19-J
El PP solo negociará con Vox la Presidencia del Parlamento en Andalucía
La campaña se cierra con el pacto entre el PP andaluz y Génova de no ceder consejerías si ganan a la izquierda
Termina la campaña andaluza y la suerte está echada. Las cocinas electorales de los partidos acaban con previsiones muy parecidas a las que tenían cuando se anunció la fecha de las elecciones autonómicas y también con las mismas incertidumbres.
El gran tema de esta campaña es si Vox entrará o no en el futuro Gobierno de la Junta de Andalucía. Con Alberto Núñez Feijóo en la Presidencia del partido, y en otro contexto político porque el simbolismo de Andalucía es muy superior al que tiene Castilla y León, el patrón de la negociación que los populares mantuvieron con Vox en las elecciones de esta última comunidad autónoma no se va a volver a repetir. Lo tienen hablado y hay consenso en Madrid con respecto a la posición marcada por el PP andaluz.
Siempre que el PP consiga sumar más escaños que toda la izquierda, el presidente en funciones y candidato de la Junta, Juan Manuel Moreno, hablará con los partidos para preparar su investidura, buscará la abstención del PSOE (aunque el PP tiene más que claro que es una política gestual, de mera escenificación porque no habrá tal abastención), y también dialogará con Vox.
El partido de Santiago Abascal ha intentado movilizar el voto en la recta final de campaña con el órdago de que incluso por un sólo diputado forzarían, supuestamente, al candidato popular a incluirles en su gobierno.
De aquel «lo importante es el programa» al ahora lema de que lo importante son los sillones, por encima de todo.Sin embargo, Vox no estará dentro del nuevo Gobierno andaluz siempre y cuando Juan Manuel Moreno consiga tener más escaños que la suma de la izquierda. Así lo han hablado en privado entre la dirección nacional y la andaluza: no es ya el discurso oficial al que están obligados en la campaña electoral. Es estrategia en clave autonómica y también nacional, con la vista puesta en lo que viene por delante a partir del verano. De hecho, en Madrid cada vez coge más fuerza la hipótesis de una crisis de gobierno, pero no ya porque Pedro Sánchez remodele su Gabinete para responder a la debacle electorial, sino porque Podemos está ya muy cerca de abandonarlo.
El deseo del PP es quedarse cerca de los 50 escaños. Pero siempre que pueda presentarse a la investidura con más escaños que la suma de la izquierda el candidato popular no abrirá en ningún caso negociación de intercambio de consejerías con Vox. Tampoco estirará la negociación al máximo para buscar «in extremis» ese acuerdo.
En cuanto a sillones, sobre la mesa lo más que el PP estaría dispuesto a ceder es la Presidencia del Parlamento andaluz. Como puesto institucional y simbólico. Antes de formar el Gobierno de la Junta, tiene que constituirse el Parlamento elegido, que será el 14 de julio.
Después, tras la ronda de contactos con los grupos parlametnarios, el presidente del Parlamento andaluz será el que proponga un candidato a la Presidencia de la Junta de Andalucía, en un máximo de 15 días, es decir, antes del 29 de julio. A partir de ahí se fijará la fecha del pleno de investidura y de prospeerar la candidatura, seguirá la toma de posesión y el nombramiento del nuevo Ejecutivo.
Juan Manuel Moreno se presentará a la sesión de investidura, incluso aunque no tenga acuerdo con Vox, para defender su programa de gobierno y someterse a la votación. En el PP creen que Vox tiene mucho más que perder que ellos si votan junto con la izquierda, en lugar de abstenerse, para vetar un gobierno del centroderecha. «No queremos repetición electoral. Y esperemos que Vox tenga el sentido común suficiente como para saber que si bloquea la investidura de Juanma Moreno y fuerza elecciones tendrá que pagar muy caro en las urnas su decisión».
La hipótesis de repetición electoral no tranquiliza, en cualquier caso, en ninguno de los partidos del centroderecha.
El PP no quiere comicios repetidos. Pero en la suma de lo que tienen que ganar y perder, están convencidos de que Vox no puede permitirse el lujo de forzar esas nuevas elecciones porque los votantes del centro derecha no se lo perdonarían y darían un nuevo impulso al voto útil a favor de las siglas populares.
La diferencia con Castilla y León es que allí el votante de la derecha, del PP, no veía mayoritariamente con malos ojos el pacto con Vox. En Andalucía, sin embargo, el PP crece por el centro y por la izquierda, y también tiene voto de Vox, pero su subida se fundamenta sobre todo en la gestión y en representar la única alternativa que puede dar estabilidad a la Junta para afrontar los complicados tiempos económicos que se avecinan.
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