Opinión

Los nuevos druidas

La vuelta de Puigdemont puede hacer naufragar al PSOE y ERC

Carles Puigdemont
Carles PuigdemontGloria CalviAgencia AP

¿Quién dijo en el Gobierno que acelerar las reformas pendientes y polémicas dejarían expedito el camino de cara a las elecciones municipales y autonómicas? ¿Quién defendió en el Ejecutivo aprobar las reformas del Código Penal con la fórmula de «la cesta de la compra» cerraba la carpeta catalana? Sin duda, el protagonista jefe de esta estrategia está llamado a ser el Druida del año. Porque la cuestión catalana en cuestión de horas ha pasado a ser el carajal catalán. También debería ser premiado el Druida que apoyó esta estrategia desde Esquerra Republicana.

La cosa se empezó a enturbiar cuando el presidente dijo que «el procés ha muerto» en su balance anual. ERC que padece un temblor de piernas y castañear de dientes agudo por momentos y crónico en el tiempo se le antojó ponerse «patriota y reaccionar». El independentismo no ha muerto dijeron y se sumaron a la manifestación independentista del próximo jueves para ponerse patriotas y para que Junts no les acusara de botiflers. Se pusieron de los nervios y no repararon en que el entonces secretario general de Junts, Jordi Sánchez, saliendo del Palau de la Generalitat tras la ruptura del Govern dijera «el procés, definitivamente, se ha cerrado». Porque el procés, el medio utilizado por los independentistas, ha muerto o cerrado, como prefieran, porque ha fracasado aunque el fin, la independencia, sigue ahí porque los independentistas pueden estar tocados pero no hundidos.

En las últimas 48 años, la temperatura ha ido en aumento. Primero, porque los condenados por el juicio del 1-O piden su absolución como si no hubieran cometido ningún delito, y segundo porque la entrada en vigor de la reforma de la sedición y la malversación tiene consecuencias políticas de incierto recorrido. Lo único cierto es que tras el auto de Llarena, Carles Puigdemont puede volver a España como dijo ayer su abogado Gonzalo Boyé. Lo hará en febrero o marzo. Siempre después de que el Tribunal de Justicia de la Unión Europeo decida si tiene razón Llarena o el juez belga que impidió su extradición el próximo 31 de enero. Su vuelta y su no encarcelación será una pésima noticia para el PSOE y grande para el PP pensando en municipales y autonómicas. Y los chicos y chicas de ERC que vayan ensayando sus tembleques porque se reactivará con fuerza el ánimo de las huestes de Puigdemont. El expresidente fugado elegirá su «momentum» en el que si hay unos días de prisión miel sobre hojuelas. Estoy convencido que su lema de campaña será «el procés soy yo».

En paralelo, Llarena tras la resolución del TJUE reactivará la orden de extradición y abrirá las puertas del juicio. Además, el juez se ha cobrado su venganza dejando al Gobierno a uña de caballo al desautorizar su reforma de la sedición; y el Supremo tendrá que decidir si absuelve a los condenados. Vamos, Llarena ayer abrió un serial que le encajará como un guante a la estrategia del Partido Popular. En el caso de malversación, no tengan duda que saldrán peticiones de reducción de penas como los «bolets».

Los druidas han visto fracasar sus previsiones. O incompetentes juristas, o bisoños políticos. Puigdemont puede hacer naufragar al PSOE y a ERC a dos meses de las municipales y autonómicas y conseguir su objetivo: en Cataluña segar la hierba a ERC y en España poner puente de plata al PP para alcanzar el Gobierno, su sueño húmedo, porque un PP en Moncloa es garantía de excitar los ánimos en Cataluña. Recuerden que Puigdemont quería que sus diputados no votaran a favor de la moción de censura contra Rajoy. Quería a Rajoy de presidente, no a Sánchez.

Los que, en su momento, apostaban por explicar los indultos y reformar la sedición ahora gozan de la razón del tiempo. Hace un año y medio se hubieran aprobado las medidas –sin cesta de la compra y, por tanto, sin malversación– y se habría destensado Cataluña. Los ciudadanos habrían dado por amortizado el debate. Ahora los druidas lo han puesto sobre la mesa. Unos cracks como estrategas, sin duda.