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Historia

¿Desde cuándo hay actividad económica en España?

La península ibérica está habitada desde hace milenios, pero sus habitantes tardaron en empezar a integrarse en los flujos comerciales del mediterráneo

Ruinas de EmpúriesEUROPA PRESS (Foto de ARCHIVO)27/11/2014 larazonEUROPA PRESS

En economía y, sobre todo, en historia económica hay una pregunta que trata de buscar continuamente respuestas: por qué unos países son más ricos que otros. A lo largo del tiempo, los estudiosos del tema han ido encontrando explicaciones y, poco a poco, el consenso es cada vez mayor, aunque tesis hay muchas aún y algunas, incluso, contrapuestas. Y España, para cualquier historiador económico, es un caso al que prestarle mucha atención por cómo perdió el tren de la hegemonía mundial en el siglo XVII con todo de cara y tras 150 años de liderazgo: vastos dominios y muchos recursos naturales.

España no escapó a la “maldición de los recursos” o “paradoja de la abundancia”, aplicable también actualmente a países como Rusia y la gran mayoría de los que disponen de minerales y combustibles fósiles, que no son capaces de traducir sus enormes riquezas en desarrollo económico por la mala gestión. En cualquier caso, España alcanzó la hegemonía mundial a mediados del segundo milenio, pero la actividad económica en la península ibérica se remonta muchos siglos atrás. Milenios atrás: según los historiadores, las primeras noticias sobre actividad económica en España son del 2000 A.C.. Conviene recordar, también, que la península ibérica está habitada por el homo sapiens desde hace 44.000 años (según un estudio de 2020, que actualizó este dato).

Es en esa época, a partir del 2.000 A.C., cuando los pueblos que habitaban la península empiezan a integrarse en los flujos comerciales del mediterráneo y eso condujo, también, a la colonización de territorio costero peninsular (gradualmente fueron instalándose fenicios, cartagineses o griegos, hasta la llegada de los romanos en el 218 A.C.). El gran atractivo de la península ibérica eran los metales, que se convirtieron en los productos con mayor importancia comercial por su valor tanto para la moneda como material para herramientas o armamento, algo que se alargó en el tiempo hasta la época romana (cabe recordar que los romanos explotaron las mayores minas de oro de Europa, situadas entre León y Asturias).

La economía peninsular (es decir, todo el actual territorio nacional), no obstante, no quedó integrada hasta que se consolidó la Hispania romana: con los romanos, se construyeron calzadas y puentes que permitieron vertebrar todo el territorio y unificarlo, lo que facilitó las comunicaciones entre los diversos puntos (a pesar de la orografía, que ha sido siempre una traba a lo largo de la historia de nuestro país). Tras alcanzar un punto álgido (siglo II D.C.), Roma entró en declive y arrastró también a Hispania, cuya economía tendió a ruralizarse y a dar entrada al sistema feudal. Entre los historiadores siempre ha habido mucho debate sobre si la economía romana se configuró como un modelo capitalista o tuvo modelo propio (sí había mercados, pero tenían un papel secundario ya que regía la jerarquía social y política).

En cualquier caso, la economía española, como el resto de Europa, permanecería durante mucho tiempo en la penumbra y volvería a repuntar muchos siglos más tarde hasta abrazar la hegemonía nuevamente en el siglo XVI con el descubrimiento de América y el dominio del Nuevo Mundo.