Toni Bolaño

Activar el botón azul

El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez (i), y el secretario general del PSOECyL y candidato del PSOE a Presidencia de la Junta, Luis Tudanca
El presidente del Gobierno y secretario general del PSOE, Pedro Sánchez (i), y el secretario general del PSOECyL y candidato del PSOE a Presidencia de la Junta, Luis TudancaEmilio FraileEuropa Press

El CIS se la juega, otra vez, el 13-F.Es la única encuesta de las publicadas que da una victoria al PSOE. La única que afirma que el PP no ganaría y su suma con VOX no sería suficiente para obtener la mayoría absoluta. La única que da de forma implícita todo el poder a las candidaturas de la España Vaciada, a los regionalistas leoneses o a los escindidos del PP en Ávila. La única que da a Ciudadanos un balón de oxígeno que lo pone en el centro del tablero de la política castellanoleonesa. Es la única que resucita al PSOE, aunque las zanjas –otrora horquillas de diputados– lo sitúan en un gran resultado –34– o en una derrota clamorosa –28– con siete procuradores menos que en 2019. Conclusión, para el CIS el PSOE caoba –ese que solo tiene un 60% de rojo, el resto es naranja– ha vuelto.

Llámenme incrédulo sino doy pábulo a la encuesta. Sin embargo, sí que hay que atender a una tendencia que todas las encuestas confirman: que el PP de Casado pierde fuelle y que la campaña ya no se le hace larga, se le hace eterna. Es lo peor que le puede ocurrir al líder del PP. Hace justo un año el PP desapareció como partido en Cataluña y en mayo ganó en Madrid, pero no ganó Casado, ganó Ayuso. Por eso, Casado necesita de un triunfo nítido y el CIS no se lo da, aunque justo es reconocerlo, nadie se lo da a estas alturas de campaña. De la mayoría absoluta, las encuestas lo sitúan en el sufrimiento. El CIS va más allá del resto de sondeos, como en Madrid, colocando a los de Casado en la peor situación. En Madrid, recuerden, auguró un empate entre PSOE y PP. El resultado una movilización sin precedentes en la capital que arrasó a los socialistas. Ciertamente, estaba Ayuso y no Casado, pero el PP castellanoleonés no es cualquier cosa, tiene su honrilla y tiene presencia en el territorio. Solo le falta a Pablo Casado activar el botón azul y llamar a cónclave a los suyos, si es pertinente de la mano de Ayuso. No descarten un mitin final con Casado-Ayuso-Mañueco.

En Portugal, el voto útil fue para el Partido Socialista dejando en fuera de juego a la geringonça. En el PSOE, afirman que ha vuelto la socialdemocracia con la victoria de Costa, pero esto no es exacto. Ha ganado el PS en detrimento de sus socios. La geringonça en Castilla y León tiene como referencia los partidos de origen cantonalista, a Ciudadanos e incluso a VOX. Si Casado aprieta el botón azul, como un SOS, como un todos a una, puede movilizar a ese voto que mira atónito al candidato Mañueco con prisas para renovar la presidencia de la Junta. Movilizar para que el partido que puede gobernar sea más fuerte, porque no nos engañemos, a pesar de encuestas como el CIS un gobierno con Tudanca a la cabeza es casi un imposible.

Casado si quiere ganar y gobernar tendrá que comerse su sapo porque esta campaña ha demostrado que Mañueco no es Ayuso, que Mañueco más Casado tampoco lo son, y que Teodoro García Egea no es Miguel Ángel Rodríguez, ni de lejos. Aprendices haber-los hay-los, y el CIS, seguramente exagerado para dar fuelle al PSOE, ha puesto negro sobre blanco que al PP le sobran –al PSOE desde luego también que van de mal en peor desde la «hazaña» de Murcia y ahora de Navarra– si quiere llegar a la Moncloa. La estrategia ha sido renqueante, pobre y menguante. Mañueco es solo un candidato-entelequia y a Casado le mueven en exceso las prisas para ganar las generales y para tener todo el poder en el partido. Tiene cuatro días para activar el botón azul si quiere seguir vivo, aunque sea a costa de dar protagonismo a Ayuso.