Sánchez, tocado

Alerta Roja: el socialismo caoba ha muerto

Sánchez ha salido de su ensoñación. La entelequia pinchó

Pedro Sánchez ha salido derrotado en Andalucía. Su gobierno, constituido hace un año para ser un revulsivo, ha sido un absoluto fracaso. Lo fue en Castilla y León y ahora en Andalucía. El presidente ha salido de su ensoñación, de la burbuja que sus acólitos construyeron a su alrededor. La entelequia se ha pinchado. Bienvenido presidente a la realidad.

Ministros incompetentes, bisoños, taimados, relaciones de desconfianza con los socios, enfrentamientos continuos en el Ejecutivo, mala gestión y fracaso estelar para afrontar los nuevos retos… Resultado: desmovilización generalizada de su electorado que ha perdido su referente y un PP que le dobla en escaños, con derrota incluida en la provincia de Sevilla. Jamás se había perdido ni en los más bajos momentos del PSOE en 2011. A los socialistas se les ha atragantado el desgaste de Pedro Sánchez, un gobierno renqueante y desvalido, un candidato no afianzado y un electorado sin entusiasmo. Ha ganado el PP y han perdido los conspiradores de julio de 2021. Los internos y los externos. Los cambios en Ferraz y Moncloa han resultado del todo ineficaces.

Los que se hicieron con el poder en el partido, que jugaron a malabaristas y aprendices de brujo, hoy saben que la gente quiere un PSOE de izquierdas, osado y valiente para afrontar los grandes problemas con propuestas que transmitan confianza. Con políticas de izquierdas, of course, sin inventos de geometría variable y sin sentido. Léase reforma laboral o medidas contra la crisis y la guerra. El PSOE caoba, ese que se plantea mayorías alternativas fuera de la izquierda, hoy ha muerto, y se ha dado cuenta que no sabe qué hacer con el poder.

De momento, enroque, igual a miopía. Andalucía no tiene nada que ver con España dicen, pero Feijóo sube enteros porque la gran bandera, izada por la vicesecretaria general, Adriana Lastra, en plena campaña contra Vox, no existe. Ni los votantes han ido a votar a la izquierda, ni serán necesarias manifestaciones hoy lunes para impedir un pacto con la extrema derecha. Enrocado, el presidente tratará de gestionar los tiempos. Lo único seguro es que se le acaba el tiempo y que, desde hoy, no controlará los tiempos. Los acontecimientos se acelerarán y necesita pertrecharse al frente de un Ejecutivo de verdad, no con experimentos que parecen salidos de los inventos del tebeo.

Nadie se cree en el PSOE, salvo los que quieren ponerse a buen recaudo y evitar ser señalados como los «fracasados», que Andalucía no tendrá consecuencias para la política española. Y estos fracasados deben ser apartados, so pena de asistir a una película de la serie B, donde éstos culpen al vecino del desastre. Estos «fracasados» que pululan por Ferraz y Moncloa son ahora más peligrosos, junto a los «visitadores» externos que hasta hoy han sido gurús del presidente del Gobierno.

Si Sánchez quiere afrontar con un cierto éxito el último tramo de su mandato debe empezar la casa por los cimientos: remodelación de Gobierno en serio, incluyendo a Podemos. Es decir, pactando con Yolanda Díaz que ya ha visto también las orejas al lobo más allá de Despeñaperros. Ante «visitadores» y «fracasados», que se pondrán estupendos llevando la caja de herramientas a cuestas con la promesa de arreglar los desaguisados que ellos mismos han provocado, es obligatoria para que el PSOE levante la cabeza, para que los barones del partido no pierdan los nervios, y para que los electores se sientan concernidos, una crisis de Gobierno y confirmar que Pedro Sánchez se presentará a la reelección. Esta semana el presidente se dedicará en cuerpo y alma a la Cumbre de la OTAN, pero cuando pase tendrá que dedicarse en cuerpo y alma a la política de casa, a dar respuesta a miles de votantes de izquierdas que vagan como zombis sin un referente. Si no lo hace, 2023 será la crónica de una derrota anunciada.