Gobierno

Podemos exacerba sus contradicciones en Moncloa

Gasto militar o los destructores son parte del precio que los morados deben pagar por continuar en el Gobierno

La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz; la de ministra de Igualdad, Irene Montero, y la de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, en un acto del ministerio de Igualdad por el día del Orgullo
La vicepresidenta segunda y ministra de Trabajo y Economía Social, Yolanda Díaz; la de ministra de Igualdad, Irene Montero, y la de Derechos Sociales y Agenda 2030, Ione Belarra, en un acto del ministerio de Igualdad por el día del OrgulloFERNANDO ALVARADOAgencia EFE

«Es el mejor Gobierno posible, pero no el que podíamos imaginar». Es una reflexión que hacen, a menudo, altos cargos de Podemos cuando se les pide un balance sobre el gobierno de coalición. En este tiempo, PSOE y Unidas Podemos han mantenido múltiples choques. Pablo Iglesias ya lo dijo antes de firmar el pacto de gobierno con Pedro Sánchez a sus militantes antes de jurar su cargo como vicepresidente. «Vamos a gobernar en minoría dentro de un Ejecutivo compartido con el PSOE, en el que nos encontraremos muchos límites y contradicciones, y en el que tendremos que ceder en muchas cosas». Cuando abandonó el cargo también reconoció que existían «muchos límites y contradicciones» debido a la correlación de fuerzas en el Parlamento.

Durante esta legislatura, los morados han tenido que cabalgar entre contradicciones en varias ocasiones. Nada más llegar tuvieron que aceptar el nombramiento de dos cargos que eran especialmente sensibles –y criticados– por los morados cuando estaban en la oposición. El nombramiento de Dolores Delgado como fiscal General del Estado –después de haber pedido su dimisión–o de José Félix Tezanos como presidente del CIS, fueron dos de los primeros «trágalas». Ante esto, Unidas Podemos tuvo que mostrar su «respeto institucional». Más tarde ,los morados tuvieron que asistir a la fusión de Caixa y Bankia o a la salida pactada del Rey Juan Carlos a Abu Dabi sin su conocimiento. Entonces, Pablo Iglesias reconoció haber tenido una «fuerte discusión» con Pedro Sánchez tras enterarse. Más tarde, la parte mayoritaria en Moncloa tampoco contó con su socio para crear un Real Decreto para reforzar la transparencia de la Corona. Los morados se enteraron minutos antes, al igual que ocurrió cuando el Ejecutivo dio a conocer el espionaje al móvil del presidente o, en los últimos días, la reducción del IVA al 5%. El PSOE informa minutos antes a su socio y éstos no tienen capacidad de actuación.

Igual ocurre cuando un tema especialmente sensible llega al Ejecutivo. En 2020, tras la celebración del 12 de octubre, en una rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, la ministra de Igualdad, Irene Montero, defendió un «horizonte republicano». Segundos después la entonces portavoz María Jesús Montero, la desautorizó recordando que la posición gubernamental era defender la corona. Las imágenes de las dos almas distintas que conviven en Moncloa se repiten. Al inicio de la guerra en Ucrania, la ministra Montero evitó aclarar ante los periodistas en la sala de Moncloa quienes eran «los partidos de la guerra», afirmación que había llegado de la boca de la ministra Ione Belarra un día antes. Entonces, la ministra rechazó contestar. «Estaba pactado», reconocían fuentes próximas después, con el objetivo de evitar la fractura en la sala de prensa de Moncloa. Similar situación ocurrió esta semana cuando el Gobierno silenció hasta en cinco ocasiones a la ministra Montero cuando la preguntaron por su postura sobre el salto a la valla de Melilla que se saldó con una treintena de muertos. Los morados exigen una investigación independiente mientras el PSOE defiende la actuación de la policía marroquí. Lo mismo sucedió cuando a la vicepresidenta Yolanda Díaz la interpelaron sobre su asistencia o no a la cumbre de la OTAN. En ese caso, ella mismo evitó contestar. Por decisión gubernamental, los ministros morados evitan confrontar públicamente en este formato, aunque no ocultan su incomodidad. Después, en otros formatos, los mismos ministros muestran, sin tapujos, su postura, o usan su grupo parlamentario para posicionarse. Las contradicciones siguen sucediendo entre ambos socios. Ahora, la decisión de Sánchez de elevar el gasto en Defensa o el acuerdo con EEUU para ampliar el número de destructores en la base de Rota vuelve a evidenciar las contradicciones con las que debe luchar el socio minoritario, el coste a asumir por continuar en el Gobierno. De hecho, los morados empiezan a analizar ya las batallas que deben o no dar en el seno de la coalición, las que son rentables, según analizan en el cuartel de mandos.