sigue anclada en su discurso antisistema y la independencia no es más que un arma para hacer caer al estado.
Sin embargo, algo se mueve. El día 27 verá la luz el Partit Nacionalista de Catalunya, liderado por Marta Pascal, Carles Campuzano, Jordi Xuclà y otros dirigentes con el «apoyo de gente joven, sin experiencia política» que «quiere recuperar la centralidad, levantar el país y apostar por la reconstrucción». El embrión fue el encuentro en el Monasterio de Poblet para tomar forma en El País de demà –el país de mañana–que está elaborando los documentos políticos que configurarán el PNC, que sin tapujos quiere parecerse al PNV.
En este segmento, Units per Avançar, liderado por Ramon Espadaler, también quiere caminar. De momento, no hay acuerdo entre Units y el PNC, pero si contactos. Units dice que quieren representar «el catalanismo político no independentista» y favorecer una alternativa que no se resigne a gobiernos independentistas ni alternativas con «la izquierda dogmática». En el PNC apuestan por «no pedir un ADN independentista a nadie. En nuestro partido tendrán cabida desde la senyera hasta la estelada pragmática. Quedarán fuera los que quieran la unilateralidad». A ambos les une el pragmatismo y ser decisivos en la política española, para construir un proyecto con más competencias para Cataluña y mejor financiación, que entierre las veleidades independentistas que han roto el país social, política y económicamente.
Ambos, con otros como la Lliga y Lliures, quieren apostar por un espacio electoral que existe y que aumenta a medida que la frustración hace mella en los independentistas, sobre todo en esos que así se hicieron a partir de 2015. Este independentismo de nueva hornada que busca que le den una solución al margen «del autismo doctrinal en el que viven buena parte de los votantes independentistas, cuyo exacerbado sentimiento identitario los convierte en autómatas electorales en beneficio de los partidos nacionalistas», afirma Carles Castro, periodista de La Vanguardia en su libro «Cómo derrotar al independentismo en las urnas». Castro, analista electoral, marca el terreno de juego del nuevo partido: «Queda un remanente superior al 30% del voto soberanista que se adscribe a definiciones ideológicas más convencionales. Y este contingente, que sobrepasa el medio millón de electores, puede alimentar deserciones en beneficio de ofertas políticas adscritas al catalanismo integrador con un ideario más definido y funcional».
En esto se están afanando Units y PNC, en construir una alternativa –veremos si conjunta, porque las conversaciones hasta ahora no han pasado del tanteo– dirigida a los 800.000 votantes recién llegados al universo «indepe» que buscan una salida a la situación de conflicto. Además, se dirigen a otros colectivos: «La posibilidad de contar entre los antiguos votantes de Cs con un contingente de firmes partidarios de una solución negociada resulta clave para desarmar al bloque inmovilista», apunta. Otro medio millón de votos, según los analistas.
En conclusión, existe masa crítica y ahora se está conformado una alternativa política. Su aspiración pasa por Québec, dónde «un millón de antiguos votantes del independentismo de centro izquierda del Parti Québécois se pasaron al autonomismo de centroderecha de la Coalition Avenir Québec, no parece que una cifra mucho menor de ciudadanos catalanes protagonice una evolución similar», apunta Castro. La tercera vía está tomando forma y debe tomarla en este verano para competir en los próximos comicios para dirigirse a unos colectivos nada desdeñables de votantes desertores de uno u otro bando que buscan una solución que vaya del centro derecha al centro izquierda en materia social y que entierre la radicalidad independentista, además de ser decisivos en Madrid y en Catalunya.
Una tercera vía que podría aglutinar al catalanismo clásico y humanista de Units y la transversalidad social, política y generacional del PNC. Los primeros, no independentistas; los segundos, abiertos a esta opción, pero manteniéndose «en la realidad y renunciando a la vía unilateral», como apunta uno de sus dirigentes. Ambos coinciden en que es necesario «recuperar la política útil y la centralidad para levantar el país». En boca de un dirigente de Units: «Es el momento de alzar la voz». Y remacha: «No seremos cómplices del fracaso al que algunos han llevado al país».
«No somos los nostálgicos de Convergència», apunta este dirigente. Además, están convencidos que cuando Puigdemont dé el tiro de gracia al PDeCAT, muchos cuadros de este partido se sumarán al PNC. «No será una remasterización de CiU, tampoco es la vieja sociovergencia. Será una formación nueva para un momento nuevo», dicen en Units. La suerte está echada. Hasta ahora había electorado huérfano, ahora también puede conformarse una opción política que puede romper el tablero político catalán.
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