19-J
Andalucía marca el rumbo
Las elecciones del domingo determinarán si se consolida el cambio de ciclo que se produjo en 2018
Andalucía acude mañana a las urnas después de dos semanas de campaña en la que los candidatos han tratado de no cometer errores, con mayor o menor acierto. Unos se juegan la supervivencia otros la viabilidad de su proyecto y en el horizonte inmediato, el efecto que pueda tener para las expectativas a nivel nacional de todos los partidos.
El PSOE se conjura para superar el suelo histórico que marcó Díaz
Que «la victoria tiene cien padres y la derrota es huérfana» es una máxima que Juan Espadas ha tenido tiempo de interiorizar durante esta campaña. Con las encuestas en contra, el vigor del socialismo andaluz es una sombra de lo que fue. En el cuartel general de los socialistas ya se preparan para digerir la derrota. Solo queda por dilucidar la dimensión de la misma. En 2018 Susana Díaz ganó las elecciones con 33 escaños, pero fueron insuficientes frente a una entente de las derechas que descabalgó al PSOE del poder después de 37 años de hegemonía. Fue una victoria agridulce, pero ahora ni siquiera podrán ni aferrarse a eso. Ninguna encuesta le da la primera posición al PSOE y el umbral de la debacle está instalado precisamente en esos 33 escaños.
Si Espadas aguanta en el suelo histórico que marcó Díaz, habrá que hacer una profunda reflexión, pero se sorteará renegando del «cambio de ciclo». Si, por el contrario, se baja de los 30 escaños, los cimientos del PSOE comenzarán a temblar a menos de un año para las municipales y autonómicas, en las que el partido tendrá que poner a prueba su músculo territorial. En la sala de máquinas socialista se conjuran para que el PP no tenga una mayoría suficiente y necesite a Vox para gobernar. Un nuevo pacto con la formación de Santiago Abascal, tras Castilla y León, se utilizará por Sánchez como elemento de desgaste para atacar la imagen de moderación de Albero Núñez Feijóo.
El PP busca la mayoría absoluta y gobernar en solitario
Juanma Moreno ha conseguido colocar a los populares como la opción preferida en Andalucía. Busca el «sueño» de lograr la mayoría absoluta para el PP, algo que se le ha resistido al partido durante los últimos 40 años. Durante toda la campaña se ha situado con la moral de vitoria alta, en la línea moderada, sin arriesgar en exceso, sabiendo que de lo contrario era quién más tenía que perder y tirando del aval que le da su paso por el Gobierno andaluz. Su objetivo es poder gobernar en solitario, replicando el «efecto Ayuso», quien entonces logró más escaños que la suma de todas las izquierdas. Insiste en que su intención es un gobierno sin coaliciones, aunque reeditar el pacto con Cs, si fuera posible, no lo vería con malos ojos.
Al candidato de los populares le preocupa que su electorado se confíe, la abstención y no depender de Macarena Olona. Pero, en las filas de los populares dejan el veredicto a los andaluces, no dan ningún voto por ganado, ni por perdido y dicen que el 19-J lo que se decide es cómo quieren que Juanma Moreno gobierne. Para ello, el PP, en el último tramo de campaña ha retado al PSOE a que se comprometan a dejarles gobernar, con una abstención, para que así no tenga que depender de ningún partido en el Gobierno. Dicen que quien gana en Andalucía suele tener la llave de La Moncloa. La réplica del resultado de Moreno ratificará el impulso de la nueva etapa liderada por Feijóo.
Ciudadanos aspira a tener representación y reeditar la coalición
El candidato de Ciudadanos, Juan Marín, ha repetido a lo largo de la campaña un mismo mensaje: que sus votos están a disposición de reeditar el pacto de gobierno con Juanma Moreno. Con unas encuestas desfavorables -en cuanto a mantener los 21 escaños de partida-, Marín llegó al final de la campaña con la esperanza de la supervivencia. Los naranjas ya no miran la estrepitosa caída, al borde de la desaparición que le dan las encuestas, y se agarran al salvavidas de tener los escaños necesarios, que sí pronostican algunos barómetros demoscópicos, para que el candidato del PP pueda pactar con ellos y así no depender de un gobierno con Vox. A lo largo de la campaña, Cs ha tratado de reilusionar a un electorado que en su mayoría está en la abstención.
Su perfil tranquilo y moderado le sitúan como la opción preferida para Juanma Moreno y supo aprovechar el tirón de los debates para reivindicar las políticas de gestión de su partido en economía y turismo e incluso sacar rédito de su habilidad para hacer torrijas –un enganchón que protagonizó con Olona–. Este último «gag» le ha llevado a volver al foco, aunque sea anecdótico, y a crear simpatías entre los andaluces. Para los naranjas no desaparecer, ser útil y necesarios en la formación del gobierno de Moreno será su principal reto y, si lo logran, será motivo de celebración en el cuartel general de los naranjas el 19-J.
Por Andalucía y el reto de demostrar que la izquierda se ha recompuesto
No es solo dar la vuelta al tablero andaluz, que ofrece pocas alternativas de cambio de gobierno en el parlamento regional. Ese es el objetivo prioritario, a nivel autonómico, sí. Pero en Por Andalucía son conscientes de que la suma de izquierdas puede volver a ser inferior a la de las derechas, como ya ocurriera en Madrid y también en Castilla y León. La alianza Podemos, IU y Más País ha tenido otros retos importantes en esta campaña electoral. Convencer a la ciudadanía, no solo a la sociedad andaluza, de que las peleas internas en la izquierda son un trauma superado, son el pasado.
Es una realidad de puertas para fuera, pero la izquierda se ha conjurado a que su versión convenza de cara a la galería, con la vista puesta en el futuro frente amplio que está por llegar de mano de la vicepresidenta Yolanda Díaz. Para ello se han implicado todos los ministros de Unidas Podemos, que han bajado en varias ocasiones a Andalucía para pedir el voto por la candidata Inma Nieto. El cierre de filas en la izquierda ha sido claro con vehementes en estos días. Hemos visto, incluso, una foto de unidad entre la vicepresidenta y la ministra Ione Belarra, que llevaban meses sin coincidir en un acto de partido. También hay otra derivada de estas imágenes con las que pretendían exhibir músculo. Vencer a Teresa Rodríguez, quien a día de hoy no supera a Por Andalucía en escaños, pero sí en popularidad a la candidata Inma Nieto y ha protagonizado una campaña de menos a más.
Adelante Andalucía y la supervivencia andalucista desde el «amor propio»
Teresa Rodríguez acabó la campaña electoral para los comicios andaluces del 19 de junio junto a la Torre de los Perdigones de Sevilla, apócrifa Giralda de los pobres, con el grupo Califato 3/4 después de que en el segundo debate televisado la líder de Adelante Andalucía se presentara como garantía «contra Madrid y contra Sevilla», lo que le granjeó críticas en la capital hispalense. Teresa Rodríguez ha destacado en la campaña, con escasos medios económicos tras su separación de Podemos e Izquierda Unida, aprovechando sus opciones y ganando pequeñas batallas internas a las izquierdas, como fue la propia participación en los debates televisados, recurrida por sus ex compañeros de Por Andalucía.
La formación de Teresa Rodríguez, según el último flash del CIS, se movería entre el 4,5 y el 5,9% de los votos. La encuesta previa del Centro de Investigaciones Sociológicas le daba a Adelante Andalucía tres diputados y un 5,5% de apoyos. La campaña de las andaluzas será recordada en gran parte por algunas de las frases de Teresa Rodríguez, como cuando le dijo a Juan Marín, en su respuesta a Olona sobre las torrijas, que le guardara «unas poquitas pa’ el ‘Kichi’» o cuando contestó a la líder de la ultraderecha que la masturbación, «como dijo Woody Allen, es hacer el amor con uno mismo». El principal mensaje de Teresa Rodríguez, precisamente, ha sido de «amor propio»: Andalucía «sin injerencias» de Madrid, en alusión a Yolanda Díaz y/o Podemos.
Olona, dispuesta a gobernar en coalición
Macarena Olona llegó al final de campaña habiéndolo dado todo. La «leona», como ella misma se autodefine cuando protege a los suyos, ha incidido en el mensaje de que será la presidenta del próximo gobierno andaluz, como prueba de que su irrupción en Andalucía no es la de quedarse a medias. Quien ha sido el azote del Gobierno en tantas batallas parlamentarias, ha sorprendido a algunos en su registro como candidata y en su método incisivo en los debates ante unos rivales tenues. Su verbo rápido, su dialéctica sentenciadora, su perfeccionismo y su puesta en escena le ha llevado a confrontar más aún con la izquierda. La ilusión de su electorado ha sido patente, llenando actos de forma masiva.
Vox siempre es la sorpresa y cualquier escenario superior a reeditar los 12 escaños que lograron en los primeros comicios andaluces, cuando se presentaron con un candidato casi anónimo, y brindaron sus apoyos a cambiar la hegemonía socialista, serán buenos resultados. Ya avisan que sus votos no serán gratis, que escucharán lo que le mandaten los andaluces en las urnas y seguirá siendo dique de contención de las políticas de izquierdas, gobierne quien gobierne. Las encuestas les pronostican buenos augurios, aunque será el 19-J cuando se verá finalmente en qué se traduce el «efecto Olona». Ser imprescindible y entrar en el gobierno, será su éxito.
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