Cónclave

Casado sigue hasta el congreso y acepta que Feijóo sea presidente

Pablo Casado se resistió durante más de cinco horas a dimitir y varios dirigentes le exigieron un compromiso por escrito

Tenso debate por la presión de los presidentes autonómicos a Pablo Casado para que formalice ya su salida de la dirección del partido. La mayoría de los barones le pidieron que renunciara a su cargo sin esperar a la Junta Directiva Nacional del martes, incluso con un compromiso por escrito. El líder popular intentó evitarlo por todos los medios.

Finalmente, al término de la reunión que se extendió cerca de seis horas, el PP informó a través de un comunicado que el presidente del Partido Popular, Pablo Casado, ha tomado la decisión de no concurrir al próximo Congreso Nacional, que será convocado en la Junta Directiva que se celebrará el próximo martes día 1 de marzo. El comunicado también recoge la solicitud al presidente nacional de que continúe en su cargo hasta el Congreso extraordinario y urgente, que propondrán a la Junta Directiva Nacional celebrar los días 2 y 3 de abril. “A propuesta del presidente nacional del PP, aceptada igualmente de forma unánime, se ha adoptado también la decisión de nombrar coordinadora general del partido hasta la celebración del congreso a la portavoz del Grupo Parlamentario en el Congreso de los Diputados, Cuca Gamarra Ruiz-Clavijo. Asimismo, se propondrá a la Junta Directiva que Esteban González Pons sea el presidente del Comité Organizador del Congreso, y que éste quede compuesto por al menos un miembro designado por cada organización territorial”, termina el comunicado.

Fue una noche histórica en Génova. Y de la que se quedó fuera la presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, a la que Pablo Casado marginó del cónclave autonómico que convocó para decidir el futuro del partido. Por eso, a la misma hora en la que la sede nacional del partido volvía a ser la protagonista de todos los focos, Ayuso estaba apoyando al Atlético de Madrid en el Wanda. La representación del PP madrileño quedó en manos de Pío García Escudero, «elegido por amplia mayoría de los afiliados y ganador de distintas elecciones», valoraban, con ironía, desde la organización regional.

Como señal de quién es el nuevo referente, Casado se reunió primero en privado con Feijóo, antes de encontrarse con el resto del poder territorial. Los barones llegaron a Génova sin más acuerdo que el de forzar la celebración de ese congreso extraordinario, cuya fecha aprobará oficialmente la Junta Directiva Nacional del martes, y la exigencia de una candidatura única, para la que todos miran al barón gallego.

La transición debe dirigirla la comisión organizadora del cónclave, y ahí es clave el nombre de quién se ponga al frente porque dirigirá al PP hasta el congreso extraordinario.

La despedida de Casado fue profundamente hiriente para todas las partes. Para la que se va, especialmente, porque ni siquiera su grupo parlamentario fue capaz de rendirle honores. Hasta el congreso, Feijóo no tocará prácticamente nada en Génova, y los cambios serán los derivados del consenso con los demás barones y las decisiones del comité organizador del cónclave. Sí será un tiempo para que valore quién es recuperable de la dirección nacional y reordene a sus peones entre Galicia y Madrid.

En estas últimas horas se ha señalado a Antonio González Terol, vicesecretario del equipo de Casado, como posible mediador con el barón gallego, y emisor del mensaje de que se parase la presión porque el mando cedía a la convocatoria del congreso. También se mira al ex portavoz en el Parlamento Europeo, Esteban González Pons, y a Jaime de Olano, el hombre económico de Feijóo en Madrid. Entre sus decisiones más importantes está la elección del portavoz en el Congreso.

La ventaja de esta situación tan crítica es que el partido está bastante unido. «Contra alguien», precisaban anoche en una de las organizaciones regionales con más peso territorial, pero, al fin y al cabo, no hay fractura porque incluso en el caso de que hubiera alguna candidatura alternativa, sería anecdótica en cuanto a su repercusión, aunque un drama si consiguiera los avales necesarios como para forzar la celebración de primarias.

Todos los presidentes autonómicos coincidieron ayer en llamar a la unidad a su llegada al cónclave autonómico. Unidad frente a las acusaciones que les hacen desde el equipo más cercano a Casado, restringido a su secretario general y casi a su cúpula de comunicación. Desde ahí se habla de golpe de estado y se apela a la militancia, que fue la que en su día dio a Casado la posibilidad de ascender a la Presidencia del PP. Pero a día de hoy las bases no seguirían estando con el líder popular. En Castilla y León, el equipo organizador de la campaña cuenta ahora que en sus trackings vieron cómo las siglas caían según se consolidaba la presencia del líder nacional en el territorio para arropar la candidatura de Alfonso Fernández Mañueco. Y su pulso con Ayuso fue la gota que terminó por dañar su tirón entre las bases.

La llegada de Feijóo a la Presidencia del partido puede coincidir casi prácticamente con la formación de un nuevo Gobierno en Castilla y León, en el que Mañueco parece que no podrá de ninguna manera sortear el acuerdo de gobierno con Vox. Desde el primer momento el presidente gallego defendió que se dieran manos libres a Mañueco para cerrar su gobierno, y en esto será coherente a pesar de que siempre ha defendido que el PP mantendrá una hoja de ruta diferente a la de Vox, chocando incluso con este partido en lugar de buscar la homologación. Al principio del mandato de Casado fue muy crítico con los guiños de la dirección de su partido hacia Vox y siempre ha defendido que el PP tiene un proyecto propio.

El PP espera de Feijóo un proyecto alternativo al de Santiago Abascal. Espera también que no firme un armisticio con el Gobierno de coalición. Y que recupere la conexión del partido con el tejido social y productivo, empezando por la CEOE.

Al arranque del cónclave autonómico que ayer se celebró en Génova la consigna general fue poner en valor la figura de Feijóo. «La solución es Feijóo». Hasta el barón murciano, Fernando López Miras, se sumó a este mantra, pese a ser la mano derecha del hoy ex secretario general Teodoro García Egea.

Uno de los principales debates a resolver era la manera de gestionar la salida de Casado de la Presidencia del PP. A puerta cerrada, la mayoría de los dirigentes autonómicos defendió que Casado tenía que marcharse esta misma noche para que la comisión organizadora, y su presidente, tomase las riendas.

No hay discusión sobre que el único referente es Feijóo, y ahí se centró la presión de todos los barones. La urgencia del PP es conseguir tranquilidad, y dejar de generar más problemas. Carlos Mozo, presidente del PP en la Comunidad Valenciana, fue muy clarificador: «Debemos afrontar nuestras responsabilidades. Hoy es un día importante y vamos a resolver este asunto con generosidad». Otros, como el presidente del PP vasco, Carlos Iturgaiz, llegó a pedir expresamente a Feijóo que opte al congreso extraordinario.

En la misma línea el presidente popular de Aragón, muy afín a la actual dirección. «Espero que de esta reunión salga unidad porque la necesitamos. Queremos reconstruir al partido. No queremos buscar problemas. Hay muy pocos políticos con el currículum de Feijóo en Europa».