Génova está inquieta

«Si no paramos a Ayuso será la alternativa a Casado»

Dirigentes nacionales temen que se produzca un pulso si no se consigue el Gobierno tras las elecciones generales

Ha llegado a un punto la crisis del PP de Madrid que no hay acto de partido que no acabe estando marcado por la sombra de la misma. Ayer, el secretario general, Teodoro García Egea, y la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, se cruzaron en tierras manchegas, donde viajaron para arropar al líder del partido regional, Paco Núñez, en su Congreso. Es habitual que dirigentes autonómicos acudan a otros congresos territoriales, pero el pulso entre Génova y Sol convierte en excepcional todo lo que afecta a la relación entre las dos partes y lleva a que se saque punta a todo lo que hacen.

No hubo «pacto de Puertollano», como algunos quisieron impulsar, ni tampoco cambios en las respectivas posiciones. Entre líneas se cruzaron, además, mensajes. García Egea apeló a un partido unido alrededor de Casado «como única forma de ganar a Sánchez».

El «dos» del PP apeló a obviar lo accesorio y a centrarse en lo importante, en lo que sonó a aviso para quienes dentro de la organización reclaman a Casado que se implique en las disputas orgánicas y solucione el conflicto con Ayuso. Génova quiere que la organización se ocupe de dar a conocer territorialmente las enmiendas presentadas a los Presupuestos Generales del Estado (PGE) y deje de hablar del PP de Madrid.

Ayuso llegó al cónclave con un mensaje de apoyo al líder regional, que no tuvo rivales en su votación como jefe de la oposición en Castilla-La Mancha. Pero la presidenta también dejó claro que no renuncia a presentarse a su Congreso para optar a controlar la estructura orgánica.

Ella no va a dar un paso atrás, aunque desde la dirección nacional aireen hipotéticos pactos para consensuar una lista que rebaje su poder. La presidenta no siente que esté perdiendo en este pulso, está convencida de que la razón está de su parte, y de que así lo ve también la mayoría de la militancia del partido y hasta de la estructura territorial. Y si se trata de medir el desgaste, el análisis que hacen en el equipo de Ayuso es que Casado tiene mucho más que perder que ella, porque la dirección nacional «ya ha metido todo lo que ha podido la mano en el poder madrileño».

La pregunta que cabe hacerse es cuál es el grado de conocimiento que hoy tiene la opinión pública de quién dirige el partido en Madrid, porque esto representa lo que de verdad está en juego en la disputa. No se trata de un cargo institucional, sino del control del partido. Y, ¿por qué?

Pues quizás la clave está en lo que dirigentes del entorno de Casado han empezado a confesar en cenas y reuniones privadas y distendidas: el temor de Génova a que la presidenta se constituya en su alternativa si sale derrotado en las próximas elecciones generales. Ya se escucha decir esto en niveles muy cercanos a Casado.

En sí, lo que preocupa es que le ocurra lo mismo que le sucedió a Mariano Rajoy tras la derrota de 2008, cuando tuvo que acudir a un Congreso Nacional bajo la presión de la alternativa que movió en la sombra Esperanza Aguirre.

Aguirre no optó a aquel congreso, pero sí que movió los hilos en contra de Rajoy. Ahora, en el escenario de una derrota electoral, en el equipo actual de Casado sí ven a Ayuso en condiciones de intentar disputarle el liderazgo.

Es una inquietud que si se racionaliza tiene como principal razón de ser no ya evitar que Casado tega que confrontar con la alternativa de Ayuso, como sí que Casado pueda acudir a un Congreso con la garantía del blindaje absoluto del apoyo de la organización madrileña. Porque en el partido no tienen duda de que si se confirmara esa hipótesis, la de que Casado no consigue llegar a La Moncloa en las elecciones generales, habrá revuelta para cortarle el camino y optar por otro liderazgo.

Y ahí no sólo estaría Ayuso esperando, también siguen mirando a Alberto Núñez Feijóo, presidente de la Xunta de Galicia, y entra en las quinielas el presidente de la Junta de Andalucía, Juan Manuel Moreno.

Las encuestas hablan a favor de Casado en su próximo duelo con Sánchez, y las previsiones económicas, también, pero quedan dos años, demasiado tiempo en política como para confiarse en que no haya sobresaltos sobre lo que hoy parece más previsible.

Ayuso se presentará al Congreso de Madrid, y la dirección nacional no cejará en su empeño de forzarla a aceptar una tercera vía. Han movido el nombre del alcalde, José Luis Martínez-Almeida, pero en los sueños de Génova la mejor salida sería colocar en la Presidencia regional a un perfil como el de Antonio González- Terol, ex alcalde de Boadilla, vicesecretario de Casado y amigo personal del líder nacional.

El secretario general apeló ayer a la unidad, pero no hizo ninguna alusión explícita a Ayuso en sus declaraciones ni en su intervención ante el Congreso regional. Más allá de dejar su futuro en la decisión de los militantes. En un guiño a la orden de Casado de que no se alimente más una polémica que ha saltado incluso al ámbito de la Prensa internacional y que silencia todos los demás esfuerzos de oposición al Gobierno.