Tribunal Constitucional

La jueza ve indicios de delito de malos tratos a su mujer por el magistrado del TC Fernando Valdés

Remite al Supremo la causa al ser aforado. El delito al que alude está penado con hasta un año de cárcel. Si el TS decide investigarle podría abocarle a renunciar a su cargo

Fernando Valdés, magistrado del Tribunal Constitucional., es investigados por presuntos malos tratos a su mujer
Fernando Valdés, magistrado del Tribunal Constitucional., es investigados por presuntos malos tratos a su mujerTribunal ConstitucionalLa Razón

La magistrada del juzgado de primera instancia e instrucción número 7 de Majadahonda ha remitido al Tribunal Supremo una exposición razonada en la que considera que hay indicios de que el magistrado del Tribunal Constitucional Fernando Valdés ha podido incurrir en un delito de malos tratos en el ámbito familiar recogido en el artículo 153 del Código Penal. Este precepto establece penas de seis meses a un año de prisión o trabajos en beneficio de la comunidad para quien «por cualquier medio o procedimiento causare a otro menoscabo psíquico o una lesión de menor gravedad... o golpeare o maltratare de obra a otro sin causarle lesión, cuando la ofendida sea o haya sido esposa». Es la primera ocasión en que llega al Tribunal Supremo una procedimiento contra un magistrado del Alto Tribunal. Este magistrado llegó al TC en 2012 avalado por el PSOE y concluyó su mandato hace unos ocho meses, por lo que su puesto está pendiente de renovación.

Fernando Valdés fue detenido la noche del pasado lunes, después de que varios vecinos avisaran a la Guardia Civil de que la mujer del magistrado estaba pidiendo «auxilio» en la terraza de su domicilio. Tras declarar ante la magistrada el martes, quedó en libertad con cargos pero sin medida cautelar alguna, tal como pidió la Fiscalía. En esa comparecencia tanto Valdés como su mujer negaron que se hubiese registrado ningún tipo de agresión y que sólo se produjo una discusión entre ambos. La mujer no ha presentado ninguna denuncia ni prevé hacerlo.

Ahora será la Sala de Vacaciones del Tribunal Supremo la que, una vez recibida la exposición razonada, pida el preceptivo informe a la Fiscalía sobre si procede o no admitir a trámite la misma, es decir, si aprecia esos indicios como suficientes para abrir una investigación o no.

Una vez se reciba en el Supremo el dictamen del fiscal, algo que no sucederá hasta septiembre, será entonces la Sala de Admisión de la Sala Penal, que preside Manuel Marchena, la que deba decidir finalmente si inicia o no la investigación respecto a los supuestos malos tratos de Fernando Valdés a su mujer,

Dado que la esposa del magistrado del TC no ha presentado denuncia, la postura del Ministerio Fiscal es clave, ya que sin denuncia de la supuesta perjudicada y con la oposición de fisc al difícilmente se puede abrir un procedimiento.

Situación «comprometida»

Si la Sala de Admisión admitiese a trámite la exposición razonada nombraría al magistrado instructor al que corresponda por turno, que será el encargado de realizar las diligencias oportunas. En este escenario, según fuentes jurídicas, la situación de Valdés «estaría muy comprometida» en el TC, por lo que no sería nada descartable que presentase entonces su renuncia.

Hasta el momento, Valdés no ha contemplado en ningún momento dejar el cargo que ocupa ni el presidente del Tribunal Constitucional, Juan José González Rivas, se la ha pedido.

Por otro lado, junto a la exposición razonada, la magistrada ha remitido igualmente el atestado de la Guardia Civil, donde consta las manifestaciones de algunos vecinos que presenciaron los hechos y que fueron los que alertaron de lo que estaba sucediendo en la terraza del domicilio del magistrado. En relación con estos testigos, el digital «Confilegal» recogía el testimonio de uno de ellos, quien relataba cómo la tarde del lunes se encontraba sentado junto a un amigo y la novia de éste en el césped de un parque próximo a la vivienda de Valdés, «cuando escuchamos unos gritos de auxilio. Una mujer de avanzada edad decía ‘¡ayuda, ayuda, por favor, necesito ayuda! ¡Socorro!’. Yo me dispuse a salir corriendo hacia el chalet adosado, junto con mi amigo y su novia». Los tres vieron cómo en la terraza de un chalet cercano, en la segunda planta, una «mujer se agachaba. El agresor, un hombre también de avanzada edad, la agarró del hombro y del brazo y la metió para dentro de la habitación».