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Adiós al Congreso

Iglesias, el diputado de la confrontación como «dogma»

Los seis años de Iglesias en el Congreso destacan por la bronca y su ofensiva al Rey

Pablo Iglesias colocará en los próximos días el broche final a su paso por el Congreso de los Diputados tras seis años consecutivos. Lo hará de manera apresurada, a pesar de su deseo expreso de hacer coincidir su renuncia a su escaño con la efeméride de la República.A partir del próximo martes tan solo será secretario general de Podemos y candidato a la presidencia de la Comunidad de Madrid.

A pesar de no haber podido orquestar el golpe de efecto deseado, el vicepresidente se despidió ayer del Congreso con un mensaje que resume gráficamente su paso por la Cámara Baja; usando la política de la confrontación entre bloques y apelando a combatir el fascismo, argumento que ha usado repetidamente contra PP y Vox. «Quiero que mis últimas palabras en esta tribuna democrática vuelvan a ser un homenaje a esas generaciones de españoles y españolas que lucharon contra el fascismo, por la libertad y por la justicia social. Porque fueron, somos. Porque somos, serán», sentenció.

Pero, ¿Cuál ha sido el camino que ha recorrido Iglesias en sus seis años como diputado? Deja al parido en números rojos tras cuatro elecciones generales en los que los morados no han dejado de perder escaños, pasando de 69 escaños en 2015 a 35 en 2020. Durante sus dos primeras legislaturas en la Cámara Baja, el se convirtió en el ariete contra el PP de Mariano Rajoy, a la par que trató de construir el «sorpasso» al PSOE con el fin de alzarse como alternativa a Pedro Sánchez. Con esta intención dio al traste en 2016 a su investidura al rechazar un acuerdo de gobierno con Ciudadanos.

Ataques a PP, PSOE y Vox

A modo de balance, su paso por el Congreso destaca más por la confrontación que por los hechos. De 2016 hasta 2018 no dudó en abroncar a PP, Cs y al PSOE y de vanagloriarse por llegar a las instituciones para acabar con la corrupción, un fundamento que choca con los procesos judiciales que han rodeado a su partido y al propio vicepresidente. Diseñó una dura estrategia de marcaje contra los populares hasta la moción de censura del PSOE que acabaría con el mandato de Rajoy. No dudó en tacharle de «corrupto» y «delincuente», a la par que orquestaba una campaña contra el PSOE con para convertirse en el líder de la oposición. Para los anales de la historia quedará su reproche al PSOE de Felipe González al que acusó de tener el «pasado manchado de cal viva». Tras el cambio de ciclo electoral, en su condición de vicepresidente ha recrudecido su ofensiva contra la Corona, al igual que ha hecho de la crispación su mejor traje arengando a sus bases contra la derecha, a la que ha acusado de «hacer apología del terrorismo de Estado», en referencia a Vox, y de ser «los pagafantas de la ultraderecha», al PP.

En el plano parlamentario, a pesar de que su grupo registra hasta 3.722 iniciativas entre 2016-y 2019, el líder morado, según los datos que pueden consultarse en la Cámara Baja tan solo presentó entre esos años 29 iniciativas, la mayoría de ellas preguntas orales en las sesiones de control al Gobierno. Durante la actual legislatura, su partido tan solo ha registrado 323 iniciativas, superando Cs incluso –con diez diputados– la acción parlamentaria con hasta 780 iniciativas. El partido comenzó focalizando su trabajo parlamentario en su ofensiva contra la Iglesia católica y contra el régimen franquista, presentando varias proposiciones no de ley para anular las sentencias y juicios franquistas o para retirar las medallas al mérito policial a «Billy el Niño». También ha tratado de derogar, sin éxito, la reforma laboral o la ley de Seguridad Ciudadana de reforzar la libertad de expresión. Además, ha centrado su acción en el Congreso en iniciativas de índole social presentando proposiciones no de ley para proteger a la población gitana o a los extranjeros y colectivos LGTBI. En 2019 retomó su ofensiva contra la Monarquía tratando de instar al Gobierno a que el CIS volviese a preguntar por la Monarquía o para eliminar el delito de injurias a la Corona en el Código Penal. A la par, agitaba a sus bases a participar en actos contra la corona. Durante los últimos meses ha presentado varias comisiones de investigación sobre los negocios opacos del Rey Emérito.

De nuevo, la confrontación con la oposición ha recobrado fuerza en los argumentarios de Iglesias. En comisión acusó a Vox de «querer dar un golpe de Estado» y ayer abandonó el Congreso con su última ofensiva al PP: presentando una denuncia de cohecho por «comprar diputados» para la moción de Murcia.

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