Investigación

Los CDR, diez días antes de ser detenidos: “Alexis está on fire. Me preocupa no se le vaya la olla y la líe parda”

La Guardia Civil destaca el “odio inmenso” a las Fuerzas de Seguridad de uno de los encargados de elaborar los explosivos y señala que optaron por “la violencia en su máxima expresión”

Diez días antes de ser detenidos por la Guardia Civil en septiembre de 2019, los integrantes del Equipo de Respuesta Táctica (ERT), la rama más radical de los Comités de Defensa de la República (CDR), se mostraban temerosos de que sus esfuerzos en la elaboración de explosivos terminasen mal.

Así se constata en una conversación intervenida por la Guardia en la que uno de los investigados, Germinal Tomás, le traslada a su ex pareja que va a acudir a ver a otro de los imputados por terrorismo, Alexis Codina (encargado de la confección de los artefactos explosivos) a su casa de Sant Fost de Campsentelles (Barcelona), donde los CDR disponían de uno de sus dos “laboratorios” clandestinos. “Amore, voy a ver al Alexis, que está on fire y me preocupa que no se le vaya la olla y la lie parda...”, le confiesa.

Apenas una semana más tarde, solo dos días antes de la “operación Judas” que llevó a prisión a siete de los detenidos, el propio Codina se mostraba dispuesto a radicalizar sus acciones. Tal y como consta en un informe policial incorporado al sumario de la investigación que dirige el juez de la Audiencia Nacional Manuel García Castellón, Codina asegura el 21 de septiembre en un chat de la aplicación Signal que compartían varios investigados que tiene “una propuesta radical urgente que elevar”.

“Ha cambiado todo, parad máquinas”

“Nanos tenemos que preparar bombas de gas”, propone antes de promover “pasar a la defensa proactiva Golpe-Contragolpe”. “Creo que hemos de ir más a saco”, deja claro mientras según asegura está “hirviendo agua negra”. Pero otra de las investigadas, Esther García Canet, a quien la Guardia Civil atribuye un “papel de liderazgo” en la coordinación de la elaboración de los materiales explosivos, echa un jarro de agua fría sobre el entusiasmo de su compañero: “Chicos frenad que ha cambiado todo, parad máquinas”. Aunque a continuación matiza que “a termi la necesitamos igual”, refiriéndose a la termita que estaban elaborando en el domicilio de Codina.

La termita, recuerda la Guardia Civil, “ha sido utilizada como carga principal en artefactos explosivos utilizados para la comisión de actos terroristas en España”, como los perpetrados en Barcelona en junio de 2000 contra Empresas de Trabajo Temporal (ETT) o el que se colocó en las instalaciones de la Cadena Cope en 1998, también en la ciudad condal. Los investigadores tienen la plena convicción que la elaboración de este compuesto “estaba destinada a fines no lícitos del tipo sabotajes”.

Codina -de quien se destaca su “marcado activismo radical”- compartía con el resto de imputados los “principios ideológicos favorables a la independencia y el activismo radical para conseguirla”, el ideario común en torno al que se aglutinaban los componentes de esta organización investiga por terrorismo. Su objetivo final era conseguir la independencia de Cataluña, “empleando para ello la violencia en su máxima expresión, forzando con ello, de modo coercitivo, a las instituciones a conceder por la vía de los hechos la separación de Cataluña del resto de España”.

En el caso de Codina, ese radicalismo se plasma, por ejemplo, en su“odio inmenso” a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, según el mismo se encargó de señalar en su cuenta de Twitter en abril de 2019 a raíz de las declaraciones como testigos de varios agentes en el juicio del “procés” contra los líderes independentistas.

Una granada de mortero

En el domicilio de Codina los agentes se incautaron de una granada de mortero Valero de 50 mm. Aunque carecía de espoleta, de carga explosiva y de cartucho de proyección, la Guardia Civil reseña en su informe que no disponía de certificado de inutilización y que al considerarse munición de guerra está prohibida “su adquisición, tenencia y uso por particulares”.

Tanto Codina como a Jordi Ros “disponían en sus domicilios de laboratorios para la elaboración de forma artesanal de sustancias explosivas o deflagrantes” con el objetivo de obtener precursores “para la fabricación del agente aluminotérmico Termita”. A Ros, de hecho, la Guardia Civil le intervino en su domicilio de Sabadell (utilizado también como “laboratorio”) una hoja manuscrita, “Esquema Bomba” que incluía “diagrama de componentes de un supuesto artefacto”: una bombona de camping gas, cable eléctrico, un transistor diez pilas de nueve voltios.

Los agentes consideran que este esquema “indica las pretensiones de hacer detonar una bombona de camping gas a una distancia de 150 metros de distancia”.

Este tipo de bombonas de gas -recuerda el Instituto Armado- “han sido detonadas por grupos radicales en acciones delictivas”, por ejemplo en la explosión que tuvo lugar en la Basílica del Pilar de Zaragoza el 2 de octubre de 2013.

“No se trata de simples experimentos sin riesgo -subraya el informe policial- sino de reacciones que requieren control de temperatura y mucho cuidado, pues pueden acabar en una explosión accidental, en un incendio o en quemaduras”. Idéntico proceso es utilizado, por ejemplo, “en la elaboración del explosivo nitrato de amonio”.