José Antonio Vera

Aquí nos sobra el dinero

Estamos financiando la campaña a Sánchez y a Podemos

Los presupuestos más expansivos de la historia han sido desmontados en 24 horas por el Banco de España, que desploma el crecimiento del PIB al 1,4 por ciento frente al 2,1 con el que trabaja el Ejecutivo. Y puede que el 1,4 sea mucho.

La vicepresidenta primera, Nadia Calviño, no para de corregirse a sí misma casi a diario. Decía primero que la subida de la inflación era meramente coyuntural, después que bajaría pronto, y más tarde que no llegaría a los dos dígitos. La realidad es que el IPC sigue desbocado. Dicen en la oposición que solo hipotéticos cambios de criterio en los parámetros de análisis del INE explicarían que bajara del 10 al 9 en este último mes. Pero afirma el INE de manera tajante que no ha modificado la composición de la cesta de artículos que componen el IPC, ni su ponderación, ni el método de cálculo de las variaciones de precios desde que cambiara la base del índice en enero de 2022, y que actuará con transparencia habitual cuando tenga que comunicar futuros cambios metodológicos.

Es cierto que se atemperaron mucho los precios de los combustibles, pero en medio de una borrachera de incrementos que hace que el plan fiscal de la señora María Jesús Montero (ministra de Hacienda) no sirva en realidad para nada, pues no afecta a las clases medias, y el arreón a los ricos solo vale para que los que tienen dinero de verdad, salgan huyendo de España e inviertan en Portugal u otros países en los que no se les persigue como a delincuentes.

Aquí los auténticos delincuentes viven a sus anchas, sobre todo en la Barcelona de Ada Colau. Los delincuentes se quedan y los inversores se van. El empresario argentino Martín Varsavsky se lo dijo ayer a Susanna Griso en Espejo Público de Antena 3: pagar cada año por el mismo patrimonio es una imposición duplicada o triplicada. Es pagar dos, tres veces o las que sean por los mismos bienes, aunque su valor no haya aumentado. Y si te persiguen por invertir, el resultado es que no inviertes. Mejor te vas con los ahorros a un país que valore de verdad el emprendimiento.

Solo que da igual. Seguimos aumentando la deuda pese a que ya la hemos situado en el 120 por ciento del PIB. A este paso hasta alcanzamos a Italia.

Entonces seremos líderes en desempleo, en deuda y en gastar alocadamente. Si como dice el Banco de España, el crecimiento del año que viene será del 1,4 en vez de 2,1 (antes Calviño, con su rigor habitual, lo había situado en el 3,7 primero y en el 2,7 después), los ingresos serán menores de lo presupuestado, y por tanto las cuentas del Estado no cuadrarán, pues están mal hechas de partida.Si la señora Montero mantiene «el gasto social más grande de la historia», con menos ingresos de los previstos, la deuda se disparará hasta superar todos los récords endeudamiento históricos (esta vez sí).

Visto así, los presupuestos son temerarios, amén de clientelares: se pretende atraer el voto de funcionarios y pensionistas con subidas que nadie tendrá en el sector privado. Repartiendo paguitas, ayudas, subsidios y subvenciones a toda suerte de colectivos, por si se animan a votarles también.

Luego le estamos financiando la campaña electoral al presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, dice el PP. Y también a Podemos. La gente trabajando de sol a sol, pagando impuestos sin parar, para que llegue la otra ministra de Podemos, Montero, doña Irene / Irena/ Ireno, y adjudique campañas a dedo para ver si quienes no se sienten hombre ni mujer rechazan el «todes», o para saber «si las mujeres tienen más orgasmos con su pareja que masturbándose».

Cuestiones muy sobresalientes, sin duda, pero que igual se podrían posponer ahora en favor de bajarle los impuestos a los mileuristas o a la clase media, grandes olvidados de la medio-reforma fiscal de la otra Montero, María José.

De manera sigamos en la huida hacia adelante, ahora en La Coruña con el canciller alemán Olaf Sholz, para decirle al alemán que por supuesto gastaremos más en el MidCat y en Defensa, y pagaremos hasta el escudo antimisiles si hace falta. Que no sea por dinero. Aquí nos sobra.