
Gasto militar
¿Qué pide el partido de Puigdemont para el gasto militar en Cataluña?
Los posconvergentes se avienen a negociar con el Gobierno, pero ponen sus exigencias encima de la mesa

El debate sobre el aumento del gasto militar dista mucho de estar resuelto. Cada día que pasa, se conocen nuevos detalles del precio que va a tener que pagar Pedro Sánchez para sacar adelante las inversiones en Defensa y, además de tener que lidiar con el rechazo de toda la izquierda, también sabe ya que va a tener que cumplir con las exigencias de Junts. Los posconvergentes sí que se muestran favorables a asumir el compromiso con la OTAN de aumento de gasto en Defensa para llegar al 2% del PIB, aunque también ponen una línea roja: del plan de 10.000 millones de euros presentado por Sánchez, 2.000 millones se deben de invertir en Cataluña.
Si ese 20% del total de la inversión no se destina a Cataluña, los posconvergentes advierten de que no darán su apoyo al presidente del Gobierno. De momento, según fuentes consultadas por LA RAZÓN, están a la espera de que Sánchez traslade más detalles de su plan, pero ya dibujan el contorno de sus peticiones. En concreto, apuntan a que pretenden que las inversiones que se realicen en Cataluña sean «mayoritariamente a tecnología de doble uso», aunque también son conscientes de que «no se puede excluir la tecnología estrictamente militar» por lo que también aceptarán recursos para ese área.
Además, también señalan que las inversiones que quieren son a «empresas locales» para que el impacto económico quede exclusivamente en Cataluña y, sobre todo, a pequeñas y medianas compañías. En este sentido, cabe recordar que la demografía empresarial catalana está caracterizada por Pymes y, algunas de ellas, tienen importante presencia en el sector de la tecnología de doble uso (en concreto, destacan sobre todo en el sector de la aeronáutica y espacial).
Tampoco cabe olvidar que, hasta ahora, Cataluña había sido una autonomía caracterizada por su rechazo a lo militar (de hecho, ganó el «no» a la entrada en la OTAN en el referéndum de 1986) y recientemente ha continuado el veto, como se pudo ver con el Govern de Artur Mas rechazando la fabricación de vehículos de combate y con el Govern de Pere Aragonès vetando un proyecto para el mantenimiento de los 8x8 pese a la salida de la multinacional japonesa Nissan.
Sin embargo, eso es algo que ahora mismo parece que empieza a cambiar. Casi de la noche a la mañana. De entrada, Junts se ha sacudido cualquier duda respecto a la Defensa y apuesta, sin ambages, por el aumento del gasto militar que plantea el Gobierno, pese a que ponen la exigencia de que el dinero tiene que tener el correspondiente impacto en Cataluña, que genera el 20% del PIB en España. También es verdad que, durante el «procés», un importante sector de los posconvergentes sí apostaba por tener un ejército pese a que la gran mayoría del independentismo lo rechazaba. De hecho, Esquerra sigue en el «no» al aumento del gasto militar, aunque sin tanta beligerancia como cabía esperar o como proyecta Podemos.
En este sentido, los posconvergentes son conscientes de que, aunque haya empresas de alta tecnología vinculadas al sector de la Defensa en Cataluña por la gran capacidad industrial y por el entorno de una economía del conocimiento, siguen estando muy lejos de las cifras de autonomías como la Comunidad de Madrid. Actualmente, se estima que la aportación del sector militar al PIB catalán está en torno a los 1.600 millones de euros, muy por debajo de los 8.200 millones de euros que se estima en la Comunidad de Madrid, según cifras de la consultora PwC.
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